Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Rivers of Babylon de Boney M. (Spotify, YouTube).
El Leviatán de Babel, de Hagar Yanai, es el título con el que hoy Ediciones Pàmies inaugura su nueva colección de literatura fantástica. Yanai es una escritora israelita prácticamente desconocida en nuestro país, por lo que la apuesta se antoja tan valiente como arriesgada. Pero puedo afirmar, una vez leída la novela, que también es bastante acertada.
La novela tiene un marcado tono juvenil, pero además toma elementos de los cuentos populares y de hadas y, por supuesto, de diversas mitologías "exóticas" (al menos desde nuestro punto de vista). Asimismo, la trama combina la fantasía tradicional (con sus magos, sus imperios y sus princesas) con la distopía, e incluso con unas gotas de ciencia ficción, de fantasía urbana y de algo que recuerda al dreampunk.
La pregunta natural es, por tanto, qué tal funciona esta dispar combinación. Y la respuesta es que, en su mayor parte, lo hace sorprendentemente bien. La historia se articula en varias tramas paralelas que se van entrecruzando (a veces de forma más forzada, a veces menos) y separando, y que siguen a los personajes principales: Yonatán, Ela, Ninó y Hilel. Estos cuatro jóvenes protagonistas siguen algunos de los clichés más utilizados en el género fantástico: los valientes niños que se ven transportados a un mundo fantástico para encontrar la forma de ayudar a sus padres, la princesa huérfana que se ve manipulada por los poderes políticos de la corte, el rebelde que organiza la resistencia contra el malvado Imperio... Pese a ser un tanto típicos, resultan suficientemente carismáticos para que nos interesemos por su historia desde un principio.
Uno de los puntos más fuertes de la novela es, sin duda, la mitología que Yanai crea para su particular Imperio de Babel. El Zigurat de los Cielos, la Biblioteca de Nínive, los Jardines Colgantes de Babilonia, la diosa Tiamat, variados demonios, sílfides... Elementos de las tradiciones hebrea, sumeria y babilónica que se juntan con otros imaginados por la propia autora para crear una cosmogonía sugerente y original.
La prosa es, además, fresca y ágil (abundan expresiones como "mola" o "dabuti"), pero sin renunciar en ningún momento a las metáforas, que son coloristas y aportan un toque muy personal a la obra. Abundan también los momentos de humor, especialmente en los diálogos, que son naturales y, en ocasiones, francamente inteligentes.
El libro tiene, sin embargo, algunos handicaps importantes. Por un lado, no se trata de una obra autoconclusiva, sino del inicio de una trilogía de la que, además, parece que por el momento sólo se han publicado los dos primeros volúmenes (El Leviatán de Babel vio la luz en la edición original en hebreo en 2006 y su secuela en 2008). Por otro, y como ya he mencionado más arriba, la novela es claramente de orientación juvenil. Esto, evidentemente, no tiene nada de malo en sí mismo, pero mi impresión es que ni la portada elegida (que, por otro lado, me gusta mucho) ni la sinopsis lo dejan suficientemente claro y puede que algunos lectores (al menos fue mi caso) se vean sorprendidos con lo que se encuentren en el libro. En particular, hay algunas escenas (estoy pensando especialmente en una que involucra cierta tarta gigante) que se adentran casi más en lo infantil que en lo juvenil.
El Leviatán de Babel es, en definitiva, una novela original, divertida, fresca y muy entretenida. Recomiendo su lectura, siempre teniendo presente que es una novela juvenil con todo lo que eso implica (no esperéis encontrar aquí ni la sangre del grimdark de Martin y compañía ni el cinismo de un Lev Grossman) y que a veces el tono es muy, muy ligero, casi infantil. Pese a ello, me parece una buena noticia que Pàmies se haya decidido a ofrecernos esta obra en español. Espero con ganas saber cuándo podremos leer su continuación y, por supuesto, estoy intrigado por descubrir qué otras sorpresas nos deparará esta nueva colección de fantasía.
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