Siempre es un placer acoger reseñas de Antonio Díaz, y más aún cuando se trata de un libro tan interesante con la novela de debut de Yoon Ha Lee: Ninefox Gambit. ¡Espero que os guste!
Banda sonora de la reseña: Antonio sugiere leer esta reseña escuchando Mad World, de Gary Jules (Spotify, YouTube).
Ninefox Gambit es la primera
novela de Yoon Ha Lee, autor que ya tiene un cierto recorrido en el mundo del
relato y la historia corta. A destacar, Conservation of Shadows, una
antología de relatos que me viene muy bien recomendada, aunque todavía no le he hincado el diente.
Esta novela debut narra el asedio a la fortaleza Scattered Needles, una de
las más importantes del hexarchate. Cuando comienza la acción, ha sido tomada
por un grupo de herejes, no se sabe muy bien cómo, y es tarea de Kel Cheris
recuperarla. Como arma secreta, el hexarchate le concede su petición de liberar
al general y genio militar Shuos Jedao, que nunca ha perdido una batalla. Sin
embargo, el general Jedao lleva más de trescientos años encerrado en prisión
por aniquilar totalmente en su última batalla a dos ejércitos: el enemigo y el
suyo propio.
La novela tiene un comienzo muy duro e intrincado. Yoon Ha Lee te lanza en
medio de un combate sin demasiada explicación y te hunde en un mar de términos
y conceptos desconocidos. Sin embargo, tras un primer capítulo bastante confuso
(y que tuve que releer muy cuidadosamente), el nivel de la terminología se
relaja y espacia un poco y descubres que se entiende bastante más de lo que
parecía en un principio.
El hexarchate (término inglés para, imagino, “hexarcado”) es una sociedad
formada por seis facciones (Kel, Andan, Rahal, Shuos, Nirai y Vidona) que
desempeñan diversas funciones (los Kel son la carne de cañón del ejército, por
ejemplo) para gobernar un imperio colosal. A mi entender, lo más llamativo del
libro es el “calendar system”, como es denominado en la novela, y que parece
ser algo (no me queda muy claro si son matemáticas o un artefacto) que sirve,
entre otras cosas, para dar vida a la tecnología. Un arma diseñada para un
calendario puede no funcionar en otro o puede tener un efecto totalmente
imprevisto (y muchas veces devastador para todos los implicados). Lo curioso
del asunto es que un calendario en particular sólo parece funcionar en una zona
si la gente tiene unas creencias concretas. En una democracia no pueden
compartir todas las variables de un calendario que tiene una tiranía, etc.
Este worldbuilding es bastante ingenioso, en gran parte gracias a esta
curiosa manera de interpretar el uso de la tecnología. Puesto que el gobierno
necesita que la gente crea firmemente en que el Alto Calendario es el único
válido (o las naves no volarán y los cañones no dispararás en la dirección
correcta), Yoon Ha Lee construye en el hexarchate un imperio con un fuerte aire
de extremismo religioso. Se deja entrever la existencia de la programación
mental, el adoctrinamiento, la reeducación y otros conceptos muy distópicos
como herramientas justificadas e imprescindibles para el funcionamiento de la
sociedad. A esto se le une el concepto de las “formations”: agrupaciones de
individuos (normalmente soldados en el campo de batalla) que, cuando adoptan
unas posiciones grupales determinadas, consiguen efectos extraordinarios (como
el funcionamiento de tecnología exótica o alteraciones en el cuerpo y la
mente). La verdad es que de no ser por su ambientación futurística, uno casi
podría pensar que nos encontramos ante un sistema de magia más propio de una
novela de fantasía épica. Pero bueno, la Tercera Ley de Clarke dice: “Cualquier
tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
Pienso que Yoon Ha Lee permite así que cada uno realice sus propias
interpretaciones sobre el funcionamiento real del sistema.
En el apartado de los personajes, la palma se la lleva la pareja
protagonista: Cheris y Jedao. Forman un binomio muy potente. Kel Cheris no es
una joven inocente pero su honestidad y lealtad contrastan con la figura mucho
más gastada y cínica que es Jedao. Yoon Ha Lee utiliza el contraste entre ambos
para explicar cómo se ha ido alcanzando el estado de fanatismo que abunda en el
hexarchate. Sin embargo, nadie destaca fuera de estos protagonistas, quizás con
la excepción de Vahenz, que proporciona un segundo punto de vista (que
esencialmente existe para ayudar a la comprensión del worldbuilding). Nirai
Kujen promete ser un personaje muy interesante, pero sus apariciones son más
que nada anecdóticas.
El libro transpira antimilitarismo por los cuatro costados. Yoon Ha Lee
busca denunciar los horrores de la guerra poniendo el dedo donde más duele: la
pérdida de vidas humanas. Los soldados en el universo de Ninefox Gambit
no son más que números y se pueden sacrificar si desde el centro de mando
cuadran las cifras. Sin embargo, pienso que el autor no ha conseguido todo el
impacto que debería con esto, no sólo porque el lector promedio ya sabe que la
guerra es espantosa, sino porque a un capítulo con grandes pérdidas humanas le
sigue otro donde una carta describe la calidad de los dulces de una tienda
específica o una conversación introspectiva sobre un tema totalmente distinto.
Y es que el principal problema que le he encontrado a la novela es el
ritmo. Escenas muy lentas y reflexivas intercaladas con las maniobras del
asedio rompían la fluidez de la lectura y me sacaban de la misma. No es que
ambas líneas no sean interesantes, es más bien la división de escenas y
capítulos la que no me cuadra. Quizás la novela se hubiera beneficiado de una
reorganización estructural o de la existencia de otro punto adicional de vista
más firme. Me aventuro a señalar que la falta de experiencia en la novela larga
de su autor (que no en la escritura) es lo que más daño a hecho a Ninefox
Gambit.
Aunque Yoon Ha Lee busca incorporar en el texto palabras rebuscadas (me
llaman la atención unos cuantos adjetivos como: obdurately, unstinting,
nonplussed, cloying, rakish, etc) la verdad es que su estilo es más bien
sencillo y a pesar de lo cual un tanto confuso en las escenas de acción (aunque
esto puede ser debido al sistema de calendarios).
La novela me ha dejado tibio en algunos puntos, pero en global he de
reconocer que me ha gustado (que no entusiasmado). Ninefox Gambit tiene un final interesantísimo que, aun atando la
mayor parte de los hilos, deja los suficientes abiertos para que pueda
adivinarse una segunda parte que promete acción y revelaciones a raudales.
Especialmente por esas revelaciones (y una mayor comprensión del worldbuilding)
la mantendré en mi radar. Quizás debería aventurarme a leer algunos de esos
relatos para comprobar cómo se desenvuelve el autor en otros formatos.
Hola :) La reseña de Leticia Lara ya me había convencido, y esta confirma mi interés. Puede que ese primer capítulo sea bastante duro para entrar en la lectura, pero por lo que se ve despúes merece mucho la pena. Un mundo interesante, un dúo protagonista potente y ese antimilitarismo es un aspecto muy interesante. Un saludo^^
ResponderEliminarLa verdad es que si entras en el libro sabiendo que el primer capítulo es el más difícil no cuesta tanto. El nivel del idioma en el resto del libro no es especialmente difícil.
ResponderEliminarSi te lo lees ya nos cuentas :)