lunes, 24 de octubre de 2016

The Color of Distance, de Amy Thomson

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando True Colors, de Cyndi Lauper (Spotify, YouTube).

Pese a que fue publicada en hace ya más de veinte años, reconozco que nunca había oído hablar de The Color of Distance ni de su autora, Amy Thomson, hasta que mi amiga Cristina Jurado me recomendó y me prestó el libro. Y, sinceramente, tras haberlo leído, me resulta extraño que no sea una obra más conocida (de hecho, prácticamente toda la producción de la autora parece encontrarse incomprensiblemente descatalogada en estos momentos) porque, a pesar de que tiene algunos problemas que han impedido que me convenza del todo, sus virtudes son suficientes para que sea una novela bastante más famosa. 

Tanto la trama como el planteamiento de The Color of Distance son relativamente clásicos. La historia comienza cuando una astronauta humana queda atrapada en un planeta habitado por alienígenas y se ve obligada a convivir con ellos mientras espera a una misión de rescate. Nada especialmente sorprendente u original en este sentido, como podéis apreciar, pero es que los puntos fuertes de la novela residen en otros aspectos. 

Sin duda, lo más destacado de este libro es la recreación de una toda especie extraterrestre, de su organización social, su cultura y su lenguaje, con todo lujo de detalles. La obra está estructurada en capítulos que se alternan entre el punto de vista de los aliens y de la humana protagonista, algo que supone todo un acierto puesto que nos permite observar algunos acontecimientos desde dos puntos de vista muy diferentes y, a través del fuerte contraste, sacar nuestras propias conclusiones. 

En ese sentido, el principio de la novela es todo un viaje de descubrimiento en el que vamos conociendo a la raza alienígena y, sobre todo, entendiendo su forma peculiar forma de comunicación y su intensa relación, a nivel biológico, con todos los seres vivos del planeta. Un ejemplo perfecto de cómo la inmersión total, cuando se maneja bien, puede hacer que el lector conecte mucho más con la historia que un simple infodump. En este comienzo de la novela se detectan, además, influencias de autores como Ursula K. Le Guin (imposible leer The Color of Distance y no acordarse de El nombre del mundo es bosque) e incluso de Orson Scott Card (especialmente en el tratamiento de los ciclos de vida de los aliens), que Thomson integra perfectamente sin dejar de ofrecer una voz propia. 

Sin embargo, tras esos primeros capítulos en los que todo fluye a las mil maravillas, se llega a la parte central de la novela que, por desgracia, no funciona tan bien y se hace demasiado monótona y pesada. Las ventajas que ofrecía el punto de vista alternativo disminuyen en gran medida puesto que ahora que ya comprendemos bastante bien el mundo, algunas cosas resultan repetitivas y no se hace necesario presentarlas dos veces de forma casi idéntica. Además, el carácter tranquilo y pacifista de los aliens hace que se pierda bastante tensión, ya que no se produce ningún conflicto realmente acuciante. 

Pero quizá el principal problema es que, tras las sorpresas iniciales, todo el exotismo de los extraterrestres se queda un poco en fachada. Pese a las enormes diferencias en biología y lenguaje que tienen con los humanos, sus costumbres (salvo algunos detalles puntuales) resultan bastante cercanas a las nuestras y a veces parecen más las de una tribu perdida en alguna isla del Pacífico que las de una raza alienígena que vive en un planeta a años luz de la Tierra. De hecho, la facilidad con la que, tras unos pocos meses, la astronauta humana es capaz de comunicarse y comprender el lenguaje alien me ha sido parecido totalmente inverosímil. 

Afortunadamente, la parte final de la novela, una vez que se producen ciertos acontecimientos que, por supuesto, no desvelaré, vuelve a recuperar brío y apunta a unas conclusiones muy interesantes sobre la ecología y, particularmente, sobre el encuentro con el otro y la transformación que provoca en nosotros. El final, eso sí, es un tanto brusco y deja muchos temas abiertos que supongo se tratarán en la secuela publicada en 1999 y que lleva el título de Through Alien Eyes.  

En resumen, The Color of Distance es un libro con altibajos y una parte central demasiado alargada y anodina, pero con muchas ideas y reflexiones interesantes, amén de una biología alienígena de lo más atractiva. Agradezco a mi amiga Cristina que me haya dado a conocer la obra de Amy Thomson y espero que el que actualmente los libros de esta autora se encuentren fuera de circulación sea sólo una circunstancia puntual. Desde luego, ésta es una novela que merece muchos lectores.  

2 comentarios:

  1. Hola :) True Colors de Cyndi Lauper,tu si que sabes. La verdad que ni lo conocía, ni me suena ni nada por el estilo. Como dices la sinopsis huele muy clásico, a novela de contacto extraterrestre, pero me llama esa alternancia de capítulos donde nos ponemos de cada lado. Es una pena que la parte central decaiga, pero parece bastante interesante. Se me hace raro verte reseñar algo que no sea una novedad XD Un abrazo^^

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  2. Yo tampoco la conocía y, la verdad, la descubrí sólo gracias a Cristina Jurado. De vez en cuando (sólo de vez en cuando ;) ) está bien leer algo que no es novedad :)

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