Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando (I Can't Get No) Satisfaction de los Rolling Stones (Spotify, Youtube).
Se publican en estos días en nuestro país dos novelas, El ladrón cuántico de Hannu Rajaniemi y Semillas amargas de Ian Tregillis, que pese a tener más bien poco que ver entre sí se encuentran indisolublemente unidas en mi experiencia lectora. Ambos libros fueron publicados originalmente en inglés en 2010 y los leí con escasas semanas de diferencia. Ambos habían despertado tanto mi interés que había hecho un pre-order (cuando aún compraba libros en papel) con varios meses de antelación. Ambos se presentaban como firmes candidatos para entrar en mi lista de nominaciones a los Premios Hugo. Pero en ambos casos, aun reconociendo su indudable calidad literaria, fui incapaz de apreciarlos y disfrutarlos como esperaba.
En el caso de Semillas amargas (Bitter Seeds) dos fueron los factores que hicieron que mi lectura resultara un tanto fallida. Por un lado, uno lee en la sinopsis que la historia se sitúa en una Segunda Guerra Mundial en la que los alemanes cuentan con superhéroes y los británicos con hechiceros y se espera automáticamente una novela de acción al estilo de Brandon Sanderson con ensaladas de tortas por doquier. Y no es el caso. El ritmo de Bitter Seeds es mucho más pausado que todo eso, muy centrado en los personajes, rozando a veces lo intimista, y con un tono muy, muy oscuro. Algo que, ojo, no tiene nada malo de por sí pero que no es para nada lo que me esperaba. Fallo mío, reconozco, por no haberme fijado en que Tregillis había colaborado en la serie Wild Cards dirigida por George R.R. Martin, lo que sin duda me habría dado una idea mucho más certera de lo que me podría encontrar en esta obra.
Por otro lado, cuando compré Bitter Seeds, no tenía ni idea de que se trataba de la primera parte de una trilogía (que, por cierto, luego tuvo una serie de problemas editoriales bastante rocambolescos). No puedo comprobarlo porque ya me he desecho de mi ejemplar (algo que suelo hacer con los libros que no me convencen completamente), pero juraría que en la portada no figuraba tampoco esa información y sólo me enteré cuando ya estaba a punto de terminar el libro, con la consiguiente decepción por encontrarme sólo con un tercio de la historia en lugar de con la historia completa.
En cuanto a El ladrón cuántico (The Quantum Thief), lo esperaba aún con más ganas que Semillas amargas. Había seguido bastante de cerca la trayectoria de Rajaniemi en ficción corta y todo lo que había leído escrito por él me había fascinado. De hecho, recuerdo haberlo descrito en alguna ocasión como una mezcla entre Greg Egan e Ian McDonald algo que, cualquiera que me conozca, sabe que para mí son palabras mayores. Además, dada la sequía de autores hard y sin miedo a abordar temas filosóficos, esperaba esta novela como agua de mayo. Y no es que llegara a decepcionarme del todo, pero sí que se quedó bastante lejos de cubrir todas mis expectativas.
Mi principal problema con El ladrón cuántico es que es una lectura excesivamente exigente con el lector. Quizá no tanto en los conceptos científico-matemáticos (que también, pero me preocupa menos) sino, sobre todo, en la exposición de la trama, que llega a ser tremendamente confusa en algunos momentos (sobre todo porque algunas veces no acaba de quedar claro cuáles son las motivaciones de los personajes). The Quantum Thief es una novela para leer con calma, con mucha calma. Y, posiblemente, tomando notas y observando cada detalle. De lo contrario uno corre el riesgo de perderse completamente. Y, como yo no suelo ser un lector especialmente atento a ese tipo de cosas, reconozco que me perdí (bastante) en ciertas partes.
Aún así, el libro tiene momentos excepcionales, como por ejemplo una investigación que involucra un vestido hecho de chocolate (sé que suena raro, pero es realmente una historia extraordinaria), y una densidad de ideas y conceptos que compensan en gran parte los abusos pirotécnicos a los que a menudo recurre Rajaniemi. De hecho, estoy seguro de que es una obra que disfrutaría mucho más si la releyera atentamente y, secretamente, estoy deseando que The Fractal Prince (la segunda parte, publicada en inglés el año pasado) sea nominada a los Premios Hugo de este año para tener una excusa para volver a leer The Quantum Thief, esta vez más pausadamente.
