Banda sonora de la reseña: Recomiendo leer esta reseña escuchando Book of Dreams de Suzanne Vega (Youtube, Spotify)
Me encantan los libros. Me encanta leerlos. Me encanta hablar de ellos. Pero también me encanta cazarlos. Rastrearlos, perseguirlos, acorralarlos. Puedo pasarme horas mirando sinopsis en Internet, comparando precios entre distintas tiendas, dilucidando el orden de lectura de una serie publicada hace veinte años y que ahora tres editoriales diferentes han reeditado parcialmente y con títulos distintos. No disfruto tanto como cuando leo. Pero casi. No en vano soy miembro fundador de la secta asociación de Los Conseguidores.
Por eso, me llama poderosamente la atención cualquier libro que contenga elementos metaliterarios. De "La biblioteca de Babel" deDaredevil Borges a The Know-it-all de A.J. Jacobs; de El mapa del tiempo de Félix J. Palma a La biblioteca de Zoran Zivkovic. Así, cuando hace unos años estaba haciendo tiempo en la librería de un centro comercial y vi un libro titulado La ciudad de los libros soñadores, tuve que pararme y echarle un vistazo. No conocía de nada al autor (Walter Moers) pero la cuidada edición, las preciosas ilustraciones y el subtítulo de la obra (Un fantástico viaje al mágico reino de la literatura) hicieron que me quedase un buen rato hojeándolo y, después, un rato aún mayor pensando en el libro.
Ya en casa, busqué más información y encontré la página de promoción que la editorial Maeva había preparado. Entre otras cosas, se incluía el siguiente extracto, que me cautivó completamente:
Por eso, me llama poderosamente la atención cualquier libro que contenga elementos metaliterarios. De "La biblioteca de Babel" de
Ya en casa, busqué más información y encontré la página de promoción que la editorial Maeva había preparado. Entre otras cosas, se incluía el siguiente extracto, que me cautivó completamente:
Taron Trekko corría el riesgo de morirse de hambre, y eso en una ciudad que pululaba de restaurantes y gente con ganas de divertirse. Sin embargo, descubrió rápidamente con qué se podía ganar en Bibliópolis mucho más dinero que haciendo jueguecitos para borrachos: con libros raros. Llegar a esa conclusión no tuvo nada de difícil, porque allí casi todo el mundo vendía libros. Sin embargo, había un tipo de ejemplares especialmente raros para los que siempre había una gran demanda. Eran los libros de la Lista Dorada.
Los libros reunidos en esa lista no se podían comprar en ninguna librería de viejo de Bibliópolis. Sólo muy rara vez aparecía realmente alguno de ellos y era adquirido enseguida en subasta por algún coleccionista rico: eran leyendas que por todas partes suscitaban la codicia, parecidas a las de los diamantes gigantes de la Fortaleza de los Dragones. Entre esos libros estaban El libro sangriento, Las maldiciones de los demonios de Nokimo Norken o el Manual de los gestos peligrosos... y algunos centenares de títulos más. Un tipo especial de aventureros – los llamaban cazadores de libros – se había especializado en buscar esas obras valiosas en las entrañas de Bibliópolis y sacarlas a la superficie. Algunos de ellos habían sido contratados por coleccionistas o libreros, otros buscaban por su cuenta. Las recompensas ofrecidas por la consecución de los libros de la Lista Dorada eran tan astronómicas que encontrar un solo ejemplar podía hacer rico a un cazador de libros. Era una profesión peligrosa, la más peligrosa de toda Bibliópolis. La búsqueda de un libro desaparecido quizá os parezca, mis audaces compañeros de viaje, una aburrida ocupación de un librero gagá, pero allí en los abismos de la misteriosa ciudad conllevaba más riesgos mortales que la caza de escorpiones de cristal en las grutas de la Garganta de los Demonios.
Como podéis imaginar, corrí a comprar el libro y lo devoré en unos pocos días. Y me gustó aún más de lo que esperaba.
Es verdad que La ciudad de los libros soñadores es un libro juvenil. Incluso, por temática, algunos fragmentos casi rozan la literatura infantil. Sin embargo, no es menos cierto que es una novela que un adulto puede disfrutar. Incluso más que el público al que supuestamente va dirigido. Las continuas referencias literarias y, sobre todo, la maravillosa forma de narrar la historia de la que hace gala Moers convierten a esta novela en una lectura absolutamente deliciosa. No puedo recomendarlo suficientemente, sobre todo a los amantes y apasionados de la literatura, las bibliotecas y las librerías de viejo.
Me he decidido a traer al blog este libro porque, aunque en alemán está disponible desde el año pasado, es en estas fechas cuando se publica en inglés su segunda parte: The Labyrinth of Dreaming Books. Me bastó leer unas pocas páginas del avance para recordar las maravillosas sensaciones que me provocó La ciudad de los libros soñadores y me faltó tiempo para empezar a cazarlo, hasta que conseguí que estuviera en mi poder (inicialmente hice un pre-order en Amazon, pero luego descubrí que en Kobo ya estaba disponible y que con cupones de descuento salía incluso más barato). En realidad, es un libro que al que le tengo tantas ganas que he hecho algo que no suelo hacer nunca: he reorganizado todas mis otras lecturas para intentar leerlo cuanto antes. No veo la hora de sumergirme de nuevo en la ciudad de Bibliópolis (aunque ahora tenga que llamarla Bookholm) y de soñar otra vez con los libros que la habitan.
Cuando te haces una reseña tienes una capacidad por explotar de hablar con cariño de los libros.
ResponderEliminarMe has convencido. Lo leeré.
A rebuscar en la pila; sé que está en algún sitio.
ResponderEliminarY no taches el término, "secta" define perfectamente a Los Conseguidores.
¡Joé! ¿Hay una Lista de libros buscados y todo? Este (estos dos) lo(s) tengo que conseguir y leer. Nobleza obliga.
ResponderEliminarCagafo: Gracias :) No sé si la reseña es buena o no, pero pasional lo es un rato largo. Creo que te gustará el libro. Espero tu opinión.
ResponderEliminarJosé M.: Merece la pena buscar en la pila, en mi opinión. Sobre lo de secta... ;)
Antonio: Este libro ya os lo había recomendado a Los Conseguidores incluso citando este mismo párrafo. Te va a encantar :)
A mí me gustan las reseñas pasionales y lo bueno de tener un blog es poder tener la libertad de escribirlas como a uno le salga, en vez de ceñirse a los rigores (mortis) académicos. Te lo digo yo, que Teoría de la Literatura me formateó el cerebro y he tenido que desaprender mucho. Decía hace tiempo Camille Paglia que con tanto postestructuralismo al final se terminaba hablando de todo menos del libro y tiene mucha razón. Los blogs han recuperado esa parte.
ResponderEliminarPero vaya, que me sale la vena gafapasta y yo lo que venía a decir es que desde luego a mí me han entrado muchas ganas de leerlo después de leer la reseña y espero que eso suceda antes de la próxima reencarnación :)
Gracias, Silvia. Creo que es un libro que te gustará especialmente :) Ya nos contatás.
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