jueves, 1 de marzo de 2018

Antonio Díaz reseña Beneath the Sugar Sky, de Seanan McGuire


Después de habernos hablado la semana pasada de Every Heart a Doorway, Antonio Díaz nos trae hoy la reseña de otra novela corta de Seanan McGuire situada en el mismo universo: Beneath the Sugar Sky. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Beneath a Phrygian Sky, de Loreena McKennitt (Spotify, YouTube)

Beneath the Sugar Sky, de Seanan McGuire, es la tercera entrega de la serie Wayward Children y continúa cierto tiempo después de donde lo dejó la primera entrega, Every Heart a Doorway. 

Se recuperan algunos de los personajes de la primera entrega y se introducen otros nuevos. Los personajes que repiten están bien seleccionados de entre el elenco de Every Heart a Doorway y la autora nos trae a algunos de los más interesantes. El fuerte de la serie de McGuire son los fantásticos mundos que ha ideado, a través de los cuales presenta unos personajes atormentados en mayor o menor medida y todos ellos muy convincentes. Sin embargo, los nuevos personajes que presenta, a excepción de Rini, no consiguen resultar tan redondos como los originales. Particularmente hay uno que se debate con su figura y la percepción que los demás tienen de él que me ha resultado un tanto cansino.

El argumento central, aunque con un planteamiento inicial interesante, termina siendo una historia de gesta heroica más bien clasicota, sin salirse especialmente del sendero marcado. Tras cierta reflexión, entiendo que el principal problema es que palidece en comparación con la originalidad de los argumentos de las entregas anteriores.

La prosa de McGuire también es más sencilla, pone mucho más esfuerzo en el fondo que en la forma (en contraposición clara con Down Among the Sticks and Bones) y se parece un tanto más a la original Every Heart a Doorway. Sin embargo, y sin releer la primera entrega, la recuerdo más trabajada que ésta. 

El punto fuerte de Beneath the Sugar Sky es, sin lugar a dudas, la profundización que realiza McGuire en el worldbuilding. Cuando leí Every Heart a Doorway ya me pareció que el mash-up metaficcional era la repera. ¿Cómo puede ser que nadie hubiera pensado en un colegio para niños que han cruzado a otros mundos y han vuelto? McGuire no sólo lo imagina, sino que establece una sutil metáfora con los mundos que visitan y diferentes problemas de identidad y adaptación de los jóvenes. En Beneath the Sugar Sky, McGuire nos sorprende con una teoría ampliada sobre la aparición de las puertas y qué características pueden tener los elegidos. También habla sobre cómo pueden crearse y modificarse esos mundos (o al menos uno de ellos).

Aunque no es la mejor de las tres, sólo por lo que empieza a revelar a mí ya me tiene vendidas las dos siguientes entregas, anunciadas esta semana: In an Absent Dream y Come Tumbling Down. Es una pena que Daryl Gregory no haya continuado We are All Completely Fine con una secuela para poder hacer la comparativa definitiva.

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