lunes, 24 de julio de 2017

The Lie Tree (El árbol de las mentiras), de Frances Hardinge

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Little Lies, de Fleetwood Mac (Spotify, YouTube). 

Frances Hardinge es una escritora de literatura juvenil con un considerable bagaje a sus espaldas. Ha publicado un total de siete novelas desde 2006 y ha sido nominada a y ganado premios como los Kitschies, el Branford Boase, el Carnegie Medal, el Guardian o el Costa. A pesar de ello, reconozco que su nombre ni siquiera me sonaba hasta que hace unas semanas Cristina Macía me recomendó su obra. Intrigado, eché un vistazo a sus novelas y me llamó especialmente la atención The Lie Tree, recientemente publicada en español por la Editorial Bambú. Tras leerla, y a pesar de algunos problemas que luego comentaré, me parece una novela cuando menos notable. 

Lo primero que llama la atención de The Lie Tree es la maravillosa prosa de la que hace gala Hardinge. No es solo que la autora consiga dar con el tono perfecto para la historia que quiere contar, una mezcla entre lo ominoso del clásico de Henry James Otra vuelta de tuerca y lo opresivo de la rigidez social de las obras de Charlotte Brontë o Jane Austen. Es que además casi cada línea es una pequeña joya, perfectamente construida para conseguir el mayor impacto. Podría poner como muestra el inicio de la novela ("The boat moved with a nauseous, relentless rhythm, like someone on a rotten tooth") entre otras muchas frases (¿qué me decís de "Dead people bled silence", por ejemplo), pero voy a quedarme con una metáfora que me ha parecido simplemente sublime: "Faith could see the older girl's curiosity unsheathing itself like a cat's claw".

Pero The Lie Tree no es únicamente una novela hermosamente escrita. A pesar de ser una obra dirigida al público juvenil, Hardinge aborda muchos temas que sin duda resultarán de interés para lectores más maduros. Por un lado, el libro tiene una vocación claramente feminista. La protagonista, la joven Faith, se encuentra con multitud de impedimentos y prejuicios cuando quiere desarrollar su vocación como naturalista por el simple hecho de ser mujer. Por otro, el enfrentamiento entre ciencia y religión, entre creencia y razón, es patente en toda la obra. Además, Hardinge explora lúcidamente las relaciones familiares y sociales, los conflictos de lealtades y las consecuencias de la búsqueda de venganza y de la difamación, entre otras muchas cosas. 

Por si todo esto fuera poco, la trama poco a poco se va centrando en un misterio que cobra interés en cada página. La información está muy bien medida y dosificada, y pequeños detalles que parecen carecer de importancia en un principio al final van encajando con otros para revelar una visión mucho más amplia. También es muy interesante cómo Faith va evolucionando según se involucra más y más en su investigación, tomando decisiones que luego no tienen las consecuencias esperadas y enfrentándose a dilemas morales de difícil solución. 

Sin embargo, como decía más arriba, no todo es perfecto en la novela. El ritmo, por ejemplo, se me antoja excesivamente moroso, sobre todo al principio. Una recomendación que haría al futuro lector del libro es que no lea la sinopsis que se aporta en la contraportada, porque en ella se revelan acontecimientos que no suceden hasta casi mediada la historia, algo que hace que esa primera parte parezca aún más lenta. Además, y esto ya es una cuestión más de mi idiosincrasia y mis preferencias como lector, el elemento fantástico es, relativamente, de reducida importancia en el esquema global del libro, algo que me ha decepcionado un poco porque precisamente era el punto que más me atraía al comenzar la lectura. 

Pese a estos problemas, The Lie Tree ha sido un libro con el que he disfrutado mucho y que me ha servido para descubrir a una autora, Frances Hardinge, que escribe de maravilla. Si no os importa que el ritmo sea pausado y que los elementos sobrenaturales sean un tanto secundarios, os recomiendo que le deis una oportunidad porque es una novela que tiene muchísimo que ofrecer, tanto a jóvenes como a adultos.

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