lunes, 29 de abril de 2019

Esteban Bentancour reseña Exhalation, de Ted Chiang

¿Puede haber algo mejor que contar con una nueva colección de relatos de Ted Chiang? Pocas cosas, desde luego, pero una de ellas es contar con una nueva colección de relatos de Ted Chiang... y que el gran Esteban Bentancour la reseñe para nosotros con su habitual profundidad y acierto. ¡Espero que os guste!

Todavía recuerdo mi primer acercamiento a La historia de tu vida, de Ted Chiang. Fue hará unos diez años, en el estand de Alamut y Bibliópolis de la feria del libro de Madrid. Recuerdo que me lo recomendaron junto a Los tejedores de cabellos, de Andreas Eschbach, y que, aquella vez, me terminé decantando por la novela. Sin embargo, el libro de Eschbach me gustó tanto que el año siguiente —por mera asociación— fui hasta el estand de la feria a por La historia de tu vida. Y así volví a leer una maravilla.

La portada de aquella edición —con el ángel, la pirámide y la taza— sugería un contenido más cercano a la fantasía que a la ciencia ficción, pero al poco de empezar a leerla descubrí un relato de ciencia ficción hard digno de Greg Egan. Su premisa era la siguiente: ¿qué sucedería si se tuviese la prueba de que las matemáticas carecen de sentido? La genialidad de Chiang en «Dividido entre cero» (ese es el título del relato) consiste en elegir como protagonista a la matemática que la ha descubierto para analizar las consecuencias emocionales (no científicas) de su desarrollo conceptual.

Lo mismo puede decirse de «La historia de tu vida», el relato que da título a la colección y que hoy es ampliamente conocido gracias a Arrival, la magnífica película de Denis Villeneuve.

Sin embargo, partir de conceptos abstractos para trasmitirnos emociones no es la única estrategia que puede verse en su antología. En lo que respecta a la ciencia ficción, Chiang también se desplaza en sentido contrario.

Un buen ejemplo de esto es «¿Te gusta lo que ves? (Documental)», el relato que cierra el libro. Además de emplear el recurso de «la historia oral» (adelantándose, por ejemplo, a Guerra Mundial Z, de Max Brooks) y de centrarse en la transformación social que genera un avance tecnológico (y no en el avance propiamente dicho), su estructura fragmentada y polifónica le permite conceptualizar —contraponer puntos de vista— sobre un tema tan emocional como el «efecto halo». En pocas palabras, Ted Chiang no solo consigue emocionarnos partiendo de conceptos, sino que logra extraer conceptos analizando emociones.

Sumada a esas dos estrategias, el libro desarrolla una tercera que también me sorprendió: aborda la fantasía con un enfoque científico. Y con «enfoque científico» no me refiero al propuesto por Brandon Sanderson en sus «Leyes de la Magia» —quien recomienda que se definan una serie de reglas para los «sistemas de magia» y que luego se sigan y exploren como si fuesen leyes físicas—; a lo que me refiero es a partir de la base de que ciertas aseveraciones religiosas o mitológicas han sido demostradas científicamente y explorar, desde esa premisa, el tipo de sociedad, ciencia y tecnología que ese hecho produce. Es el caso del relato «Setenta y dos letras» y, muy especialmente, de «El infierno es la ausencia de Dios»… del que volveré a hablar más adelante.

La historia de tu vida me gustó tanto que, cuando me enteré hace unos meses de que Ted Chiang iba a sacar una segunda antología, la apunté entre los imprescindibles del año…; así que podrás imaginar cuál fue mi sorpresa cuando Elías me propuso pasarme un avance editorial para que escribiera este artículo. Eso sí, el hecho de que aún no haya sido publicada me impone un par de condiciones que modificarán, en parte, el modo en que suelo escribirlos.

La primera es que no puedo extraer citas y, por tanto, no podré darte ejemplos de aquello que comentaré. Y la segunda es que, obviamente, tengo que ser más cuidadoso que nunca con los spoilers, así que no podré dar demasiados detalles sobre las historias en sí, ni profundizar en temas que pudiesen revelar sus giros.

