jueves, 16 de abril de 2015

A Darkling Sea, de James L. Cambias

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Abyss, de Ivan Nasini (Spotify, YouTube). 

Aunque ha pasado ya un tiempo desde que terminé de leer A Darkling Sea, la novela de debut de James L. Cambias, aún no tengo totalmente claro qué es lo que opino de este libro. Y es que tengo sentimientos muy encontrados entre sus grandes aciertos y una sensación global de que este libro podría haber sido mucho más de lo que finalmente es. 

El inicio de la novela difícilmente podría ser mejor. No sólo por un primer párrafo memorable:
By the end of his second month at Hitode Station, Rob Freeman had already come up with 85 ways to murder Henri Kerlerec. That put him third in the station’s rankings—Josef Palashnik was first with 143, followed by Nadia Kyle with 97. In general, the number and sheer viciousness of the suggested methods was in proportion to the amount of time each one spent with Henri.
sino porque todo el primer capítulo es estupendo. Una pequeña historia de primer contacto que llamaré diferente para no hacer ningún spoiler, contada con ritmo y sentido del humor y un final impactante. Podría haber sido perfectamente un fantástico relato corto independiente. 

Por desgracia, el resto de la novela no mantiene el nivel de este fantástico comienzo, aunque tiene sus virtudes. La mayor de ellas es, sin duda, el interesante world-building, en el que destaca especialmente la raza alienígena de los Ilmatarans. Adaptados a la vida en en las simas marinas, estos extraterrestres carecen de sentido de la vista, por lo que perciben el mundo principalmente mediante el sonido. Evidentemente, esto, unido al ambiente hostil de las profundidades marinas, tiene un impacto decisivo en el tipo de sociedad que desarrollan. Y ahí es donde Cambias hace un gran trabajo: la descripción del mundo de esta exótica especie alienígena es extremadamente interesante y casi justifica por sí misma la lectura de la novela. 

En cuanto al planteamiento, A Darkling Sea me ha recordado en muchos momentos a algunas de la novelas de la CF hard clásica, especialmente a Misión de gravedad, de Hal Clement. Una aventura en un entorno extremo que requiere la colaboración entre los humanos y la especie nativa y en la que, en este caso, interviene una tercera raza, los Sholen, enemigos jurados de los terrícolas. Aquí es donde la cosa empieza a flojear, porque todo resulta un poco simplista, previsible y hasta maniqueo: buenos muy buenos, malos muy malos, adversidades que parecen insuperables y protagonistas dispuestos a los mayores sacrificios para poder superarlas. 

La novela es de fácil lectura y de ritmo ágil, por lo que la recomendaría como plato ligero entre obras más sesudas o para un periodo vacacional en el que no os apetezca hacer demasiados esfuerzos intelectuales. Pero no puedo evitar quedarme con la sensación de que la interesante ambientación ameritaba una historia más elaborada y unos personajes con (muchos) más matices. 

En cualquier caso, y a pesar del sabor agridulce, no me arrepiento de haber leído A Darkling Sea. Me ha servido para descubrir a un autor prometedor y creo que le daré más oportunidades, especialmente si publica alguna historia más en este mismo universo, cosa que parece bastante probable en vista de algunos de los acontecimientos de los capítulos finales del libro. Espacio para la mejora hay, por lo que si mantiene los aciertos de esta primera novela y trabaja más el resto de aspectos, podemos esperar grandes cosas de James L. Cambias.

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