Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando You're My Best Friend, de Don Williams (Spotify, YouTube).
Hay dos subgéneros de la literatura fantástica que me resultan especialmente aburridos: las historias de zombies y las narraciones post-apocalípticas. Seguramente se trata de una opinión poco informada y cargada de prejuicios, pero mi impresión es que en ambos casos hay tantos elementos obligatorios y el escenario deja tan poca libertad, que apenas queda espacio para innovar o aportar enfoques nuevos. Salvo honrosas excepciones, las historias acaban siendo clónicas las unas de las otras.
Por todo ello, suelo intentar evitar leer libros de esos subgéneros. Pero hete aquí que en The Girl With All the Gifts, me los he ido a encontrar a ambos en todo su esplendor.
Cierto es que la novela empieza de un modo que no hace sospechar que vaya a caer en tópicos y clichés. Los primeros capítulos son tan originales como impactantes y me hicieron albergar muchas esperanzas para con un libro que venía precedido de muchas buenas críticas y recomendaciones. De hecho, por el planteamiento que hace sobre el origen de la infección zombie parecía que podía encaminarse hacia reflexiones sobre el libre albedrío, la cognición y la consciencia del estilo de las brillantes especulaciones de Peter Watts en Blindsight (Visión Ciega).
Por desgracia, este espejismo dura poco y tras una de las muchas coincidencias fortuitas que dirigen la trama de la novela, todo se transforma en una típica historia de supervivencia en un mundo devastado cum infectados. Así, aparecen prácticamente todos los estereotipos esperables en estas historias: las personas que sobreviven con los restos de tecnología que encuentran, los repentinos asaltos zombies, las convenientes latas de conserva que aparecen olvidadas en un rincón, etcétera, etcétera, etcétera.
Las caracterizaciones de los personajes tampoco son mucho mejores y sus relaciones, en las que se intenta centrar gran parte del impacto emocional, resultan forzadas. Mención especial para ese recluta más verde que las lechugas y para la científica obsesionada con su trabajo, aunque tampoco se queda corto el duro sargento que parece haber crecido viendo en bucle La chaqueta metálica y El sargento de hierro, pero que luego resulta, ¡oh, sorpresa!, no ser tan duro como lo pintaban.
The Girl With All the Gifts es, pues, una oportunidad desaprovechada. El inicio, como mencionaba arriba, es prometedor, pero alcanzado el tercio de la novela los buenos propósitos se diluyen y el libro se convierte en una típica historia más. Reconozco que me forcé a leerlo hasta el final porque luego se me acusa (no sin motivos) de reseñar libros sin terminarlos. Pero casi la mitad la leí prácticamente en diagonal. Libros hay muchos y cuanto menos se entretenga uno con los que apenas aportan nada destacable, más tiempo le podrá dedicar a los que realmente merecen la pena. Creo que no hace falta que diga en cuál de los dos bandos clasifico yo a esta novela.
Bueno, ya sabes que discrepo profundamente.
ResponderEliminarPara mí es una historia muy bien explicada que le da un giro importante al tema zombie al incluir una especie de "segunda generación" (hace meses que lo leí, si no es exactamente una "segunda generación" que no se me tenga en cuenta) de la que no quiero hablar mucho por no entrar en spoilers. Tampoco estoy de acuerdo en que las relaciones sean forzadas, y de hecho el trato de los personajes me parece uno de los puntos fuertes de la novela, bien llevado con los puntos de vista. El otro, claro, es la excelente prosa y la tensión narrativa que consiguen sus autores (aunque eso es como que un libro sea o no aburrido, es una reacción subjetiva que depende mucho del lector).
También es cierto que no puedo comparar con muchas novelas de zombies porque he leído pocas y, encima, la mayoría atípicas. Y también que a mi el género post-apocalíptico sí que me parece interesante.
Total, que siento que no te haya gustado porque fui uno de los que te recomendó el libro, pero como ya he dicho por ahí, para mi es un novelón y un "instant classic".
A algunos la vida nos ha enseñado, a palos, a desconfiar de la etiqueta "instant": instant coffee, sopa instant...
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