Retrato obra de Jim Agpalza |
Tras deleitarnos con su conversación con Richard Calder hace unas pocas semanas, Félix García vuelve a estar con nosotros para entrevistar a Laura Lee Bahr, autora de Fantasma, novela publicada en España por Orciny Press y que ha sido nominada a los premios Ignotus y Kelvin 505. Espero que os guste y recordad que también podéis leer la versión original en inglés.
Banda sonora de la entrevista: Félix recomienda leer esta reseña escuchando Andmoreagain, de Love (YouTube, Spotify).
Félix García: Con tu primera novela, Fantasma, ganaste el premio Wonderland, el más destacado que se otorga anualmente en la escena Bizarro. Poco después, Fantasma fue editado por Orciny Press como primer título de su colección Midiam, consagrada, precisamente, al Bizarro, (y, de paso, nominada a los premios Ignotus y Kelvin, pero esta es otra historia de la que tendremos que hablar más adelante), como soy muy desconfiado, mi primera pregunta tal vez resulte un tanto sorprendente: ¿Sientes que formas parte de la escena Bizarro? y, en cualquier caso, ¿qué es Bizarro para ti?
Laura Lee Bahr: No tenía ni idea del Bizarro hasta que acabé publicada bajo su abrigo. Había escrito Fantasma y sabía que era algo diferente, había abordado a algunos editores que la encontraron interesante, aunque demasiado arriesgado en definitiva. John Skipp, que es amigo mío y una personalidad importante en el mundillo del horror literario, la leyó y fundó Fungasm Press –dentro de la escena Bizarro- para publicarla. Asistí a mi primera Bizarro Con ese mismo año, para ver dónde me estaba metiendo, e inmediatamente me di cuenta: ¡¡¡MI ROLLO!!!¡¡¡POR FIN!!!
Para mí, el Bizarro te da el derecho a ondear tu bandera friki. El Bizarro es ese chaval raro que no encaja en ningún sitio, que sabe más de arte, ciencias y matemáticas que los mayores nerds, pero aun así no puede sentarse a la mesa de los nerds porque tiene una cabeza de geco y no puede parar de lamerse los globos oculares. El Bizarro es la novela de formación que escribe para su amada-insecto a la que quiere amar y devorar al mismo tiempo.
FG: Una de las cosas que más me llaman la atención del Bizarro es que está llena de títulos deliberadamente punk y escandalosos tipo Ass Goblins of Auschwitz, que yo creo que pueden tener el efecto de alejar al lector indeseable que, naturalmente, pensará algo así como “paso de Haunted Vagina, mejor leo eso de las 50 Shades of Grey”. Frente a esto tus títulos, Fantasma, desde luego, pero también Long Form Religious Porn, resultan comedidos: ¿No temes que acaben en las manos menos indicadas? Imagínate, por ejemplo, a Donald Trump leyendo Fantasma, ¿crees que le gustaría?
Judith y Holofernes |
LLB: Me encantaría que Donald Drumpf la leyera, entonces el fantasma de Sarah se materializaría ante él y lo decapitaría como Judith a Holofernes. Sarah presentaría al pueblo su cabeza sobre una bandeja, como si fuera una pizza de Papa John, y diría: “lo he derrotado, por fin”. Para mí no hay “manos menos indicadas”. No es obligatorio que lo entiendas o te guste; la verdad es que un montón de amigos míos ni lo entienden ni les gusta. Me vale perfectamente con un “esto es jodidamente extraño” o un “no lo pillo”. Si te has tomado el trabajo de leerlo, gracias. Si lo entiendes y te gusta, yo corresponderé tu amor. Los libros que escribo son partes de mi alma y de mi corazón, y siento que la gente conecta con ellos conecta conmigo a un nivel tan íntimo que ni siquiera sospechaba que existiera hasta que escribí este libro y la gente empezó a leerlo.
FG: De todos modos, tus comienzos no fueron como escritora, sino como actriz/guionista/directora, ¿de dónde viene la idea/necesidad de escribir tu primera novela? ¿Ves ambas facetas de tu vida creativa como enfrentadas o como complementarias? ¿Cómo decides si una historia determinada en la que estás pensando va a convertirse en un libro o en una película?
(Estas son tres preguntas, lo sé, pero es que creo que tal vez tengan una única respuesta.)
