Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando London Calling de The Clash (Spotify, Youtube)
El principal problema de la novela es, con diferencia, el personaje principal. El capitán Jim Wedderbun, pese a lo que cabría esperar, carece completamente de carisma y de iniciativa. Casi toda la historia de Dream London está compuesta por cosas que le pasan a Wedderburn en lugar de cosas que hace Wedderburn. La novela es, en realidad, una sucesión de escenas en las que el capitán es un personaje estático. Llega un personaje secundario, hace o dice algo, se marcha y es sustituido por otro personaje secundario. Mientras tanto, Wedderburn no toma decisiones, no influye en la historia y apenas interactúa con su entorno. Hay un momento, hacia la mitad de la novela, en el que parece que se va a producir un cambio en esta actitud. Pero ni así. El desenlace de la trama, que además es bastante absurdo, se desarrolla sin que Wedderburn tenga arte ni parte en él.
Se puede pensar que Ballantyne pretende hacer de este personaje una metáfora de la inacción, del personaje arrastrado por el destino. De hecho, se puede pensar que todo Dream London es una metáfora de los cambios que nos superan, del capitalismo que nos reduce a meros consumidores pasivos, de los poderes fácticos que nos convierten en elementos sin importancia dentro del sistema. No es mala idea. Pero me temo que narrativamente no funciona. La trama es inconexa y no consigue interesar al lector, que se cansa de ver pasar página tras página tras página sin que suceda prácticamente nada y sin que Wedderburn se defina como la pieza de vital importancia que todos los demás personajes parecen creer que es.
Tampoco funciona demasiado bien el telón de fondo escogido por el autor, ese Londres que se desmorona, que se transforma en un lugar onírico, en el que todo puede suceder. Hay algunos momentos brillantes, sí, como la descripción del Egg Market o, en menor medida, algunas de las partes que transcurren en Angel Tower. Pero, en general, las posibilidades de la ciudad como lugar fantástico y sorprendente están desaprovechadas y la novela palidece ante, por citar un ejemplo cercano en el tiempo y con el mismo escenario, la imaginación de China Miéville en Kraken.
El libro no carece, sin embargo, de virtudes. El inicio de la novela es brillante en su extrañeza. Algunos de los personajes secundarios son auténticamente memorables (destacaría, especialmente, a Honey Peppers y a Mister Monagan). La portada de Joey HiFi es espectacular. Y hay ciertos momentos en los que la prosa de Ballantyne es realmente maravillosa. Mi favorito es, sin duda, cuando uno de los personajes decide hablar de forma deliberadamente aliterada, con frases como:
A little convivial company and conversation over comestibles?
o
A pretty pair of pals in this pale pedestrian precinct!
Todo ello es, por desgracia, insuficiente para rescatar una historia en la que fallan dos de los puntales fundamentales: la trama y el personaje protagonista. Me es imposible, pues, recomendar Dream London, ni siquiera a los fans más acérrimos de la fantasía urbana. Aún así, sigo pensando que Tony Ballantyne tiene suficiente talento como para hacerlo mucho mejor que en esta novela y estoy deseando darle otra oportunidad con Twisted Metal, la primera entrega de una serie que me parece más que interesante.
Es verdad que la portada quita el hipo. Joey Hi-Fi tiene un dominio pasmoso del blanco y negro.
ResponderEliminar¿Has visto las que ha hecho para los libros de Nnedi Okorafor? Son alucinantes: http://darkwolfsfantasyreviews.blogspot.com.es/2013/11/cover-art-lagoon-who-fears-death-french.html
ResponderEliminarMe parece que voy a dejar pasar esta lectura, al menos por un tiempo. Además, tengo el Londres de Mieville demasiado fresco en la memoria. La comparación no le haría bien, por lo que leo en tu crítica. Impresionantes las portadas de Hi-Fi.
ResponderEliminarCreo que no te perderás nada. La verdad es que esperaba mucho más de Ballantyne y ha sido una pequeña decepción.
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