miércoles, 7 de enero de 2015

Génesis, de Bernard Beckett

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Genesis Ch. 1 V. 32 de The Alan Parsons Project (Spotify, YouTube).

Hasta hace poco tiempo, no había oído de Génesis, de Bernard Beckett, pero de repente lo vi nombrado en varios sitios, incluso como uno de esos "diez libros que me han marcado en la vida". Enseguida me puse a buscar más información. La sinopsis parecía interesante y, además, mencionaba algo acerca de filosofía. El libro era corto. Estaba disponible en la biblioteca. Así que no lo pensé más, lo saqué prestado y me puse a leerlo.   

Lo primero que me llamó la atención fue la estructura de la novela, que está organizada en una suerte de diálogos platónicos que transcurren durante un examen al que se somete la protagonista. Es una idea formal francamente interesante, pero también muy difícil de manejar, especialmente cuando hay que comunicar mucha información al lector sin recurrir a un infodump perpetuo. Tan es así que Beckett rompe rápidamente sus propias reglas y recurre a flashbacks o fragmentos diversos para explicar ciertos detalles o aportar contexto, en una maniobra que resulta torpe e inconsistente.

Y es que el gran problema de Génesis es la falta de sutileza. No entraré en lo poco creíble de la distopía que se plantea o en lo nada disimulado de ciertas ideas que se proclaman (y que a veces rozan el sermoneo puro y duro), aunque eso ya me parecen fallos bastante notorios. Pero la gota que colma el vaso es ese final, ese giro "inesperado" que no sólo se ve venir desde antes de la mitad del libro, sino que es tan ñoño, facilongo y melodramático que lo descartas porque no crees que el autor pueda atreverse a utilizarlo. Pero se atreve. 

Es cierto que el libro es de lectura ágil (se lee en apenas una tarde) y que Beckett maneja con soltura algunas ideas filosóficas (sorprende, aunque no debería, ver a un autor que saca conclusiones correctas del experimento mental de la habitación china de Searle), pero nada de ello es suficiente para salvar un resultado final que resulta edulcorado y hasta tosco.

En definitiva, sólo puedo recomendar mantenerse alejado de Génesis, un librito totalmente prescindible y falto de elegancia, que, por buscar lo lacrimógeno, desaprovecha un planteamiento formal que podría haber dado mucho más de sí. Una gran decepción. 

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