Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando
Network Node, de Ben Prunty (
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The Feed, de Nick Clark Windo, es un thriller post-apocalíptico de ciencia ficción que quizá nunca habría leído si no hubiera llegado a mí por una serie de circunstancias que sería demasiado largo (e innecesario) relatar aquí. Inicialmente, me vi atraído por algunas ideas interesantes que se presentan de forma atractiva y original, pero tardé poco en sentirme profundamente decepcionado por casi todos los aspectos de la novela.
Antes de nada, pongámonos un poco en contexto. El primer capítulo del libro nos presenta a Tom y Kate, el matrimonio que va a ser protagonista de toda la historia. Tom es el hijo del inventor de The Feed, una tecnología que permite que cualquier persona se conecte, sin ayuda de dispositivos externos, a un entorno virtual en el que todo sucede a una velocidad muy superior a la del mundo real y en el que se comparte información entre todas las personas del planeta con total facilidad. Por determinadas circunstancias (que no revelaré puesto que se acercan al spoiler), se produce un colapso mundial de esta red, lo que hace que la civilización prácticamente desaparezca. Por si esto fuera poco, sobre cualquier persona se cierne la amenaza de verse "poseído" por un ente externo desconocido que lo suplanta y sustituye.
No negaré que The Feed tiene algunos elementos positivos. La novela es bastante ágil y sencilla de leer, lo que unido a su relativa brevedad consigue que sea una lectura amena. El misterio de quiénes son los “invasores” hace que se mantenga el interés durante buena parte de la lectura. Además, para representar las conexiones a The Feed, el autor utilizar un estilo literario diferente que consigue transmitir la sensación de velocidad y de abundancia de información que experimentan los protagonistas en ese entorno virtual.
Sin embargo, estas virtudes resultan francamente escasas en vista de la gran cantidad de problemas graves que presenta el libro. Entre los muchos inconvenientes que le he encontrado a The Feed, el principal es, sin duda alguna, que la trama está absolutamente plagada de inconsistencias y agujeros. Ni las situaciones, ni las actuaciones de los protagonistas, ni las explicaciones de los diferentes sucesos tienen sentido alguno, se las mire por donde se las mire.
Para empezar, en ningún momento se explica por qué se llega a la situación que se produce después de la caída de The Feed. En apenas seis años, la población mundial se ve reducida a una expresión mínima, pero no hay una causa aparente para ello. Es cierto que la dependencia del entorno virtual puede haber provocado pánico y confusión tras su desaparición, pero eso no parece justificar la muerte del 99,99% de las personas (a tenor de lo que se observa en los capítulos centrales del libro). Es más, esto plantea otras cuestiones como: ¿por qué no había planes de contingencia para un posible fallo de The Feed? ¿Cómo es posible que se sustituyeran absolutamente todas las inscripciones en medicamentos, alimentos, productos… por enlaces al mundo virtual? ¿Por qué otros sistemas, como se ve más tarde en la novela, sí que siguieron funcionando sin problema? El autor no hace mención de ninguna de estas cuestiones en ningún momento, simplemente hace un salto de seis años en el tiempo y espera que el lector acepte que toda la civilización se ha perdido de forma irrevocable.
Peor aún es la idea de que todas las personas en el mundo de la novela asuman que, puesto que las “invasiones mentales” se producen aparentemente mientras la gente duerme (tampoco se explica en ningún momento por qué) la única solución es vigilarse unos a otros durante el sueño y matar a sangre fría a aquel que presenta signos de estar siendo “sustituido” (cosa que se puede detectar sólo durante unos pocos segundos, según se explica en el libro). No se desarrolla una cura ni se intenta cortar la conexión a The Feed a pesar de que se sabe (tampoco se dice cómo) que esa es la causa. Simplemente se hacen unos vídeos de propaganda para que la gente se conciencie de que hay que vigilar a los que duermen y matarlos instantáneamente si muestran algún síntoma preocupante. Y, solo con eso, toda la gente lo cumple a rajatabla. Por otro lado, los personajes desconfían de aquellos que han estado aislados o separados durante un tiempo (porque no los han podido vigilar mientras dormían) pero no se les ocurre en ningún momento acordar alguna clave, alguna contraseña, para poder confirmar que siguen siendo la misma persona y no han sido sustituidos.
Pero eso no es todo. La explicación de las invasiones es completamente ridícula y la resolución final lo es aún más, si cabe. No las destriparé por ética, pero dejadme al menos decir que los saltos en el vacío, los agujeros de guión y el recurso al más puro deus ex machina resultan francamente sonrojantes y, en algunos casos, constituyen un auténtico insulto a la inteligencia del lector.
Además de las inconsistencias argumentales, la novela también tiene otros muchos problemas. Por ejemplo, los únicos personajes que tienen un mínimo de desarrollo (tampoco demasiado) son Tom y Kate. De hecho, la mayor parte de los demás parecen placeholders y algunos (Mark, por ejemplo) existen única y exclusivamente para dar a los protagonistas cierta información que necesitan conocer para que la historia avance. Una vez que cumplen su papel, desaparecen y no se vuelve a saber nada de ellos. Esto también sucede con varias de las motivaciones que mueven durante mucho tiempo a los protagonistas pero que, de repente, quedan totalmente olvidadas sin solución de continuidad.
Por todo ello, el libro puede resultar frustrante (y hasta molesto) para cualquier lector que intente cuestionarse mínimamente la coherencia de lo que el autor expone en la narración. En ese sentido, es una historia mucho más cercana al guión de un blockbuster de Hollywood que a una obra de ciencia ficción literaria seria.
Como podéis imaginar, no recomiendo leer The Feed bajo ningún motivo. Tengo la impresión de que vendrá acompañado de una campaña de marketing de cierta entidad puesto que se trata de una obra de fácil lectura y aún más fácil digestión. Pero no os dejéis engañar: mi consejo es que no os acerquéis a este libro.