LLB: La verdad, escribí esta primera novela porque lo necesitaba para salvarme en aquel momento. No quiero entrar en muchos detalles, empecé a escribir Fantasma como una especie de desafío raro, escribía en trozos de papel, emails y servilletas mientras seguía trabajando en un trabajo corporativo que odiaba. Cuando me di cuenta de que tenía que cambiar o morir, me fui a Nuevo México durante dos meses con la intención de escribir una novela. Esa novela ha acabado siendo Fantasma. Escribir Fantasma salvó mi alma. Me aterrorizó, me desangró, pero, al final, fue lo único que evitó que me destruyera y devorase viva a mí misma.
FG: Con los escritores no tengo mucha dificultad para imaginarme cómo será su día a día: levantarse muy temprano para escribir, fumar en pipa, pasar las páginas de un libro frente a la ventana sin llegar necesariamente a leerlo, reclusión, aislamiento, etc. Contigo, debido a tu doble faceta de escritora y cineasta no estoy tan seguro, de hecho me resulta muy difícil imaginar a casi nadie de la escena Bizarro encajando en el tópico que acabo de esbozar y que se podría resumir en que para ser escritor hay que escribir todos los días, ¿Cómo es una jornada de trabajo para ti y, sobre todo, de dónde sacas tiempo para escribir?
LLB: Lo cierto es que mi mayor fantasía son esas primeras tres frases que has escrito. Nunca tengo tiempo para escribir. Lo que hago es sacar tiempo de todo lo demás que se supone que tendría que estar haciendo. Ahora mismo trabajo como profesora de secundaria, lo que es agotador (y satisfactorio también, a su manera). Saco mi tiempo para escribir de cualquier rato en el que se supone que tendría que estar haciendo algo divertido. Fines de semana, descansos, veranos, cenas. Añade lo de dirigir y actuar a la mezcla y, honestamente, no tengo ni puta idea de cómo lo hago. Creo que lo que pasa es que soy una adicta a los proyectos y necesito trabajo creativo para sobrevivir. Si no estuviese trabajando en una novela, una historia corta, una película o algo, creo que simplemente me desvanecería de la existencia. Tal vez un día sea capaz de levantarme, fumarme una pipa, contemplar los bosques y ver a un ciervo solitario devolviéndome la mirada como un ángel a través de la ventana, el ciervo diría: “Laura, has llegado al cielo de los escritores. Tómate un café y escribe, no tienes nada más de qué preocuparte”.
Y entonces me despertaría con las manos crispadas y me pondría a hacer todas las mierdas que tengo que hacer.
FG: Recientemente he tenido ocasión de ver Boned, tu última película, y me llamó la atención que el papel de villanos lo representa una pandilla de góticos sadomasoquistas y ligeramente ridículos muy en la línea de los vampiros de Long Form Religious Porn, ¿tienes algo en contra de los góticos? O, mejor, espera: ¿hay góticos en L.A.? ¿No hace demasiado calor para ir por ahí de luto riguroso?
LLB: Me encantan los góticos. De hecho, co-escribí un musical titulado Gothmas en el que salía con un pelucón negro, dos pulgadas de eyeliner debajo de cada ojo y un vestido que me hacía parecer un murciélago. Me tenía asombrada, mientras estaba trabajando en esta obra y paraba para ir a por un café o algo, la forma en que la gente me trataba distinto. Parecían tenerme miedo. Así que sí, tengo un oscuro corazón gótico. Sólo que también me gusta reírme de ello. Esos villanos (los de Boned y LFRP) dan miedo de una forma un poco cómica. Los auténticos villanos que me asustan son los tipos trajeados de Fantasma. No os metáis con ellos.
FG: Hablemos ahora de Fantasma y su éxito arrollador. Mientras preparaba esta entrevista, he leído todo tipo de elogios y comparaciones, desde las que te pintan como una “fuerza de la naturaleza” hasta las que, puestas a buscar analogías, sacaban a relucir los nombres de Shirley Jackson, Mark Danielewski, David Lynch o Kurt Vonnegut, por citar sólo unos pocos. Son referencias que impresionan, por no decir que acojonan (a mí me han acojonado, al menos). El problema con esas analogías es que son un arma de doble filo, o sea, ¿a quién no le gustaría ser comparada con esos titanes de lo suyo?, pero, al mismo tiempo, pueden poner un peso tremendo sobre las alas de uno. Lo que me gustaría preguntarte es si has sentido el peso de esas expectativas creadas a la hora de escribir la que es hasta ahora tu segunda novela, Long Form Religious Porn.
