Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando My Shadow Self, de Mortal Love (Spotify, YouTube).
Hace tiempo que renuncié por completo a intentar leer toda la producción de Brandon Sanderson. No porque no me guste, todo lo contrario, sino porque publica tanto y a tanta velocidad que es imposible seguirle el ritmo. Pero The Alloy of Law fue el primer libro de Sanderson que leí (sí, vale, ya sé que no es lo normal, pero yo soy así de raro) y le tengo un especial cariño, por lo que le di prioridad a Shadows of Self incluso por encima de otras obras del autor que tengo pendientes desde hace tiempo.
Esta novela es, no cabe duda, mucho mejor que su predecesora en casi todos los aspectos. Mientras que The Alloy of Law era un novela ligerita y sin demasiada trascendencia dentro del Cosmere, con Shadows of Self se nota que Sanderson tiene planes mucho más ambiciosos. Desde el prólogo, por ejemplo, apuesta por profundizar mucho más en la personalidad y el pasado de los protagonistas principales (Waxilliam y Wayne), aportando datos e introduciendo nuevos personajes secundarios que se intuye van a tener importancia especial en posteriores entregas.
Pero donde más se nota el compromiso del autor con esta serie, es la cantidad de revelaciones que hace sobre la naturaleza de los poderes alománticos y ferruquímicos y su relación con diversos dioses y seres mitológicos. The Alloy of Law apenas aportaba nada en este sentido y podía ser leída perfectamente como novela independiente y sin tener conocimiento previo de la obra de Sanderson. Con Shadows of Self la realidad es completamente opuesta, lo que se convierte, a la vez, en su mayor virtud y en su principal problema.
Es una virtud porque los fans del Cosmere sin duda disfrutarán enormemente con los nuevos detalles, algunos de ellos de vital importancia, que se desvelan en la parte central del libro y, sobre todo, con la promesa de seguir revelando muchas más cosas en las siguientes entregas. Pero también se puede convertir en un problema para los que, como confieso que es mi caso, aún tenemos pendientes algunas de las novelas de la trilogía original de Mistborn. No sólo es que haya algún que otro spoiler (cosa que es hasta de esperar y a la que uno se resigna cuando se salta varias entregas a la torera) sino que hay conceptos que es muy difícil seguir sin haber leído The Well of Ascension y The Hero of Ages. De hecho, y esto no lo esperaba en absoluto, Shadows of Self casi entronca más con esas novelas que con The Alloy of Law.
Otro punto que me resulto un tanto problemático es la forma en que se desarrolla toda la subtrama en la que Wayne tiene más protagonismo. Mentiría si dijera que está totalmente desconectada de la trama principal del libro, pero la verdad es que hay algunos momentos en los que parece más un relleno que algo realmente relevante y, de hecho, corta bastante el ritmo en determinadas ocasiones. No descarto, eso sí y visto lo visto, que en posteriores entregas de la serie tenga mayor trascendencia.
En resumen, Shadows of Self es un libro que me ha dejado un sabor agridulce porque, aunque es notablemente superior a The Alloy of Law, no es posible disfrutarlo plenamente sin haber leído (y tener fresca, me atrevería a decir) la trilogía completa de Mistborn. Fallo mío, lo sé, pero lo advierto por si alguien más se encuentra en mi situación. Me quedo con ganas de leer The Bands of Mourning (que ya está a la venta), pero esta vez haré lo deberes y me pondré primero con lo que me falta de la serie anterior.