viernes, 18 de noviembre de 2016

Miquel Codony reseña The Last Days of New Paris, de China Miéville

Hoy es un día muy especial para este blog, puesto que tengo el inmenso placer de acoger una reseña de un excelente lector, gran amigo y mejor persona: Miquel Codony. Además, el libro que ha escogido es The Last Days of New Paris, de China Miéville, uno de los más interesantes de este año. Quiero dar las gracias a Miquel por su colaboración con Sense of Wonder y espero que os guste mucho la reseña.

Banda sonora de la reseña: Miquel sugiere leer esta reseña escuchando
Carpet Crawlers, de Genesis (Spotify, YouTube).
Los kaijus del surrealismo vs. los mechas del infierno nazi

El arte es peligroso. Puede convertirse en un arma, quizás caótica, difícil de apuntar, de interpretación variable… pero capaz de enfrentarse con fuerzas con una voluntad de aplastar la libertad de pensamiento tan arrolladoras como el fascismo. Esta es la metáfora fundamental de un libro cuya imagen central —un Nuevo París repleto de entidades surgidas de la imaginería de los surrealistas que cobran vida y se enfrentan a los Nazis que tratan de ocupar la ciudad frente a diferentes facciones de la resistencia en un París en el que las leyes de la realidad ceden ante las de la imaginación— es, sencillamente, maravillosa, y el partido que le saca Miéville, difícil de exagerar. El arte, por plantearlo de otro modo, convertido en esencia del espíritu humano y hecho explícito para frenar lo más oscuro del ser humano.
No es solo que el libro sea un alarde imaginativo, que lo es, sino que el motor mismo de la narración es la transformación de la imaginación en un elemento material, virtualmente un arma, la corporeización de la imaginación de unos surrealistas convertidos en guerrilleros. Tal vez se le pueda reprochar al libro lo convencional que es a nivel formal (desarrollo de la trama, estilo de descripción, etc.) frente a las ideas que propone. Parafraseando a un amigo, The Last Days of New Paris no está narrando siguiendo un esquema surrealista. Supongo que es una decisión deliberada para subrayar el contenido y centrar el hilo de la narración, pero a veces parece una oportunidad desaprovechada, una falta de ambición. Claro que, a juzgar por mi incapacidad para leer un libro como Barefoot in the Head de Brian Aldiss —con el que guarda alguna relación—, tal vez tenga que darle las gracias por ello. Me limito a señalarlo porque me llama la atención, pero no estoy en situación de valorarlo y el resultado final es, de todos modos, fenomenal y muy especial.
Creo que Miéville es un maestro en el uso de los diálogos como reflejo indirecto de lo que piensan o sienten los personajes. Es decir, más que hacer explícito esos pensamientos, sus palabras obligan a deducirlos y contribuyen a una ilusión de vida interior que les da profunidad, al menos a los dos personajes principales. Por otro lado, Miéville no muestra gran interés por la mayoría de sus personajes y es un titiritero que no se molesta demasiado en ocultar la condición de marionetas de los mismos. Está claro que no existe personaje libre, pero en el caso de Miéville esa sumisión a las necesidades de la trama es especialmente manifiesta.
Se puede decir algo similar de su manera de describir la acción, siempre en presente de indicativo y con gran economía verbal para hacer trabajar —para bien, maldito gandul— al lector. De nuevo, Miéville consigue crear una ilusión de profundidad en su historia que la enriquece y la llena de ecos recurriendo al consabido “menos es más”.
Paradójicamente, me parece que la historia cede a la tentación de explicarse demasiado en al menos un aspecto importante: el recurso a analepsis para explicar el origen de la situación alrededor de la cual gira el libro, la manifestación corpórea del surrealismo. Hasta cierto punto es importante que el lector conozca algunos de los detalles, pero los flashbacks son anticlimáticos y aportan poco a la narración. No me parecen la mejor solución. Pero vamos, no se lo tengo demasiado en cuenta.
En muchos sentidos, tal vez los más importantes, la novela es una obra maestra muy bien ejecutada, pero contiene algunas soluciones que, como se ha visto, cuestiono —sin proponer una alternativa clara: prerrogativa del criticón—. Por ello creo que se queda a un paso de alcanzar un resultado acorde con su ambición. Como tal, es una novela fallida, pero es uno de esos fallos extraños que, sin embargo, consiguen unos resultados espectaculares y deja huella en el lector, por más que parezca contradecirme. En ese ejercicio fútil y absurdo de destilar una opinión en una puntuación, creo que The Last Days of New Paris se merece cuatro estrellas sobre cinco y, sin embargo, esas cuatro estrellas son superiores a las de otros libros a los que pueda haber puntuado más alto, si me permitís la contradicción.
Una lectura muy especial que mantiene mi percepción de Miéville como uno de los escritores más interesantes que tiene la literatura fantástica actual.

3 comentarios:

  1. Los dientes largos...

    @jukka_sarasti

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  2. Wow, Sense of wonder se llena de colaboradores, se van a pelear por el pastel a este paso XD Si ya la reseña en el Neo Nostromo me resulto interesante, esta lo es un poco más todavía. Y lo mejor es que lo tendremos en castellano el año que viene, que glorioso. Parece una obra diferente, a la que entrar con todo de lleno. A mi el pero que señala Miquel no me lo parece tanto, yo al menos a veces necesito que me expliquen las cosas para disfrutar en la totalidad del libro, pero como él dice, es un detalle nimio. Un abrazo^^

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  3. Mi intención es que los colaboradores compensen el bajón de nivel que suponen mis reseñas :)

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