LLB: No había pensado en nada de eso hasta que la gente empezó a señalármelo. La respuesta es sí, por supuesto. Pero al final, cuando por fin terminé Long Form Religious Porn, y me llevó bastante tiempo para ser un libro tan corto, me sentí enormemente orgullosa de lo que había logrado. Es un libro MUY distinto de Fantasma, tal vez incluso dirigido a una audiencia distinta. Lo que dice sobre la sexualidad y el existencialismo, y en definitiva sobre la depresión y la pertenencia, resuena profundamente en mí como escritora. Las últimas frases de la novela son, de hecho, como un mantra para mí. Es un libro sobre la voluntad de vivir y, como persona que sufre de depresión existencial, es una especie de novela de búsqueda personal. Espero que encuentre un público al que realmente llegue a afectar. A Fantasma le llevó un tiempo empezar a llamar la atención de la gente y encontrar su camino hacia las manos y corazones de los lectores arriesgados. Sé que con LFRP pasará lo mismo y espero que también con todas las novelas y colecciones de relatos que escriba. Los libros son un gran compromiso para mí. Me parece que son una de las formas de arte más sagradas, si no la MÁS sagrada. Si decido sacar un libro es porque ahí estoy ofreciendo lo mejor que tengo. Igual que en el amor, eso no quiere decir que siempre te sea devuelto de la forma que querrías, pero el acto en sí es sublime.
FG: He leído la entrevista que te hizo John Skipp para la revista Fangoria y allí comentas algo que me pareció enormemente interesante sobre la figura icónica de la mujer joven y guapa que sufre una muerte violenta, un trope muy popular en la novela negra, o, más bien, en casi cualquier tipo de narración desde los tiempos de los mitos griegos y, desde luego, un elemento de la mitología de L.A. (la Dalia Negra y todo eso). El caso es que estas muertes suelen servir en la ficción para algo tan utilitario como es dar motivación al héroe (que, para colmo, hasta hace poco era invariablemente varón). Fantasma es una de las pocas historias que he leído de este tipo en las que la víctima lleva la voz cantante, aunque, claro, tal vez hay un buen motivo por el que la literatura criminal “realista” no suele optar por esto por aquello que decía Long John Silver (Dead men tell no tales, and neither do dead girls). ¿Eras consciente de todo esto durante el proceso de escritura o fue más bien algo de lo que te diste cuenta a posteriori?
LLB: A posteriori. Es decir, sabía que yo era el fantasma, que el fantasma en la máquina era yo y que yo no era Sarah (la víctima) sino algo que había pasado por lo que le pasó a ella. Pero cuando el libro ya había salido empecé a darme cuenta de que lo que había hecho era dar voz a una víctima como una suerte de venganza. Me encantan las historias de fantasmas porque representan la idea de que la muerte no es el final, sino que existe alguna forma de agencia post mortem. Lo que odio de ser una mujer es sentir que soy una presa. Odio la forma en la que a veces me siento reducida por mi propia feminidad a cómo soy vista. Cómo la gente se limita a hablar de las mujeres en términos de lo que parecen y de cómo usan sus cuerpos. Odio ser carne. Aunque ya sé que eso nos afecta a todos, hombres y mujeres. Odio que todos seamos carne, la verdad. Pero sí, la joven y bella víctima de asesinato siempre es perfecta, y un perfecto mecanismo para una historia de crímenes tradicional en la que distintas facetas de la masculinidad se lían a puñetazos. Pero soy una mujer que se preocupa menos por las peleas de los chicos y más sobre “¿qué coño?¿Cómo recupero yo mi vida?”.
FG: Curiosamente, este mismo hecho “fantástico” de que la narradora esté muerta (esto no es un spoiler porque se revela en la segunda página) es lo que hace que la complicada y, en cierto sentido, rebuscada estructura narrativa no resulte artificiosa en un sentido postmoderno o academicista, sino que surja de forma natural y (horrible palabro) orgánica de la historia que se está contando. Esto no era tanto una pregunta como una reflexión en voz alta, pero aun así, me gustaría que nos hablaras de cómo Fantasma llegó a tener esa forma narrativa (y que conste que estoy completamente seguro de que así es exactamente como los muertos cuentan sus historias, si es que las cuentan de alguna manera).
