Corría el año 2000 y, por diversos motivos (sobre todo mi afición por la música y y la necesidad de dedicar muchas horas a estudiar la carrera), tenía bastante abandonada la lectura. Por casualidades de la vida, un amigo me dejó el libro de Warren Sánchez me pasó un enlace a una lista de las diez novelas que habían ganado el Hugo, el Nebula y el Locus (desde entonces se han añadido algunos más al club). De las diez, había leído cinco y me habían parecido estupendas, así que me picó la curiosidad por leer las otras cinco. Me acerqué hasta la librería y el único de los cinco que tenían (por primera, pero no última, vez experimenté la frustración de oir la palabra descatalogado) era Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Lo compré y me lo llevé de viaje a un congreso que tenía en Viena a los pocos días.
Recuerdo aquella semana como una de las mejores de mi vida. No sólo porque Viena es una ciudad maravillosa y porque en el congreso puede conocer a mucha gente estupenda, sino porque leer Los desposeídos significó mi regreso a la literatura de ciencia ficción y fantasía. Desde entonces me convertí en el apasionado lector y en el incansable buscador de libros que soy ahora.
Pero no sólo eso. Leer Los desposeídos me hizo reflexionar profundamente sobre cosas que nunca antes me había planteado. Sobre la política, sobre la justicia social, sobre el papel del individuo en el mundo, sobre la naturaleza humana. Y sobre la capacidad única del género de la ciencia ficción para explorar temas que en otro tipo de literatura es prácticamente imposible abordar del mismo modo.
Un libro que me llevaría a una isla desierta
Esta es una de las elecciones más fáciles de la lista. De hecho, lo que me ha resultado difícil es no poner este libro en dos o tres apartados más. Desde luego,
me ha obligado a releer muchos capítulos para intentar entender algo (casi más que el de
Hofstadter) y
es un libro que me encantaría ser capaz de escribir (véase más abajo) por lo que eso significaría con respecto a mis conocimientos de física y matemáticas. Y, por si fuera poco,
es el eterno libro que pretendo leer (véase también más abajo), porque confieso que, a pesar de haberlo intentando en varias ocasiones, no he podido llegar ni a la mitad. Incluso me he comprado otros libros para intentar alcanzar el nivel necesario para entender éste. Pero para entender esos libros, a su vez, necesitaba leer otros antes... El mito de Sísifo hecho obra literaria.
Así que me parece que la única forma de poder llegar a leer
The Road to Reality (
El camino a la realidad) de
Roger Penrose y poder afirmar que lo he entendido sería llevármelo a una isla desierta. Eso sí, por favor, que haya una buena conexión a internet para mirar la Wikipedia y muuuuuuuchas hojas de papel para echar las cuentas necesarias.
Un libro que me hizo reír
Podría haber elegido
Sin noticias de Gurb de
Eduardo Mendoza o
La venganza de Don Mendo de
Pedro Muñoz Seca, dos de los libros con los que más me he reído en mi vida. Pero me voy a quedar con una obra un poco menos conocida pero igualmente divertida:
The Know-it-all de
A.J. Jacobs. Se trata de un libro tremedamente original, al que llegue gracias al estupendo blog
Curioso pero inútil (que, lamentablemente, tiene muy poca actividad de un tiempo a esta parte). En él, el autor nos cuenta su experiencia en un proyecto cuando menos llamativo: leerse la
Enciclopedia Británica de cabo a rabo. El libro, como no podía ser de otra forma, está también escrito en forma de enciclopedia (con entradas en orden alfabético) y rebosa buen humor por los cuatro costados.
Un libro que me hizo llorar
No es que me hiciera llorar realmente (no creo que un libro lo haya hecho nunca, bueno quizás
El principito de
Antoine de Saint- Exupèry) pero ya mencioné cuando lo reseñé hace unos meses que al final de Raising Stony Mayhall de Daryl Gregory se me humedecieron un poco los ojos. Porque Stony es un personaje al que es imposible no cogerle cariño y cuando uno llega a ese final... no, no voy a destriparlo, pero baste decir que es de lo más emocionante que he leído en mucho tiempo. Parece mentira que se pueda decir que un libro sobre zombies es un libro que inspira ternura, pero Gregory lo consigue con esta novela que es prácticamente perfecta.
Un libro que me hubiera gustado escribir
A primera vista ésta me pareció una de las preguntas más difíciles del meme. Pero luego me di cuenta de que la respuesta no podía ser más obvia.
El libro que me hubiera gustado escribir no es otro que
Axiomatic (
Axiomático) de
Greg Egan. Una colección de relatos que son auténticas joyas y que es la muestra perfecta de lo que ciencia ficción dura es capaz de conseguir. Una de las cimas más altas de la especulación científica y filosófica en forma literaria.
Es más, no es sólo que me hubiera gustado escribir
Axiomatic, es que si yo fuera escritor (que, aunque de pequeño lo pensaba, tengo claro que no es mi vocación) querría ser
Greg Egan.
