lunes, 2 de mayo de 2016

Antonio Díaz reseña El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano

Antonio Díaz nos ofrece hoy una nueva e interesantísima reseña: El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano. Sinceramente, yo estoy deseando terminar de editar esta entrada para salir corriendo a leer el libro. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Parasite, de Nick Drake (Spotify, YouTube).

La novela ganadora del premio Celsius 2015 no es space opera, ni tampoco fantasía épica ni terror sobrenatural. No es ciencia ficción hard, grimdark o gore. El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano, es una sátira sobre la sociedad actual con elementos sueltos de varios géneros. La mejor manera de disfrutar de esta novela es leyendo lo menos posible sobre su argumento para poder descubrir sus secretos poco a poco.

Moyano utiliza una estructura de archivos de documentos sueltos, estilo epistolar, para elaborar la novela. En ella hay correspondencia, informes de espionaje, transcripciones de grabaciones, testimonios, telegramas, un testamento publicado online, un cuaderno de notas, mensajes de texto e incluso el prospecto de un medicamento. Aunque hay varios libros que he leído con esta estructura o parecida (Snakewood, Proyecto Marte y Guerra Mundial Z me vienen a la cabeza), El imperio de Yegorov es el que la lleva más lejos y con más acierto. Moyano está absolutamente entregado a este formato y no se sale de línea en ningún momento. No tiene reparos en obviar acontecimientos que, a priori, podrían parecer imprescindibles porque no cuadran con algo que se escribiría en una correspondencia o en una entrevista. Es el lector el que debe de unir estos retazos para imaginar el cuadro que Moyano está pintando.

El imperio de Yegorov no posee un protagonista claro. Todos los personajes están al servicio de una historia inteligente y bien pensada. A pesar de su particular formato, es una novela muy ligera de menos de doscientas páginas y que puede leerse fácilmente en una o dos sentadas. Definitivamente, su brevedad es parte de lo que la hace tan disfrutable. Si Moyano hubiese publicado un volumen de seiscientas páginas contando lo mismo, habría sido inaguantable. Se condensa el suficiente número de ideas en un formato relativamente corto y se gana en claridad y agudeza. El escritor juega mucho con la sutileza. No cuenta mucho, pero deja que se entrevea, entre bambalinas, lo que va sucediendo en el mundo de la novela. Muchos de los documentos tratan la trama principal de la novela de forma tangencial y hasta incluso parece que no tengan objeto. Sin embargo, todo vale. En la novela se lee desde la dedicatoria hasta los agradecimientos, pasando por el imprescindible índice onomástico (no consultar antes de terminar la novela). Todo influye, todo son piezas perfectamente medidas para dar información al lector avispado.

En la faceta negativa, hay que destacar que la clave central de la novela no es excesivamente original (aunque la clave está más en el estilo que en el sentido de la maravilla). Además, quizás termina un tanto abruptamente. Es posible que con veinte páginas más, donde pudiera desarrollar un poco las consecuencias que se vislumbran en las últimas páginas de la novela, ésta alcanzara su perfección. Pero esta es una impresión profundamente personal. No puede negarse que el final, tal cual está escrito, sea posiblemente parte de su encanto. Deja el trabajo al lector llenar los huecos con sus propias impresiones. Ahora bien, al cerrar el libro todo queda explicado: desde la identidad del enigmático narrador que se ha dedicado a recopilar estos documentos y sus razones hasta el misterioso título del libro.

Es una novela recomendable tanto para el aficionado al género como para el amante de la literatura más mainstream. Es una novela que se puede leer desde ambos prismas y seguir siendo relevante. Definitivamente, es una lectura para disfrutar durante el verano, un descanso muy disfrutable entre obras más pesadas.

3 comentarios:

  1. Hola :) Desconocía totalmente la novela. El tema de sátira sobre la sociedad actual con elementos sueltos de varios géneros me resulta atractivo aunque reconozco que esa estructura epistolar a través de informes, documentos,... etc no casa mucho con mi estilo lector, aunque el hecho de tener que ir pensando y uniendo cabos, me apasiona. Lo mejor es lo que comentas de la brevedad, 200 paginas ahora mismo no es nada con lo que se esta publicando y que el final deje todo cerrado, aunque nuestra mente pensante deba rellenar los huecos, me gusta. Apuntada para el verano, que será mi momento de lecturas más cortas o amenas :)

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  2. Que no te eche para atrás la estructura. Es una novela accesible. Si finalmente cae este verano (o antes o después) ya nos cuentas qué tal :)

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  3. A mí ese tipo de estructura me atrae siempre mucho. A ver cuándo le puedo hacer hueco.

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