Es por eso que he empezado con esta larga introducción sobre las estrategias narrativas de Ted Chiang, porque los relatos y novelas cortas contenidos en Exhalation expanden y destilan su estilo inicial. Al margen de que pueda gustarte más o menos, lo que es indudable es que en su nueva antología se percibe una evolución. Así que, teniendo en cuenta esas estrategias, empecemos a hablar de sus historias.




THE MERCHANT AND THE ALCHEMIST’S GATE

Que Chiang haya elegido este relato para iniciar su antología es una especie de guiño a su colección anterior.

La historia de tu vida se abría con «La torre de Babilonia», un cuento situado en un entorno legendario y profundamente evocador. Y si bien aquel relato se basaba en la mitología hebrea, contenía un componente mecanicista que lo dejaba a medio camino entre la fantasía y una «particular» ciencia ficción; el enfoque científico de la fantasía del que hablé anteriormente.

En «The Merchant and the Alchemist’s Gate», el entorno legendario evocado por Chiang es el de Las mil y una noches —tanto en su escenario como en su estilo— y su componente de ciencia ficción, siendo aún «particular», es mucho más evidente: una serie de historias sobre viajes en el tiempo que nos hablan —por primera, pero no última vez— sobre el determinismo y el libre albedrío.

En una mítica Bagdad («ciudad de paz», según el relato) un mercader conoce a un alquimista que le presenta un artefacto asombroso: un portal que permite trasladarse veinte años hacia el futuro (si se cruza de derecha a izquierda) o veinte años hacia el pasado (si se cruza de izquierda a derecha). (Que el sentido del cruce se corresponda con el de la escritura árabe es un detalle magnífico).

Partiendo de esa premisa, y al estilo de los cuentos orientales, Chiang nos relata cuatro historias de viajes en el tiempo, dos hacia el futuro y dos hacia el pasado.

No puedo decir nada más sin estropearte la sorpresa, pero su reflexión sobre el único modo de cambiar el pasado es de una sensibilidad desbordante.



EXHALATION

Sé que este relato ha sido publicado en español en la revista Cuásar nº 50/51, pero yo no lo había leído, así que este fue mi primer acercamiento a «Exhalation». Y me alegro que haya sido así porque su baza más importante es la sorpresa. No tanto por la historia como por su ambientación. «Exhalation» podría adscribirse perfectamente al new weird. Bastan unas páginas para darse cuenta que nos hallamos ante una sociedad posthumana. De hecho, su enfoque me recordó al de «Seres de arena y escoria», de Paolo Bacigalupi, por el naturalismo con el que describe la humanidad remanente en organismos modificados. La diferencia reside en que la estética biopunk del relato de Bacigalupi es sustituida, en este, por una steampunk.

Para profundizar en este argumento (cosa que me encantaría) tendría que destripar el relato, así que, en lugar de hacerlo, enunciaré algunos de los temas que aborda: la memoria y nuestro vínculo con el pasado; el límite entre lo robótico y lo humano; la certeza de la muerte; el estado fundamental como destino inevitable; la posible existencia del multiverso; el legado de las civilizaciones…

Al tiempo que los he ido citando, yo mismo me he preguntado cómo ha podido hilvanar tal variedad de temas —y de semejante calado— en un único relato. Porque lo cierto es que lo consigue, y el resultado es conmovedor.

No es casual que «Exhalation» haya ganado los premios Hugo y Locus a mejor relato.



WHAT’S EXPECTED OF US

En la introducción comenté que, en esta antología, Ted Chiang destila sus técnicas narrativas. Pues bien, «What’s Expected of Us» es un excelente ejemplo de esa tendencia.

El relato —que puede leerse en la revista Nature— lleva la ficción especulativa a su esencia. En apenas un párrafo, describe un dispositivo denominado «Predictor»: un objeto del tamaño de un mando de coche con un botón y un led verde… que se enciende un segundo antes de que presiones el botón.

Le basta esa descripción para echar por tierra el libre albedrío. A partir de ese punto, se centra en las implicaciones emocionales, sociales, científicas y filosóficas de saberse en un universo determinista.
… Lo cual no sería más que una especulación intelectual si el dispositivo no nos recordara —como sugirió Elías en un tuit— los resultados del famoso experimento de Libet, que concluyó que el potencial cerebral de preparación para el movimiento tiene lugar entre 300 y 500 milisegundos antes de que el sujeto sea consciente de que quiere moverse.

