jueves, 28 de mayo de 2015

Antonio Díaz reseña The Goblin Emperor, de Katherine Addison


Después de deleitarnos con su reseña de The First Fifteen of Harry August, Antonio Díaz (@mertonio en Twittervuelve a honrarnos con su presencia en Sense of Wonder, esta vez para hablarnos de The Goblin Emperor, una de las novelas más nominadas entre las publicadas en 2014. Muchas gracias de nuevo a Antonio por colaborar con este humilde blog y espero que la reseña os guste tanto como a mí. 

Banda sonora de la reseña: Antonio sugiere leer esta reseña escuchando Theme of the Empress, de Shigeru Umebayashi (YouTube).

The Goblin Emperor, de Katherine Addison, comienza cuando el Emperador Varenechibel IV y sus tres hijos ya han perecido en un accidente a bordo de una aeronave. El trono del Imperio parece quedar vacío, pero no es así. El Emperador tiene un cuarto hijo, un medio goblin fruto de su fallido cuarto matrimonio, que fue relegado en su niñez a una mansión en el rincón más profundo de las Elflands. En ese apartado lugar crece Maia, un chico tímido y apocado, atendido por tan solo dos sirvientes y un tutor, un borracho violento, vengativo y rencoroso. Hasta que en el primer capitulo de la novela llega un mensajero para informarle de que él es el siguiente en la linea de sucesión al trono del reino más grande del continente.

Así se inicia una novela que mezcla intriga palaciega y "coming of age", en la que Maia debe aprender rápidamente qué supone ser Emperador mientras trata de sobrevivir lo suficiente como para ponerlo en práctica.

Como puntos fuertes, destacar lo creíble que me resulta el protagonista. Es un libro con un único punto de vista, en el que Katherine Addison utiliza la tercera persona cercana, y los pensamientos de Maia modelan todos los pasajes de la novela. Su voz interior está usada de forma extensiva, y cada instante es un placer. Como detalle, resaltar que dicha voz interior utiliza varias formas de inglés arcaico, como 'thou' o 'thee' en lugar de 'you'. Al principio pensé que supondría un problema, pero finalmente, ni fueron tantas palabras ni se diferencian tanto del inglés moderno como para suponer una pega para el lector no nativo.

The Goblin Emperor es una de las nominadas para los grandes premios de este año. Está nominada al Hugo y al Nebula como mejor novela. Como suele pasar en estos casos, el saber que estaba nominada hizo que mis expectativas fueran bastante altas. Aunque tener un listón mental alto es la mejor manera de decepcionarse, hay que reconocer que al principio la novela cumplió con creces. La transición que sufre Maia entre vivir aislado a encontrarse en el centro de la corte del Emperador es magnífica. La novela tiene un desarrollo pausado, mientras Maia se acomoda y aprende sobre el funcionamiento del palacio y la política imperial. Y sin embargo, a pesar de que el principal peso de la acción está en los diálogos del Emperador, la novela es sorprendentemente amena. No hubo ninguna parte que se me hiciera pesada, y muchas veces me descubrí arañando los minutos para leer unas páginas más antes de tener que enfrentarme al mundo real. La autora logra generar la sensación de que no hay nada seguro, de que todo el mundo puede ser un enemigo o puede querer aprovecharse de la inocencia del Emperador. Es un gran motor de tensión que aligera el paso de las páginas y hace avanzar la trama.

La vida en la corte del Emperador es complejísima, y existe una impresionante galería de secundarios: la guardia personal del Emperador, sus sirvientes más directos, el personal de su "hacienda", sus secretarios, sus ministros, los miembros supervivientes de su familia, los nobles mayores y menores y las diferentes casas. Por eso, hay que reconocer el gran mérito de la autora que logra que no te pierdas demasiado en esta procesión de personajes. Para aquellos que, como yo, puedan encontrar que ciertos nombres son demasiado similares o que ciertos términos honoríficos que se repiten entre personajes resultan algo confusos, hay una guía de al final del libro de obligada consulta.

Katherine Addison tiene una prosa bellísima, con un adecuado uso de los adjetivos, y dibuja un mosaico de cultura y política fascinante. Al principio pensé que detrás de esta riqueza léxica (la novela tiene un sorprendente número de palabras inventadas para designar títulos honoríficos y nobiliarios, ceremonias, organismos políticos, militares y económicos, etcétera) existía un profundo trabajo de planificación y worldbuilding. Esta impresión se acentuó tras terminar la novela, en la que el Imperio de los elfos y los goblins (que con una excepción, son las únicas razas mencionadas en la novela) esquiva su identificación con ninguna cultura de nuestro mundo, lo que me indujo a pensar que el trabajo de investigación y documentación sobre política renacentista debía ser notable. Pero, en un par de entrevistas la autora dice que es una discovery writer, lo que significa que apenas planifica y que va "descubriendo" la novela mientras la escribe. La verdad es que lograr esa variedad y estilo sin soltar un tocho de 800 páginas con eternas descripciones (la novela tiene 480 en la edición de bolsillo) me parece muy meritorio.

Como decía, la inexperiencia de Maia queda compensada en cierta medida por su obvia inteligencia pero lastrada por su buen corazón (un rasgo peligroso en un Emperador). Sin embargo, durante la segunda mitad, la ingenuidad general de la novela empezó a hacer mella en mí. No sólo la ingenuidad del protagonista, que me parece lógica y bien traída, sino la de la propia novela. Ciertas acciones y pasajes se me hicieron poco creíbles por la pureza de las intenciones de los personajes. Al parecer, los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. Hay poco cinismo, tejemanejes y depravación en el palacio de un Emperador de poder virtualmente absoluto. Sinceramente pensé que en un escenario así abundaría mucho más el gris que el blanco y el negro.

Pero quitando esta pega, que me amargó un poco el desarrollo final de la novela, he de decir que es un viaje estupendo. Te sumerges totalmente y con poco esfuerzo en un mundo steampunk donde la revolución industrial está teniendo lugar de forma lenta e inexorable; donde las orejas revelan tanto sobre los sentimientos de los personajes como la boca o los ojos; y donde ser Emperador supone tener un trabajo que todo el mundo quiere menos tu y tener que vivir solitariamente a pesar de estar rodeado constantemente de gente.

Como toque final, decir que es una novela autoconclusiva, y la autora ha dicho en varias ocasiones que, aunque no descarta escribir alguna otra novela basada en el mismo mundo (lo que sería fantástico), la historia de Maia está contada y no hay nada más que decir al respecto. Decisión digna de alabanza en un mundo donde el escritor de fantasía que no hace trilogías es porque está demasiado ocupado haciendo sagas.

4 comentarios:

  1. No teníamos bastante con un reseñador para que The Pila aumentara lo suficiente. Ahora con dos (y dos tan buenos) no voy a tener tiempo para leer todo lo que decís. ¡Malditos!

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  2. Gracias por el cumplido Leti. Bueno, pienso que The Goblin Emperor es un libro muy especial que requiere que el lector lo coja con ganas, que esté de humor para un poco de intriga palaciega. Así que seguro que si está en tu pila el momento de echarle un vistazo se presentará por si solo.

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  3. Le tengo muchísimas ganas a este libro, y reseñas así no ayudan a que se me pasen :P

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