jueves, 5 de noviembre de 2015

Antonio Díaz reseña The Lost Boys Symphony, de Mark Andrew Ferguson


Una vez más tenemos el enorme placer de recibir a Antonio Díaz, que hoy nos habla de The Lost Boys Symphony, de Mark Andrew Ferguson. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer la reseña escuchando Symphony of the Lost Boys, de The Whiskey Riders (Spotify, YouTube).

The Lost Boys Symphony es un libro que da la impresión de tratar sobre viajes en el tiempo, las segundas oportunidades y las consecuencias de tomar diferentes decisiones en la misma situación. No es desde luego una novela pionera en este subgénero. Ya Claire North dio su punto de vista en la muy original The First 15 Lives of Harry August (que ya reseñé aquí), y con un toque más clásico pero muy recomendable está Replay, de Ken Grimwood.

Pero en realidad todo esto es una tapadera. De lo que de verdad trata Lost Boys Symphony es del triángulo amoroso de los protagonistas y de cómo evolucionan como personas en ese turbulento punto de la madurez que es la vida universitaria americana. El elemento de ciencia ficción es muy tangencial y se usa como excusa para narrar una historia de corte más realista sobre las relaciones de pareja, los triángulos amorosos y las consecuencias de nuestras acciones.

Una sinopsis del libro iría como sigue: Henry y Gabe son amigos desde siempre. Henry es bastante peculiar y padece un trastorno mental que nunca queda claramente definido. A mi entender, es posible que sea esquizofrenia o bipolaridad ya que conlleva introspección extrema, comportamiento errático y cambios de humor. Cuando Henry empieza a salir con Val en el instituto, la relación con Gabe se amplia para admitir a esta tercera pieza. La novela se centra en explorar cómo afecta la enfermedad de Henry a su relación con su novia y su amigo y la que estos tienen entre sí.

La novela empieza cuando Val decide dejar a Henry e irse a estudiar a otra universidad. Henry entra en una terrible depresión y empieza a tener alucinaciones. Entonces se le aparece una versión suya adulta ofreciéndole la posibilidad de recuperar a Val. Pero este Henry universitario no es el único protagonista (de hecho no es ni siquiera el más interesante). Gabe capta la atención con sus propios sentimientos de culpabilidad por el estado de su amigo, algo que resulta mucho más interesante que el drama del propio Henry.

Mark Andrew Ferguson se adentra en la psique de estos dos personajes principales (más Val, que también tiene algún capítulo) con tres voces bien distinguibles. La que me resultó más interesante fue Gabe, aunque en sus escasos capítulos Val también está bien definida. Henry acaba siendo el más flojo, siendo más bien un motivo para los sentimientos y acciones del resto de personajes que por su propia fuerza (a pesar de que la historia se centra, en teoría, enteramente en él).

Le he echado en falta que se pusiese un mayor énfasis en el tema de revisitar la vida de uno mismo. Es un punto que se deja muy de lado y me parece una pena. Se trata también de una forma muy limitada la idea de la segunda oportunidad (¿qué harías si pudieras revivir un momento clave de tu vida con el conocimiento que tienes ahora?), aunque es un tema subyacente en el subtexto de la novela.

La novela tiene varios momentos de tensión bastante buenos en los que se entrecruzan posibilidades y ves cómo planes cuidadosamente trazados se desploman como un castillo de naipes. Sin embargo, en general es más una novela de reflexión que de acción y no pasan demasiadas cosas en sus 352 páginas.

La peor parte es el final, que me resultó predecible y anticlimático. No me dio la impresión de que se llegase a ninguna conclusión satisfactoria, pero sin duda el viaje fue lo suficientemente interesante como para justificar su lectura. No es una mala novela de debut, pero desde luego mis expectativas de leer una interesante versión alternativa de Replay o 15 Lives no me permitieron disfrutarla plenamente. Comparándola con otro libro del subgénero diríamos que se parece mucho más a Q, de Evan Mandery, donde una versión futura del protagonista llega el día de la boda de este para avisarle de que no se case con su novia; pero sin la diversión que supone la sucesión de versiones futuras que aparece en la citada novela urgiéndote a tomar diferentes decisiones. En la novela de Ferguson los viajes en el tiempo, las paradojas, riesgos y conflictos son más una excusa para justificar las dudas del protagonista sobre las consecuencias de sus propias acciones que para explorar las diferentes posibilidades resultado de éstas.

En resumen, no la recomiendo para amantes de los viajes en el tiempo ni para amantes de la ciencia ficción en general, pues es más una novela realista con un elemento de ciencia ficción que otra cosa. Sin embargo, el estilo funcional y directo de Ferguson (con capítulos cortos y un cambio continuo de puntos de vista) te conduce rápidamente por la novela.

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