Vale la pena leerlo con calma.

THE LIFECYCLE OF SOFTWARE OBJECTS

Esta novela corta ha sido traducida a nuestro idioma por Manuel de los Reyes y en este caso sí la había leído. Es la historia que cierra la primera entrega de Terra Nova, una serie de antologías que no necesita presentación.

Debo confesar que la primera vez que la leí —si mal no recuerdo, en 2013— no me gustó. O, mejor dicho, me supuso una decepción respecto a los relatos de La historia de tu vida. Pensé seriamente en no volver a leerla y comentar aquí lo que recordaba de entonces, pero decidí darle una segunda oportunidad… y lo curioso es que esta vez me encantó. ¿Qué cambió en este tiempo para que eso pasara? Básicamente, yo. Desde 2015 soy padre y eso, como es lógico, ha cambiado mi perspectiva.
Pensándolo bien, quizás el único «pero» que cabría ponerle a esta novela corta sea el titulo: sería más preciso llamarla «The Educational Cycle of Software Objects», porque ese es el tema de esta historia: la educación de otro ser al que estamos conectados de forma afectiva.

Y fíjate que hablo de «ser» y de «conexión afectiva», y no de hijo. Es en ese pequeño detalle donde radica la genialidad del relato.

Como cuenta Chiang en las notas que rematan el libro, la historia parte de la idea de que, al igual que un ser humano, es probable que una IA necesite unos veinte años de esfuerzo sostenido para ser educada. Sin embargo, el modo en que son educados los digients —los «objetos de software» del título— a lo largo de la novela trasciende el análisis de los vínculos afectivos entre una inteligencia artificial y un humano para sugerir una reflexión universal.

Chiang emplea aquí la misma estrategia que ya vimos en «¿Te gusta lo que ves? (Documental)»: desmenuza un vínculo emocional —en este caso, la educación de otro ser sintiente— para conceptualizarla. Pero en este caso, dada la extensión de la historia, su enfoque es mucho más pormenorizado.

A lo largo del relato (y en función del relato), Chiang analiza temas tan variados como la educación animal, el empleo del conductismo, la educación en valores, la educación de personas con capacidades diferentes, la educación comunitaria, la educación sexual, el vínculo de los padres con la sexualidad de los hijos, la cesión paulatina de libertad durante la infancia y la adolescencia…

Y, por si fuera poco, también explora cómo afecta dicha tarea al educador: su sacrificio económico y de tiempo, su vínculo emocional con el educando, su acción desinteresada o su interés manifiesto, la proyección de los temores del educador sobre el ser que educa, sus prioridades vitales y afectivas…
Hay novelas que nos hablan de la vida con mayor hondura que los ensayos. Y «The Lifecycle of Software Objects» es un buen ejemplo.





DACEY’S PATENT AUTOMATIC NANNY

Este relato es una suerte de corolario de la novela anterior.

Según explica en las notas finales, partió de un encargo de Jeff VanderMeer, quien estaba editando una antología con una premisa muy interesante: un museo que exhibe artefactos imaginarios. Como si se tratara de un catálogo, un artista creaba la ilustración del artefacto y un escritor redactaba el «texto descriptivo» que lo acompañaba en la «exposición».

La idea de partida, por sí misma, es genial. Pero Chiang consigue llevársela a su terreno para seguir explorando el tema de la educación. Si «The Lifecycle of Software Objects» se centraba en la educación de un ser artificial, «Dacey’s Patent Automatic Nanny» se plantea qué ocurriría si el educador fuera un ser artificial.

Con un calculado estilo de documental de los cincuenta (por momentos me recordó los cortos de Disney en los que se imaginaba el mundo del futuro) y un sentido del humor muy ácido, el relato termina siendo una oda a la necesidad del contacto físico y el vínculo paterno filial.

Una verdadera sorpresa y, probablemente, el más atípico de todos los cuentos de la antología.

