Una vez más, tenemos el placer de contar con Antonio Díaz, que reseña para nosotros The Long Way to a Small, Angry Planet, de Becky Chambers, una de las novelas de ciencia ficción de las que más se está hablando en los últimos meses. Además, en esta ocasión, Antonio también ha escrito la reseña en inglés (podéis leerla aquí). ¡Espero que os guste!
Banda sonora de la reseña: Antonio sugiere leer esta reseña escuchando Angry Planet, de New Model Army (Spotify, YouTube).
En su debut
literario Becky Chambers nos presenta una historia coral situada en una nave
con una tripulación multiespecie. Un planteamiento un tanto tópico, pensemos en
Firefly o Star Trek (por no hablar de las decenas de sagas en esta línea que
existirán por ahí), pero que la autora sabe llevar a buen puerto con un
excelente sentido del ritmo, múltiples puntos de vista y explorando todo tipo
de temas.
Sin recurrir a
ninguna revelación relevante puedo decir que la tripulación de la Wayfarer se
dedica a “excavar” el tejido del espacio creando portales entre dos puntos para
permitir el tráfico intergaláctico. Es un trabajo solitario y que da pie a
muchos roces y tensiones entre esta tripulación compuesta por un conjunto
heterogéneo de razas (especialmente durante viajes largos).
Si tuviera que
etiquetar esta novela diría que es space opera de personajes. Ese es el enfoque
central de la novela por encima del universo en el que se desarrolla o los
hechos que en él acontecen. La tripulación de la Wayfarer es asombrosa,
especialmente las especies alienígenas, y todo el mundo tiene su punto de vista
al menos una vez en la novela. Entre estos tripulantes no-humanos quizá los
habrá más típicos y menos típicos, pero mi falta de rodaje en el mundo de la
ciencia ficción no ha causado ese hastío que sí encuentro a veces en la
fantasía, ese alzamiento de ceja seguido de un suspiro que expresa: “elfos de
Tolkien otra vez no, por favor”. Al revés, he encontrado a las especies
alienígenas fascinantes, no sólo por la percepción que tienen los humanos de
ellas, sino por cómo se perciben ellas a sí mismas, a las demás, y a los
humanos.
El desarrollo de
los personajes principales (todos los tripulantes de la Wayfarer, sin
excepción) es fantástico. Todos tienen un arco (algunos más definidos que
otros) y Chambers dedica al menos unas páginas para explorar sus diferentes
voces. A pesar de ser una autora novel se le ve mucho oficio (y, por lo visto,
muchos borradores) porque el libro es bastante compacto para todo lo que
contiene.
Otra ventaja muy
importante del libro es un ritmo que sólo puede ser calificado de excelente. El
frecuente cambio de punto de vista y la sensación de movimiento que se
intercala con las exploraciones internas sobre la psique de los personajes hace
maravillas para la lectura. Para mí ha sido un auténtico pasa páginas.
Poco se pueden
mencionar los temas que se tratan en la novela sin destriparla, pero
someramente indicaré que se habla sobre clonación, modificaciones corporales
genéticas y mecánicas, virus inteligentes y los derechos de las IAs (entre
otros muchos). Por supuesto, algunos temas se tratan más profundamente que
otros, pero en global dan a la novela mucho contenido.
Un matiz
importante que hay que hacerle a The Long
Way to a Small, Angry Planet es un cierto grado de buenrollismo
generalizado. Me ha recordado poderosamente al “ambiente” que tienen las
novelas de la saga Vorkosigan de Bujold y, a pesar de la distancia de género y
ritmo, a The Goblin Emperor de
Addison. Es un fuerte contraste si el lector está más acostumbrado a la space
opera de Weber, Scalzi, Corey, Ringo, Campbell, etcétera, que contienen mucha
más testosterona por centímetro cuadrado de celulosa (o mililitro cúbico de
tinta electrónica). No es que todo vaya bien ni que todo se resuelva
satisfactoriamente, sino que los conflictos rara vez consisten en averiguar
quién la tiene más larga (la Lanza Láser de Protones, obviamente). Chambers
varía el enfoque del conflicto a una vertiente más interna.
Leyendo la novela
me estaba dando la impresión de que Chambers había elaborado un universo
bastante rico y bien definido, con gran cantidad de especies, culturas e
idiomas diferentes para tan solo una novela. Al final de la misma averigüé la
razón: The Long Way to a Small, Angry Planet
está llamada a ser la primera de una saga, aunque es una novela absolutamente
autoconclusiva que no necesita una continuación real. En el volumen que leí se
incluían numerosos contenidos adicionales, entre los cuales se hallaba un extracto
de la futura segunda parte: A Closed and
Common Orbit. Al menos en el extracto los personajes eran completamente
diferentes a la novela, lo que da incluso más sensación de final sin cabos
sueltos en la primera entrega.
En una nota
curiosa, además de una auto-entrevista de la autora y un comentario sobre el
camino que ha seguido el libro hasta su publicación, el volumen que yo he leído
incluye una serie de preguntas para plantear en un hipotético club de lectura y
que te ayudan a analizar las claves más importantes del libro.
La historia de
Chambers es una que ha pasado en unos años de ser novedosa a casi convertirse
en un recurso habitual para escritores noveles. Tras el epílogo del propio
libro, Becky Chambers nos cuenta que empezó en 2011 a escribir el primer
borrador para The Long Way to a Small,
Angry Planet y cuando llevaba dos tercios le entró el canguelo. Empezó a
pensar que eso de trabajar y escribir no funcionaba para ella y que tenía que
hacer algo. Se replanteó la novela, publicó unos extractos en internet y
finalmente montó su propia campaña de Kickstarter para financiarla. Una campaña
con un sistema de recompensas bastante curioso que podéis ver aquí. La campaña
fue un éxito reuniendo tan sólo 2.810 dólares (entiendo que el objetivo sería
incluso más bajo) y Chambers autopublicó la novela. Finalmente una editorial le
compró los derechos e hicieron una edición. No puede negarse que vivimos en una
era donde se abren nuevas maneras para autores noveles (y no tan noveles) de
entrar en el mercado con éxito. Sin duda vivimos tiempos interesantes.
(You can also read this review in English/También puedes leer esta reseña en inglés)
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