Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando "Groenlandia" de los Zombies (Spotify, Youtube).
Las comparaciones son odiosas, pero a veces no hay más remedio que hacerlas. El año pasado se publicaron tres novelas de un perfil semejante: Existence de David Brin, The Hydrogen Sonata de Iain M. Banks y 2312 de Kim Stanley Robinson. Las tres son ciencia ficción tirando a dura, con ambientación espacial y escritas por escritores consagrados. Sim embargo, mientras que Existence y The Hydrogen Sonata me encantaron, 2312 me ha dejado bastante frío. Curiosamente, es ésta última novela la que ha triunfado en las nominaciones de los grandes premios del año (ya se ha llevado el Nebula y es finalista de Hugo y Locus), mientras que las otras dos han pasado casi desapercibidas, algo que me resultan francamente difícil entender.
2312 cuenta, en principio, con muchos elementos para ser una buena obra. Robinson reúne aquí numerosos temas que le obsesionan particularmente: terraformación, inteligencia artificial, calentamiento global, alteraciones genéticas, evolución... Todo ello se combina para formar un maravilloso telón de fondo, una imagen del sistema solar de aquí a 300 años que rebosa sentido de la maravilla.
Sin embargo, esta ambientación se queda sólo en eso: en atrezzo, en decorado. Lamentablemente, ni la historia, ni los personajes, ni el estilo están a la altura de lo que se podía esperar y resultan muy decepcionantes y, lo que es peor, tremendamente aburridos. Pese a algunos momentos brillantes (un prólogo espectacular, por ejemplo) el libro se hace, en general, monótono y tedioso. De hecho, una parte significativa de la trama se compone de un par de personajes silbando obras de música clásica, como uno de ellos reconoce en estas frases que podrían ser un resumen muy adecuado de la novela en su totalidad:
"We whistled, mostly," she said. "But yes, something happened"
("Silbamos, mayormente", dijo ella. "Pero sí, paso alguna cosa".)
Sí, en 2312 pasa alguna cosa, pero no muchas y no muy interesantes, en su mayoría.
Los protagonistas tampoco son mucho más destacables que la trama. Por sus distintos orígenes (Saturno, Mercurio...) y sus radicales modificaciones corporales y mentales, deberían ser interesantes y muy distintos entre sí, pero carecen casi por completo de emociones y de voces propias. Baste con decir que el personaje más interesante puede que sea Pauline, una IA obsesionada con las figuras retóricas que, aunque no es capaz de pasar el test de Turing, tiene diálogos más brillantes que todos los demás protagonistas juntos. Eso sí, hacia la mitad de la novela incluso ella comienza a perder protagonismo y hacia el final se diluye completamente.
A la narración, ejecutada con un estilo bastante plúmbeo, tampoco le ayuda el hecho de que entre capítulos se intercalen pequeños experimentos formales (extractos, listas, ensayos...). Algo que funcionaba a las mil maravillas en Existence de Brin aquí comienza siendo curioso y acaba convirtiéndose en un incordio que lastra, aún más, el poco desarrollo de la historia.
Al final, 2312 resulta ser simplemente una excusa para explorar la (grandiosa, eso sí) visión que Robinson imagina para el sistema solar y la sociedad humana (o no tanto) dentro de 300 años: de Mercurio a los anillos de Saturno, pasando por el cinturón de asteroides. Ímagenes maravillosas, ciertamente, pero que no sirven por sí solas para construir una historia. Creo sinceramente que Robinson hubiera hecho mucho mejor en escribir con ellas una serie de ensayos, por un lado, y una novelita corta con los momentos más interesantes de la trama, por otro.
Es una pena que con tan buenos elementos el autor no haya sido capaz de cuajar una buena historia, pero es lo que hay. Si quieren mi sincera opinión, no se dejen deslumbrar por los premios, que no es oro todo lo que reluce.
No sé por qué, me lo estaba oliendo. Kim Stanley Robinson, habrá que ir asumiéndolo, es un bluff; un buen creador de mundos pero un narrador soso e insustancial. Me quedo con la recomendación de Brin.
ResponderEliminarQué pena lo que comentas. Gracias por la reseña y por recordarme que debo leer Existence, al menos David Brin no defrauda.
ResponderEliminarLa verdad es que el libro tiene buenos momentos, pero se hace muy pesado. Existence también tiene algún fallo, pero es un libro repleto de ideas y con una trama mucho más interesante y ágil.
ResponderEliminarQue pena... le tenía echado el ojo al libro, sobre todo con lo que me gustó la trilogía marciana, leída ya hace 11 ó 12 años. A ver si con un poco de suerte se publica el de Brin -el de Banks lo publicarán seguro- y probamos con ellos.
ResponderEliminarGenial reseña Odo. La verdad es que tenía el libro en pendientes, antes tengo que leerme Red Mars y las dos siguientes. Aun así creo que en un futuro lejano lo intentaré.
ResponderEliminarYo tengo curiosidad por la novela, pero reconozco que me aburrió bastante la última suya: El sueño dd Galileo
ResponderEliminarGracias por tu reseña, Odo. Confirma otros comentarios que he leído al respecto. Una pena, viniendo de Kim Stanley Robinson
ResponderEliminar2312 is an amazing feat of the imagination: a plausible view of our solar system three centuries from now, one that combines genre and mainstream literary influences to create a rich tapestry of adventure, intrigue, and extrapolation, with strong, strong characters. What holds the whole thing together is the love story--yes, I said it. A love story. As brilliant an interesting a love story as you're likely to find in all of science fiction. I thought this was the best SF novel I've read in the last few years.
ResponderEliminarMuy lejos de la trilogia marciana.
ResponderEliminarEste libro me ha defraudado, ya que esperaba una narración más activa y amena, siendo una realidad muy distinta la que he encontrado.
No he leído la trilogía marciana, pero después de 2312 no me han quedado muchas ganas de volver a leer nada de KSR en un tiempo.
EliminarGracias por publicar el enlace de la reseña en Generación Reader. Creo que os haré caso y me olvidaré de este libro.
ResponderEliminarUn saludo.