THE TRUTH OF FACT, THE TRUTH OF FEELING

Este relato —casi una novela corta— también ha sido traducido por Manuel de los Reyes. Fue seleccionado por Mariano Villareal para su excelente colección A la deriva en el mar de las lluvias y otros relatos y en su momento ya lo había leído. Sin embargo, a diferencia de «El ciclo de vida de los objetos de software», su historia me fascinó desde el principio.

Al igual que en «What’s Expected of Us», Chiang parte de una premisa tecnológica expuesta con rigor para explorar sus repercusiones emocionales, sociales y filosóficas.

El título del relato —que en español se tradujo como «La verdad de los hechos, la verdad del corazón»— define muy bien ese delicado equilibrio entre razón y emoción que no solo refleja en el contenido de la historia, sino también su estructura.

Chiang juega en los límites del ensaño para mostrarnos los pros y los contras de una tecnología que, de existir, transformaría el mundo: la grabación digital de experiencias personales capaces de ser recuperadas como un sucedáneo de la memoria.

Partiendo de una premisa en principio abstracta, Chiang consigue emocionarnos; humanizar nuestro vínculo con la tecnología y cuestionar nuestra capacidad para el análisis objetivo. (Sobre esto no puedo profundizar sin estropearte su lectura, pero te aseguro que, ya solo por esta parte, el relato vale la pena).

Sin embargo, «The Truth of Fact, The Truth of Feeling» no se queda ahí. Es probable que a la mayoría de nosotros —que no hemos experimentado la posibilidad de grabar toda nuestra vida y recuperar los fragmentos que deseemos en el momento que deseemos— semejante transformación nos parezca radical. Es probable que pensemos que nuestra sociedad jamás aceptaría someterse a algo así.

Por tanto, para poner el tema en perspectiva, Chiang intercala en la historia central fragmentos de una historia independientes, el relato de la introducción paulatina de la escritura en una sociedad basada en la tradición oral. Y lo hace desde la perspectiva de un aborigen. Esa mirada extraña sobre una tecnología que ya hemos asumido (me refiero, obviamente, a la escritura) nos revela con abrumadora claridad que nuestra sociedad ya ha aceptado, como sucedáneo de la memoria, la «grabación» de experiencias personales capaces de ser recuperadas.

Al conjugar esos dos niveles de lectura, el relato adquiere una nueva dimensión.


THE GREAT SILENCE

Este relato es una rara avis en más de un sentido, pero, sobre todo, lo es por la forma en que fue concebido. Como explica en las notas finales, parte de su colaboración con dos video artistas — Jennifer Allora y Guillermo Calzadilla— en una instalación en la que superponían imágenes del radiotelescopio de Arecibo con imágenes de los periquitos (es así como se los llama en Puerto Rico) que habitan un bosque cercano.

Partiendo de esa idea… y sumándole la Paradoja de Fermi, la búsqueda de vida inteligente, y del concepto de glosolalia —es decir, la vocalización fluida de sílabas sin significado comprensible—, Chiang plantea un contrapunto que conduce a una reflexión quizás un poco previsible, pero no por eso menos urgente.

OMPHALOS

Podría decirse que este relato se ubica en el mismo universo que «El infierno es la ausencia de Dios»… Y que conste que he dicho «universo».

Lo cierto es que parte de una premisa muy similar: la confirmación científica de que la tierra y los cielos han sido creados y, por tanto, de la existencia de un Creador. Pero si «El infierno es la ausencia de Dios» se centraba en las tribulaciones de la convivencia con el Creador, «Omphalos» analiza el rol de la ciencia en un universo cosmogónico.

Debo reconocer que, de los relatos que aún no conocía, este y el último han sido los que más me han gustado. Sin embargo (o, mejor dicho, precisamente por eso), es muy poco lo que puedo decir sobre este sin estropearte su sentido de la maravilla y, sobre todo, su magnífica vuelta de tuerca.

Solo diré que lleva a su máxima expresión el «enfoque científico» de la fantasía al que hacía referencia al principio del artículo: sus pruebas empliricas de la creación y datación de la Tierra son brillantes, su comparación entre las catedrales y la ciencia como forma de adorar a Dios es conmovedora y su descripción de un sistema astronómico coherente con la cosmogonía cristiana es simplemente admirable.