En resumen, dos libros que, por diversos motivos, yo no he sabido apreciar correctamente pero que creo que pueden ser del agrado de lectores más atentos o mejor informados que el que escribe estas líneas. En cualquier caso, dos apuestas más que interesantes para los amantes españoles de los géneros de la ciencia ficción y la fantasía.
Nota: La publicación de El ladrón cuántico ha sido retrasada por Alamut hasta el 19 de abril. Semillas amargas mantiene como fecha de salida el día de hoy, 21 de marzo de 2013.
Nota: La publicación de El ladrón cuántico ha sido retrasada por Alamut hasta el 19 de abril. Semillas amargas mantiene como fecha de salida el día de hoy, 21 de marzo de 2013.
Precisamente ayer escribí http://deprisa-deprisa.blogspot.com.es/2013/03/semillas-amargas-ian-tregillis.html
ResponderEliminarHe tenido oportunidad de leer la novela días antes de que salga al mercado, y sí que me convenció ese relato más intimista, sobre todo en la parte de Gretel, qué la mueve a actuar tal y como actúa, y destaco ese equilibrio entre acción / desarrollo. Entiendo que en alguna de las otras dos novelas, se buscará un enfrentamiento mayor, pero en esta primera, me pareció adecuado.
En cuanto al Ladrón, tengo ganas de él, precisamente, como dices, de sentarme a leerlo con calma. Si he leído a Stephenson en su Cryptonomicon o a Stross, o incluso a Egan, voy sobre aviso con Hannu, y espero que sea duro de verdad.
Un saludo, amigo,
Fer
Estoy de acuerdo en que Grendel es un gran personaje. Y ese final... Por eso digo que si hubiera sabido que era una obra tirando a intimista y que era el inicio de una trilogía, la hubiera disfrutado mucho más, sin duda.
ResponderEliminarEn cuanto a Rajaniemi, no es tanto que sea duro como que es... psicodélico por momentos :)
Vamos... que Rajaniemi se ha fumado la moqueta... jajaja... Les tengo unas ganas a estos dos libros que me vais a hacer caer en la tentación :)
ResponderEliminarLa moqueta no causa esos efectos en el cerebro humano, tiene que ser algo peor.
ResponderEliminarA ver, a mi no me pareció TAN difícil. Difícil y exigente sí, pero no para morirse. Me parece más difícil por ejemplo la saga de Malaz.Y el otro, pues también está bien, aunque me parece que falla algo porque es complicado tener una historia con un personaje precog por medio.
Del primero no tenía referencias; del segundo, he oído cosas buenas, y cosas no tan buenas. Pero tampoco se publica tanta ciencia ficción al año, así que la tengo pendiente (Dios, tengo TANTO pendiente). Me ha llamado la atención una cosa. ¿Dices que te has deshecho del libro? ¿Era libro físico o e-book? Si el caso es el primero, ¿quiere decir que los regalas? Si es el segundo, ¿lo borras del Kindle? Jo, me ha picado la curiosidad
ResponderEliminar¿Moqueta? Rajaniemi parece que le da a las drogas fractales compuestas de nanomáquinas pseudo-inteligentes. Por lo menos :)
ResponderEliminarFernando, el libro lo tenía en papel (aún no había hecho la "transición" al ebook). Y, sí, suelo deshacerme de los libros en papel que no me gustan. Yo no soy mucho de releer y si ya en la primera ocasión no me gustó, es muy poco probable que me decida a darle otra oportunidad habiendo tantas otras cosas por probar. En esos casos, o regalo el libro, o lo cambio o lo vendo. En este caso no recuerdo exactamente qué hice con él. Me parece que lo vendí en una librería de viejo que hay cerca de mi casa.
ResponderEliminarEn cuanto a los ebooks, me gustaría poder hacer lo mismo: si no me gustan, devolverlos a cambio de una parte de su precio (algo de ese estilo acaba de patentar Amazon, al parecer). De hecho, me parecería una idea estupenda poder alquilar ebooks para una sola lectura o tener una "tarifa plana" estilo Spotify o Marvel Unlimited. Yo no soy mucho de releer, como decía arriba y pagar 14€ por un ebook sin saber si me va a gustar o no sin la posibilidad de luego venderlo para recuperar parte del dinero (como podía hacer con los libros en papel) hace que me corte de comprar algunos títulos que me interesarían.