jueves, 2 de agosto de 2018

Pablo Bueno reseña El viento soñador y otros relatos, antología seleccionada por Mariano Villarreal

Hoy, Pablo Bueno nos trae la reseña de El viento soñador y otros relatos, una antología seleccionada por Mariano Villarreal, que a Pablo le ha parecido excelente. ¡Espero que os guste la reseña!

Banda sonora de la reseñaPor los cambios que se producen a lo largo de la canción, igual que a lo largo de esta antología, Pablo Bueno sugiere leer esta reseña escuchando Afraid to Shoot Strangers, de Iron Maiden (Spotify, YouTube).

A lo largo del año hay fechas señaladas y cada uno tenemos nuestras preferidas. Cumpleaños, aniversarios, festividades, vacaciones… y, para muchos, el momento en que la nueva antología de Mariano Villarreal llega a nuestras manos. Y es que ya son unas cuantas ediciones las que lleva a sus espaldas (¿nueve? ¿Es posible que haya contado bien?) y el nivel, lejos de decaer, parece consolidarse si no aumentar en cada ocasión.

En este sentido, creo que es muy de agradecer el hecho de que Mariano vaya probando distintas opciones, como en la pasada Dark Fantasies, que nos presentaba una serie de relatos de fantasía oscura que a muchos nos entusiasmó. Y, por supuesto, los autores tenemos una deuda incluso más importante debido al esfuerzo que hace continuamente por tratar de dar visibilidad a las voces que escriben género en español.

En esta ocasión, la propuesta pasa por dos volúmenes: El viento soñador y otros relatos, en el que está algo más presente la vertiente fantástica del género, y Ciudad nómada y otros relatos, que sigue la línea de ciencia ficción contemporánea más habitual en las selecciones de Mariano. Hoy hablaremos solo del primero.

Los que ya hayáis leído alguna de las antologías de la serie Nova Fantástica sabréis que, a menudo, las propuestas internacionales que nos ofrece suelen contar con avales como premios o candidaturas del más alto nivel. No obstante, hay que señalar que para que una recopilación de este tipo funcione hay algo incluso más importante y es el olfato del antólogo que la coordina. Con frecuencia, suele ser incluso mejor brújula que los premios para llegar a buenos relatos. En esta ocasión tampoco falla, sobre todo con algunas de las propuestas escritas en nuestra lengua, que están a un nivel sorprendente aunque no cuenten con galardón alguno. 

Creo que a estas alturas ya se habrá entendido que El viento soñador y otros relatos me ha entusiasmado. Sin duda es una magnífica antología en la que cada propuesta resulta, como poco, interesante. Para mí ha sido una lectura de cinco estrellas que he disfrutado de lo lindo, así que voy a comentar algunos de los relatos que más me han llegado:

“La concubina y el bárbaro”, de Rodolfo Martínez, continúa la línea que ya marcó La canción de Belit, esto es, muy a grandes rasgos, tomando los espacios que quedan entre los escritos de Howard para ampliar la historia del popular cimerio. En este caso, nos encontramos con un Conan ya asentado como rey, en su madurez. Pero es que uno de los principales atractivos, que no el único, es que la temática gira en torno a su relación con Zenobia, la que será su esposa. De este modo encontramos un relato alejado de las habituales aventuras del bárbaro y centrado en aspectos que nunca (al menos que yo recuerde) se han tratado de forma aislada y con esta profundidad. Mención aparte, como sucedía en la novela que citaba anteriormente, para el tono que adopta el autor, mimetizándose con unos originales que poco a poco se aproximan al siglo de antigüedad.

Pratt suele ser sinónimo de calidad y, en este caso, con “Siegaespectros”, lo encontramos en su faceta más divertida. Solo diré unas palabras de los primeros párrafos: hombre que intenta suicidarse y persona/cosa/ser que se lo impide. A partir de ahí, abróchense los cinturones y disfruten de los loopings. Me lo he pasado genial con él, sobre todo por lo original de la propuesta, por lo absurdamente divertidos que son algunos de sus pasajes y por la inteligencia de Pratt para tejer la trama, el nudo y el desenlace de la historia. Qué bien conoce su oficio este hombre.

En “Las cadenas de la casa de Hadén”, Ferrán Varela nos presenta un relato ambientado en lo que podríamos entender como un territorio oriental seudofeudal con toques fantásticos (¿un japón reinterpretado, quizá?) no tanto por el contenido como por el tono. Aunque la temática no suele llamarme especialmente la atención, lo cierto es que el relato está muy bien hilado y nos mete de lleno en los pensamientos del protagonista, aportando además una historia con diversas lecturas y más profundidad de la que parece en un primer momento.

Ojo también a la propuesta de Abel Amutxategi, “Rosa de Navidad”, en la que el autor se desprende de su disfraz de humorista para traernos una propuesta muy impactante en la que se analiza cómo evoluciona la relación de una pareja cuando una pandemia los obliga a convivir en condiciones complicadas. No quiero decir mucho más para no desvelar más de la cuenta, solo que mantiene con gran solidez la tensión y la incertidumbre hasta el final.

Jeffrey Ford ya es un viejo conocido para todos los que sigan el imprescindible blog Cuentos para Algernon. Y, aunque todavía falta mucha de su obra por traducir, en esta antología encontramos “El viento soñador”, que tiene pasajes hermosísimos, sobre todo al verlo a la luz de la metáfora que, quizá, intenta trasladarnos. Reconozco que es un relato que me ha tocado la fibra aunque por momentos no fuera capaz de racionalizar el porqué. 

“En la isla”, de José Jesús García Rueda, encontramos un soberbio relato de una fantasía elegante, ambigua y de una calidad literaria sin cuestión. Sin ser la vertiente del género que más me llama, reconozco que me ha mantenido concentrado en el discurso y disfrutando de un modo muy cerebral de lo que iba sucediendo y las posibles implicaciones.

“El naturalista”, de Maureen F. McHugh es, sin duda, uno de los relatos que más he disfrutado. Por fresco, por descarnado, por provocador y por la crítica feroz que nos lanza a la cara. Básicamente, el protagonista se encuentra en una reserva zombie a la que trasladan también a algunos condenados. El relato resulta muy interesante per se, pero alcanza un disfrute especial si lo miramos a través de la locura del protagonista o de lo implacable que puede ser la naturaleza, desconocedora generalmente de la dicotomía bueno/malo. También, como decía antes, de la crítica social.

En definitiva, El viento soñador y otros relatos nos ofrece una antología de un nivel altísimo en la que hay que señalar el excelente trabajo realizado por los traductores y por Julie Dillon, la artista de las soberbias portadas.

1 comentario:

  1. Gracias por esta excelente reseña, Pablo. Y a Elías por publicarla. Ahora ya toca preparar el siguiente volumen :-)

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