jueves, 19 de abril de 2018

Pablo Bueno reseña Agentes de Dreamland, de Caitlín R. Kiernan

Pablo Bueno nos trae hoy la reseña de una de las novelas cortas que más están dando que hablar en las últimas semanas: Agentes de Dreamland, de Caitlín R. Kiernan, recientemente publicada en España por Runas. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Pablo sugiere leer esta reseña escuchando Shadow of Doubt, de la banda sonora original de Escaflowne (YouTube).

Nunca dejará de sorprenderme la capacidad que tiene el universo de Lovecraft para adaptarse a los nuevos tiempos y agazaparse bajo formas renovadas. Tal es el caso que se nos presenta en Agentes de Dreamland.

En esta historia nos encontramos con tres personajes que bailan en torno a un inquietante descubrimiento por parte de las autoridades. Para no desvelar más de lo que pudiera ser recomendable, sobre todo debido a la brevedad de la obra, solo diré que mezcla sectas, investigaciones, las mencionadas fuentes lovecraftianas e incluso hechos reales de la América más oscura.

Partiendo de esta premisa, Kiernan demuestra una gran capacidad para dibujar lienzos enormes con apenas unos trazos. Lo hace, además, con una prosa de estilo difuso, indirecto, en ocasiones casi poético, incrustando fragmentos de poemas y canciones en la propia visión de los personajes. Esto crea un discurso nebuloso, pero que resulta extrañamente convincente. Uno de los personajes explica, casi en un juego metaliterario, esta sensación:
“Ni medio entiendo lo que dice ni finjo entenderlo. Comprendo sin una comprensión perfecta. Eso es algo que él me ha enseñado”.
Y es que, sí, el ambiente de la obra y la caracterización de los personajes son algunos de los puntos sobresalientes, pero, en mi opinión, el Guardagujas en concreto merece una mención aparte. Se trata de un individuo desgastado, erosionado por el tiempo, la experiencia y los horrores que ha visto en el ejercicio de su profesión. La autora no pierde ni un instante en tratar de suavizar su imagen rota o lo desasosegante de su presencia. Y lo hace, como todo en esta obra, como si no quisiera ahondar en ello, pero con una fuerza impresionante. La tercera protagonista, dentro de sus deliciosas particularidades, me ha dejado un poco más frío, en tanto en cuanto representa una rareza que nunca llega a justificarse ni siquiera de modo tangencial, pese a que es una incógnita que capta toda nuestra atención desde que aparece en escena.

Agentes de Dreamland consigue ese ambiente inquietante propio de las obras que siguen la estela de Lovecraft. Y, si bien el maestro crea atmósferas de una intensidad difícilmente alcanzable, Kiernan no se queda atrás en dicho arte. Y lo hace, además, sin tener que recurrir a un abuso de las escenas perturbadoras, que las hay, sino haciendo que el lector se forme sus propias imágenes a través de esas descripciones indirectas que comentaba antes.

No puedo dejar de mencionar también que el formato de novela corta me ha resultado muy apropiado y disfrutable en esta obra. Casi sin darme cuenta, el “semilargo” se ha convertido en una de mis opciones preferidas y recurrentes de lectura en los últimos tiempos, por lo que le doy las gracias al sello Runas por apostar por él.

En conclusión, Agentes de Dreamland me ha resultado una lectura muy curiosa y entretenida. Puede que mi principal crítica sea, precisamente, su mayor virtud: dejar al lector con ganas de saber más. Sabemos el qué y el cómo han pasado y pasarán las cosas, pero nos gustaría recrearnos en el desarrollo, dejar que los rugosos tentáculos de los Primigenios nos guiaran de una manera más exhaustiva y tormentosa por los hechos. Y es que uno percibe, no sé si de un modo correcto, que hay mucho más de donde vino esto; que el modo de escribir de la autora, casi a través de amagos, se convierte en una virtud, pero que apunta a mucho hielo de sujeción tras esta punta del iceberg que sobresale por encima del mar.

1 comentario:

  1. Cosas como las hormigas zombies y los ciervos zombies es algo que se ha hecho medio populares en la red,eso y unas cuantas imágenes grabadas en mi retina de los mangas de Junji Ito me predispusieron aque algunas partes me resultaran muy perturbadoras.

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