miércoles, 6 de noviembre de 2019

Borja Bilbao reseña El pescador, de John Langan

Es un placer volver a contar con Borja Bilbao en Sense of Wonder, sobre todo si es para reseñar una de las novelas nominadas a los Premios Guillermo de Baskerville 2019 (organizados primorosamente, como cada año, por Libros Prohibidos): El pescador, de John Langan. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Borja sugiere leer esta reseña escuchando Moby Dick, de Led Zeppelin (YouTube, Spotify)

La añoranza por lo perdido, sea material o inmaterial, y el afán en buscar algo que sustituya ese hueco no físico que ha quedado en tu mente marca las principales líneas de El pescador. Uno de los comentarios más habituales cuando, de un día para otro, tu vida pierde sentido y tu brújula no es capaz de hacerte tomar ningún camino es que debes buscar un nuevo rumbo. Un nuevo objetivo en que ocupar tus pensamientos.

Abe, el protagonista de esta novela, encontrara en la pesca ese nuevo quehacer tras la muerte de su mujer poco después de casarse. Y junto a él su compañero de trabajo, Dan, quien recientemente perdió a su mujer e hijos en un trágico accidente de tráfico que aun visiona en cada cruce de caminos. La ausencia de derrotero por el que caminar por parte de ambos fuerza una relación que apenas va más allá de la mera formalidad y educación. Abe y Dan se suben a su coche buscando el mejor lugar donde pescar una buena pieza, en un intento de Abe por ayudar a su compañero. Dan no es inicialmente un gran admirador de esta actividad pero conforme se habitúa a ello se anima un poco más. 

Será durante el viaje al Arroyo del Holandés, lugar de múltiples leyendas que alimentan una truculenta historia, cuando paren a descansar en una estación de servicio donde el dependiente les interrogara sobre su destino y, tras su respuesta, les cuente una historia que en sí misma ya bien justifica una novela propia. 

El pescador son dos novelas en una. La historia que el camarero les cuenta no solo ocupa prácticamente la mitad del texto, sino que en sí misma contiene todos los elementos que uno puede esperar de una novela de terror. Su momento temporal difiere completamente del principal y cuenta la construcción de un embalse en las montañas cercanas a la ciudad de Nueva York con elementos sobrenaturales que nos traen recuerdos de películas del género recientemente aclamadas. Lo que sucedió en aquel lugar décadas atrás servirá para precipitar los acontecimientos del último tercio del libro donde la acción vuelve a hombros de Abe y Dan y el retorcido destino que les espera a ambos en el mencionado arroyo.

Cuenta Langan en la sección de agradecimientos que el libro le llevo más de una década escribirlo. Y esto tiene todo el sentido del mundo por cómo de cuidado esta un texto que sugiere y muestra a partes iguales, provocando rechazo e impresión según avanzan las páginas. Los elementos que nutren las dos historias de la novela son clásicos: monstruos, dioses, fantasmas, brujería, persecuciones raciales y religiosas, etc. Sin embargo, Langan nos lleva de unos a otros sin apenas dejar descanso al lector. Cuando, como lector, paras y repasas el último puñado de páginas leídas resulta impresionante la cantidad de piezas que han ido encajando en una historia tan completa. 

Con esto, cabe decir que El pescador no es una lectura fácil ni de rápida digestión. Sin apenas diálogos pero con una alta carga descriptiva, la novela requiere cierta atención y seguimiento de los acontecimientos donde, para completo disfrute, está prohibido avanzar página sin haber asimilado lo que el texto te ofrece. Esto no será bien recibido por todos los lectores pero a la vez le da identidad propia al relato. Un texto que, dicho sea de paso, cuenta con una espectacular traducción por parte de Alberto Chessa.

La editorial Biblioteca de Carfax nos trae a España el premio Bram Stoker de 2016. Una novela que gracias a una detallada narración ofrece una historia con todos los elementos de terror que uno puede esperar, encajados durante la mayor parte del texto con acierto, otros no tanto, dejando una lectura que para mí ha sido algo irregular en ritmo pero abrumadoramente evocadora en lo imaginativo. Por eso, y por ser una novela fuera de lo habitual, ya merece una oportunidad de ser disfrutada. El viaje al Arroyo del Holandés no os dejara indiferentes. Si sobrevivís. 

1 comentario:

  1. Muchas gracias, Borja, por esta lectura inteligente y cómplice que ofreces de "El Pescador". Te aseguro que traducir esta novela fue una experiencia sobrecogedora... en múltiples sentidos. Ojalá sean muchos los que sigan mordiendo el anzuelo de esta gran novela.

    Un saludo,

    Alberto Chessa, el traductor al español de "El Pescador"

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