Las puertas del infinito, de Víctor Conde y José Antonio Cotrina

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Apeiron, de Raintime (Spotify, YouTube).

Estoy bastante acostumbrado a publicar reseñas en las que voy en contra de la opinión mayoritaria. Por ejemplo, fui incapaz de terminar libros que parece que han gustado a todo el mundo, como The Martian, El nombre del viento o, muy recientemente, Relojes de hueso. Sin embargo, lo que no suele ser tan habitual es que a mí me guste un libro que ha recibido críticas... poco entusiastas. 

Este es el caso, curiosamente, de Las puertas del infinito, un libro escrito a cuatro manos por Víctor Conde y José Antonio Cotrina y al que tenía ganas desde que se anunció su publicación a finales del año pasado. Sin embargo, llegado el momento del lanzamiento empezaron a aparecer reseñas y opiniones no demasiado positivas, gente que dejaba el libro a la mitad... y mis ánimos se enfriaron. 

Por fortuna, tuve la oportunidad de conseguir el libro hace unas pocas semanas y decidí hacer caso omiso de las advertencias y darle una oportunidad: la sinopsis me seguía pareciendo atractiva, Cotrina es uno de mis escritores favoritos y de Víctor Conde aún guardaba el buen recuerdo de Ecos, todo ello factores que equilibraban las poco halagüeñas opiniones que había leído. Y la verdad es que el libro me ha gustado mucho e incluso en partes me ha entusiasmado.

Es cierto que la premisa (la posibilidad de saltar entre universos paralelos mediante portales mágicos) no es especialmente original y el libro recuerda, por su ambientación y temática, a obras como "La casa del doctor Pétalo", de César Mallorquí, Evenmere, de James Stoddard, o Planesrunner, de Ian McDonald, por citar sólo algunas que se me vienen en este momento a la mente. Pero la ejecución de la idea por parte Conde y Cotrina, sobre todo en la primera mitad de la novela, es excelente, llena de sorpresas, aventuras y de una desbordante y asombrosa imaginación.

Para mí ha sido todo un placer acompañar a Rebeca y Riddly en sus saltos a través del multiverso, descubriendo en cada capítulo nuevos mundos, nuevos artefactos, nuevos monstruos y nuevas maravillas. Me lo he pasado estupendamente recorriendo el escenario que han creado Conde y Cotrina y que en estos primeros capítulos nos presentan con un ritmo ágil y un regusto a fantasía clásica que me ha encantado.  

Llegada la mitad del libro, y a raíz de una serie de acontecimientos de la trama, el libro cambia ligeramente de tono. La narración se vuelve más sombría y compleja, el estilo menos elegante y más barroco. Este giro se intuía desde unos cuantos capítulos atrás y es consecuencia de la evolución natural de la trama, pero he decir que, personalmente, prefiero esa primera mitad de la novela, más optimista y brillante, aunque también haya disfrutado de esta segunda parte y, sobre todo, de la conclusión, que cierra más que adecuadamente todos los frentes abiertos.

En cuanto a aspectos negativos, además de ese cambio de estilo al que acabo de hacer referencia, sí que me ha parecido que algunos elementos no acaban de ser aprovechados del todo. Me refiero, por ejemplo, a la partida de ajedrez entre Napoléon y El Turco. Siendo aficionado a este deporte, esperaba, quizá ingenuamente, que el juego tuviera una relevancia mayor en el avance de la trama, pero al final se queda en una mera anécdota vistosa. 

En definitiva, una novela que me ha sorprendido muy gratamente, especialmente en su primera mitad, que me ha parecido excelente. En vista de las mayoritariamente negativas reseñas y opiniones, rompo una lanza en favor de Las puertas del infinito, una novela de fantasía ágil y llena de imaginación que pienso que merece la pena leer.