Y no por la mitología con la que juega, sino por la precisión científica con la que la describe.

Ojalá la disfrutes tanto como yo.



ANXIETY IS THE DIZZINESS OF FREEDOM

En la novela corta que cierra la antología, Chiang retoma la estrategia narrativa ya empleada en «What’s Expected of Us» y en «The Truth of Fact, The Truth of Feeling»: partir de una premisa tecnológica expuesta con rigor para explorar sus repercusiones emocionales, sociales y filosóficas.
Lo interesante de este relato es que toma una premisa tecnológica archiconocida y la explora de una manera completamente original.

Empecemos por la premisa, a ver si te suena: la existencia de un dispositivo que realiza una medición cuántica de dos resultados igualmente probables y que, a partir de ese punto, permite traspasar información entre esas dos ramas de la función de onda «universal». En otras palabras, un dispositivo que nos permite intercambiar información entre universos paralelos.

Como cualquier lector de ciencia ficción sabe, desde Universo de locos, de Frederic Brown, hasta Materia Oscura, de Blake Crouch, se han escrito infinidad de relatos y novelas con esa premisa. ¿Qué hace tan original entonces a «Anxiety is the Dizziness of Freedom»? Básicamente, la primera palabra del título. O, para ser preciso, lo que sugiere esa primera palabra.

Tras intercalar, en los primeros capítulos, una «evolución histórica» de la tecnología de los prism —el dispositivo que permite intercambiar información entre universos paralelos—, Chiang se centra en los dos aspectos de dicha tecnología que, con toda seguridad, interesarían más a cualquier sociedad que la tuviera: la posibilidad de hacer negocios con ella (más o menos legales) y su empleo a nivel psicológico (para mejorar la autoestima y la imagen personal).

Sin duda, uno de los aportes más originales de la historia son los grupos de apoyo psicológico para usuarios de prism, en los que terapeutas especializados (facilitators) los ayudan a lidiar con la ansiedad que produce la constante comparación. Porque no ha de ser fácil encontrarte con tu yo de una realidad paralela (paraself) y descubrir que él o ella sí está con la persona que te gustaba y a la que nunca te atreviste a acercarte, o que ha obtenido el ascenso que a ti te negaron, o que ha logrado el reconocimiento que tú nunca tendrás.

Esto es solo el comienzo de una profunda indagación de los límites del libre albedrío y, sobre todo, del relativismo moral… Porque, si existen infinidad de universos paralelos, ¿qué nos asegura que cualquier acción, positiva o negativa, que llevemos a cabo no será compensada por la acción de otro de nuestros yo en un universo paralelo?

Una vez más, partiendo de un ejercicio conceptual, la respuesta brindada por Chiang consigue emocionarnos. Lamentablemente (una vez más) no puedo profundizar en este asunto sin estropearte la lectura.

Un apunte final

Antes de cerrar este artículo, me gustaría comentar la sensación paradójica que tuve al terminar el libro. En especial, porque puede que tú también la experimentes, si ya has leído La historia de tu vida.

Por una parte, como ya comenté en la introducción, es fácil percibir la evolución de Ted Chiang entre sus dos antologías: los relatos y novelas cortas contenidos en Exhalation expanden y destilan las estrategias narrativas definidas en la primera. Sin embargo —y precisamente por eso—, la sorpresa que me supuso su primera colección no se repitió con esta. Eso no es bueno ni malo por sí mismo, lo digo porque es importante no confundir la sorpresa con la calidad.

Quizás haya algo de cierto en el tópico de que todo escritor escribe la misma novela mil veces. Pero si Ted Chiang sigue enfocando la fantasía desde una perspectiva científica, si sigue conceptualizando las emociones y emocionándonos a través de conceptos como viene haciendo hasta ahora, te aseguro que estaré encantado de seguir leyéndolo… Y de recomendarte, desde aquí, que tú también lo hagas.




1 comentario:

  1. me gusta chiang, me ha gustado mucho esta reseña, y espero con ganas la edición de exhalation

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