LLB: El desafío original que me puse era el de escribir uno de esos libros de “elige tu propia aventura” para adultos, pero quería hacerlo un poco como creo que es en la realidad, donde las decisiones aparentemente más irrelevantes afectan radicalmente todo lo que sucede en la vida. Así que al principio había más aleatoriedad, más líneas argumentales y más personajes en Fantasma. Más tarde eliminé el saltar de página (si eliges tal salta a la página cual) en favor de un estilo distinto que me parecía una estructura más orgánica y que funcionaba mejor con esta historia en concreto, aunque no se parecía a nada que hubiese visto antes. Así que lo que hay ahora es un compromiso entre un “elige tu propia aventura” y una novela lineal basado en lo que a mí como lectora me parecía más disfrutable. Lo que realmente quiero es escribir cosas que sean divertidas de leer, y llevar al lector de viaje es la razón por la que la estructura narrativa es lo que es.
FG: Y, al hilo de esto mismo, ¿te imaginas cómo sería una adaptación cinematográfica de Fantasma? ¿Estarías dispuesta a dirigirla tú misma? Y, en caso contrario ¿quién te gustaría que la dirigiera? Estamos hablando de altos presupuestos (al fin y al cabo no nos cuesta nada), o sea, no te cortes: Nicolas Winding Refn, David Lynch, el que quieras… incluso puedes resucitar a algún director de cine difunto.
LLB: Me apasionó DRIVE, y David Lynch ha sido invocado para hablar de mí más que ningún otro artista, pero debo decir que en mi mundo ideal la directora sería Ana Lily Amirpour (que dirigió A Girl Walks Home Alone at Night) o Jennifer Kent (The Babadook). Ambas abordan la psicología del terror con una especie de sentido del humor que tiene mucho que ver conmigo. Lo que es seguro es que yo nunca querría dirigirla. Escribo novelas para acabar con mi parte del asunto. Esta novela es todo lo que podré decir sobre esa idea ya para siempre, aunque me encantaría que alguien más me enseñara lo que puede hacer con ella. Existen lo que considero novelas bastante perfectas que se han convertido en estupendas películas. Harry Potter, ¿vale?
FG: Además de todos tus evidentes talentos, tengo entendido que eres la inventora de una de esas dietas milagrosas, ¿te importaría hablarnos sobre eso, en previsión de que algún lector pueda estar interesado en seguirla?
LLB: ¡¡¡Jaja!!! El único milagro es que no la palmes o pierdas uno de tus cinco sentidos. Sí. Cuando me mudé a Los Ángeles para ser actriz de cine estaba asombrada por como lo que deberían considerarse severos desórdenes alimentarios y conductas obsesivas relativas al propio cuerpo eran la norma. Total, que como yo era una persona que pesaba exactamente lo que tenía que pesar un ser humano sano de mi tamaño, se me dijo que tenía que perder nueve kg. Intenté un montón de dietas, pero todas me volvían odiosa e infeliz, y al final me dije “a la mierda. No voy a comer más que comida basura y a ver qué pasa”. (Por cierto, por aquel entonces tenía 21 años y aún funcionaba con el metabolismo y las papilas gustativas de una adolescente). Así que para desayunar me tomaba una Cherry Coke y una Big Hunk (una especie de chocolatina hecha de cacahuetes y puro azúcar). La comida era un Doctor Pepper y una bolsa de maíz tostado estilo barbacoa. Cuando me apetecía una manzana, comía candy corns. Cuando quería cenar, me comía unos Doritos y una magdalena industrial.
Hugo Camacho, editor de Orciny Press, y Laura Lee Bahr |
No hace falta decir que me sentía como una mierda y que al final tuve que dejar la dieta cuando mi visión se volvió borrosa.
Sólo duró cinco días.
Pero perdí más de dos kg.
Recuerdo que cuando finalmente me comí una manzana pensaba “oh, Dios mío, esto es lo mejor que hay.”
FG: Muchas gracias por tu paciencia y amabilidad, Laura. Aunque, como todo el mundo sabe, ninguna entrevista puede terminar sin que antes te pregunte por tus proyectos futuros y todo eso.
LLB: ¡CLARO! Hay un par de cosas que me traen loca. Una: Fungasm Press, que ha publicado todos mis libros hasta ahora, va a sacar una colección de mis historias cortas que se va a titular Angel Meat.
Me siento muy orgullosa de esas historias y no puedo esperar a que la gente las lea. Algunas ya han aparecido en diversas antologías, pero tenerlas todas juntas da lugar a esta nueva obra que creo que a la gente le va a encantar.
Por otro lado, estoy escribiendo mi primera novela totalmente noir –nada de fantasmas, nada de vampiros, sólo novela negra de la vieja escuela con un setting de nueva escuela. L.A. noir total. También va a ser algo así como una secuela no-secuela de mi película “The Little Death”. Lo único que voy a decir es: sexo, muerte y gemelos.
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