Un libro que aborrezco
Me suelen ofender especialmente aquellas obras que pretenden tomarme por tonto (de ahí que me guste mucho más la literatura que el cine), un recurso que es especialmente común en los
bestsellers. Suelo huir de ellos como de la peste, pero en épocas de necesidad (aquellos meses de
exilio estancia de investigación en Siberia) no me ha quedado más remedio que recurrir a alguno (por fortuna, ahora con los ebooks me puedo llevar cientos de libros a todas partes sin ningún problema). Uno de los que recuerdo con más desprecio (hace poco lo hablaba con mis amigos de los
VerdHugos) es
El Círculo Mágico de
Katherine Neville. No sólo (auto)plagia sin rubor la trama y los personajes de
El ocho (que todo hay que decirlo, no es mal pasarratos), sino que consigue hacerlo particularmente mal. Recordar aquella infame sopa de letras en la que los mensajes secretos se codificaban según la inclinación de las pistas de una estación de esquí y entrarme escalofríos es todo uno.
Un libro que me decepcionó
Otro apartado donde podría escoger, por desgracia, muchos títulos. Por ejemplo, un libro que me decepcionó profundamente es
The Girl with the Dragon Tattoo (
Los hombres que no amaban a las mujeres) de
Stieg Larsson. Pero claro, la culpa es mía por romper mi norma (adopatada después de terminar la infame novela del apartado anterior) de no leer
bestsellers y me lo tengo bien merecido. Un caso mucho más sangrante es el de
El libro del día del juicio final de
Connie Willis. Esperaba grandísimas cosas de esta novela. Multipremiada (de hecho, estaba en la misma lista que
Los desposeídos) y aclamada por público y crítica. Me costó muchísimo conseguir un ejemplar y cuando al final lo pude leer... ¡qué decepción! Posteriormente me he topado con obras de
Willis que son mucho peores (por ejemplo, el extremadamente sobrevalorado dueto
Blackout/
All Clear que fui absolutamente incapaz de terminar de leer, y me consta que no soy el único, ni mucho menos), pero en aquella época aún no sabía que, pese a todo, y como diría mi amigo
CloudXXI, este es un libro capaz de aburrir a las ovejas.
En un universo alternativo, el que escribe entró en la librería con su lista de
Las diez novelas premiadas con el Hugo, el Nebula y el Locus y la obra que no estaba descatalogada era
El libro del día del juicio final. Os puedo asegurar que esa versión de un servidor no volvió a tocar un libro de ciencia ficción ni con un palo, no tiene ningún blog y es mucho más infeliz que el de este universo (bueno, igual estoy exagerando un poco, pero creo que pilláis la idea, ¿no?).
(Debo mencionar que hasta última hora estuve dudando si elegir
Leviathan Wakes para este apartado, ya que el
hype creado alrededor de una obra tan mediocre lo convierte en una decepción absoluta, pero como ya me explayé abundamentemente sobre el particular he preferido elegir el libro de Willis).
Un libro que estoy leyendo ahora
El libro que estoy leyendo (y disfrutando como un enano) ahora mismo es el primer volumen de la trilogía
Mistborn, que se titula
The Final Empire (
El imperio final) y está escrito por
Brandon Sanderson. Es un libro al que le tenía ganas desde hace mucho tiempo (y aún más desde que leí el año pasado
The Alloy of Law, situado en el mismo universo), así que cuando hace poco mi amigo
Miquel me regaló la trilogía completa encontré la excusa perfecta para dejar otros proyectos de lectura apartados y ponerme con él. Y me está encantando. El ritmo es trepidante, los personajes son carismáticos y el sistema de magia es simplemente alucinante. No suelo leer varios libros seguidos de un mismo autor porque corro el riesgo de cansarme de su estilo (fue lo que me pasó con Connie Willis, sin ir más lejos) pero me parece que con
Sanderson voy a tener que emplear mi fuerza de voluntad a fondo para no ponerme con el siguiente de la serie nada más acabar
The Final Empire.
Un libro que pretendo leer
A ver, ¿dónde está la cámara oculta? ¿Cómo es eso de
UN libro que pretendo leer? Un servidor pretende leer muchos, pero muchos libros (y seguir contándolo aquí mientras haya alguien a quien le interese). Pero si me obligáis a escoger sólo uno, quizá el que más me apetece ahora mismo es
Gardens of the Moon (
Los jardines de la luna) de
Steven Erikson. Sí, ya sé que esperabáis que escogiera algo de Egan o de Hamilton o de Reynolds, pero la verdad es que últimamente estoy notando una cierta inclinación a ir llenando las grandes lagunas que tengo en mis lecturas de fantasía (confieso que, además de Erikson, tampoco he leído nada de Scott Lynch, ni de Abercrombie, ni de Scott Bakker, ni de Guy Gavriel Kay, ni de Rothfuss...). En concreto,
la saga de Malaz me atrae muchísimo desde hace tiempo, pero el hecho de que sean diez libros (más series paralelas, más una precuela que se viene) y no precisamente cortos siempre me ha echado para atrás. Ahora que me encuentro con ganas puedo afirmar que de este verano no pasa (o, al menos, eso espero). Además, la buena experiencia con Sanderson (otro de los que tenía, imperdonablemente, pendientes) me anima todavía más.
El meme en otros blogs
Los otros insensatos que han comenzando esta cadena de memes están enlazados a continuación: