lunes, 10 de diciembre de 2018

Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin, y yo

Este artículo se publicó originalmente en el número 11 de la revista SuperSonic, un especial dedicado a Ursula K. Le Guin. Lo reproduzco aquí gracias a la gentileza de Cristina Jurado, editora de la revista. Espero que os guste.

Antes de comenzar con este artículo, tengo que hacer una advertencia: esta no va a ser una reseña al uso. No, tachad eso. Esta no puede ser una reseña al uso. Y es que Los deposeídos es un libro que ha marcado mi vida, por lo que cualquier cosa que escriba sobre él ha de mezclar necesariamente lo personal con lo literario. Permitidme, pues, que me ponga en modo abuelito cebolleta por un momento y que os cuente una historia. Prometo volver a hablar de la novela de Le Guin en un momento. 

Corría el año 2000. Por distintos motivos, yo había dejado de leer ciencia ficción con la intensidad que lo había hecho en mi adolescencia. Seguía leyendo alguna que otra novela de vez en cuando, pero no estaba al tanto de las novedades y no era el género que más frecuentaba. 

Un día, un amigo me hizo llegar un enlace a una página web donde se mostraba una lista de los diez (por aquella época sólo eran diez) libros que habían ganado los tres premios más importantes de la ciencia ficción: el Hugo, el Locus y el Nebula. Le eché un vistazo y enseguida vi que entre ellos se encontraban varios que me habían fascinado en su día, como Cita con Rama o La voz de los muertos. Pero me di cuenta de que sólo había leído la mitad y eso hizo que me picara la curiosidad. Seguramente aquellas novelas que estaban en la lista pero yo no había leído aún debían ser tan fascinantes como las que sí conocía.

A los pocos días, me acerqué a una librería dispuesto a hacerme con los cinco libros que me faltaban. Para mi sorpresa, la mayor parte de ellos se encontraban descatalogados (un concepto que, por aquel entonces, ni imaginaba que existiera y que luego haría que me convirtiera en un asiduo de las librerías de viejo y de segunda mano) y sólo uno de ellos estaba disponible. ¿Adivináis cuál? Pues sí, curiosamente Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin. Y digo curiosamente porque luego este título sería el que habría de estar fuera de circulación en España durante bastante tiempo. Afortunadamente para mí, en aquel entonces pude hacerme fácilmente con un ejemplar y enseguida quedé fascinado con la novela. 

El libro me impactó de una manera increíble. Sabía que había leído relatos de Ursula K. Le Guin en aquellos volúmenes de Los Premios Hugo prologados por Isaac Asimov y editados por Martínez Roca, pero mi recuerdo de ellos era bastante borroso, así que no tenía muy claro qué esperarme de Los desposeídos. Posiblemente, eso hizo que me llegara mucho más. El lenguaje, los personajes, la ambientación… Todo hizo que volviera a descubrir la increíble sensación de leer un libro de ciencia ficción que te hace replantearte la forma en que la ves el mundo. 

Los desposeídos es una novela prácticamente perfecta en todos los sentidos. Formalmente, es impecable. El simbolismo del círculo (la marca de los odonianos), por ejemplo, está tan presente en todo el libro que conforma la propia estructura de la historia, que empieza y termina en el mismo punto mientras va alternando (girando, podríamos decir) entre los mundos de Urras y Anarres.

El worldbuilding es maravilloso. Ese contraste entre sociedades (que Le Guin tan maravillosamente sabía llevar a cabo) nos da la oportunidad de asomarnos por un momento a una utopía, pero una utopía ambigua (como bien apunta el subtítulo de la novela), lo que precisamente la hace más real y creíble. Las pequeñas contradicciones de los anarrestis, sus mezquinas luchas por el poco poder que pueden tener en una sociedad en la que nadie es dueño de nada, nos son tan familiares y cercanas que es imposible no pensar que algo así podría ser posible. 

¿Y qué podemos decir de sus personajes? Shevek, el protagonista, nos permite explorar tanto Urras como Anarres a través de los ojos de que quien no acaba de encajar ni en un sitio ni en otro, a la vez que somos testigos de sus propios conflictos y tensiones internos (además de regalarnos la mejor descripción que he tenido ocasión de leer en mi vida del placer desbordante del descubrimiento científico). Pero es que, incluso personajes que no aparecen en el libro, como la gran Odo, nos resultan cercanos a través de sus mensajes y enseñanzas. 

Como decía, Los desposeídos es un libro que me marcó profundamente y que puedo decir sin temor a exagerar que me cambió la vida. Tras leerlo, no sólo me puse frenéticamente a buscar más obras de Le Guin (y me quedé casi igual de fascinado, por ejemplo, con “Los que se alejan de Omelas”, que comento en otro punto de este mismo número de SuperSonic), sino que me reenganché con más fuerza que nunca a la literatura de ciencia ficción. Comencé a comprar libros y más libros y me integré de lleno en el fandom a través de páginas como la famosa Cyberdark (por supuesto, con el nickname de Odo). Tal fue mi obsesión con el libro, que durante unos meses compré varias copias y lo regalé a un montón de gente.  

Sin Los desposeídos, posiblemente mi vida ahora mismo sería muy distinta. No habría descubierto muchos libros que vinieron después y no habría conocido a mucha gente que ahora son casi como de mi familia. Y, desde luego, no estaría escribiendo estas líneas. Ese es el poder de la gran literatura, el poder de cambiar vidas para mejor. Y, desde luego, Le Guin tenía ese poder como muy pocas otras personas. 

Por todo ello, sólo puedo decir una cosa: Gracias, Ursula.   

3 comentarios:

  1. También es mi libro preferido. También lo he comprado y regalado varias veces. También creo que es un libro casi perfecto. Tambien uso nombres de personajes (shevek, takver, pilun) como claves o nicks. Y también descubrí que los mundos o sociedades perfectas estan llenas de personas que no lo son.
    En mi caso, hace ya mas de 30 años, leí planeta de exilio y a partir de ese libro compré todo lo que encontré de Ursula: Los desposeidos, La mano izquierda de la oscuridad, El nombre del mundo es bosque, las doce moradas del viento, la saga de Terramar, etc. Y a partir de esos libros descubrí el inmenso potencial de la ci-fi escrita por mujeres, que afortunadamente están cada vez más presentes en este género aportando cosas a este que los hombres no habían querido o sabido expresar.
    Gracias por el blog y como te dije en tu entrada de semi-despedida: ojalá renazcas en anarres.
    Y leedlo por favor, es de esos libros que jamás olvidas.

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  2. Muchísimas gracias por tu comentario, me ha encantado :)

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    1. De nada Odo.
      Aprovechar para decir que el cuento que mencionas “Los que se alejan de Omelas” es seguramente el mejor relato sobre ética política que yo haya leído. En unos minutos pasas del "yo quiero vivir ahí" al "yo también marcharía" para finalmente dudar de todo y plantearte cuantas similitudes existen con el mundo en que nos ha tocado vivir y a que estamos dispuestos o no a renunciar. Te golpea y te deja una marca indeleble que te hace estar pensando en ello durante toda la vida.
      Es Ursula en estado puro.
      Te leo.

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