Últimamente aparecen noticias cada poco tiempo sobre una compañía o un servicio que se va a convertir en el "Spotify de los libros". La más reciente es ésta sobre un proyecto del fundador de Waterstones, pero no es ni mucho menos la única, como puede revelar una sencilla búsqueda en Google. De hecho, hay compañías como la española 24 Symbols que llevan ya un tiempo funcionando con ese modelo de negocio.
Mi intención en esta entrada no es realizar un estudio pormenorizado de ninguno de estos sistemas en particular sino, más bien, analizar las características que creo que un verdadero "Spotify de los libros" debería tener. Así que las preguntan que quiero plantear son:
- ¿Qué es lo que ha hecho que Spotify sea un servicio tan popular? (Nótese que digo "popular" y no "exitoso", porque su viabilidad económica, pese a todo, está en entredicho).
- ¿Pueden esas características trasladarse adecuadamente al mundo de los libros electrónicos?
- Y si no, ¿qué?
Vamos a ello.
LAS CLAVES DE SPOTIFY
Soy usuario de Spotify desde hace unos cuatro años, la mayor parte de ellos como subscriptor de pago en alguna de sus modalidades. Es un servicio que me fascinó desde el principio, que ha transformado la forma en que escucho y descubro nueva música y con el que estoy tremendamente satisfecho. En mi experiencia, lo que hace de Spotify (y, seguramente, de otros sistemas similares de música en streaming con los que yo no estoy tan familiarizado) una experiencia tan agradable para el usuario son tres, que desgloso a continuación:
Spotify tiene un catálogo enorme
Lo primero que me llamó la atención cuando empecé a usar Spotify fue la gran cantidad de grupos y de discos que estaban disponibles. Es cierto que hay algunas ausencias más que notables (The Beatles, Led Zeppelin, AC/DC, Pink Floyd...), pero mi impresión es que el catálogo crece día a día y que seguirá haciéndolo hasta que prácticamente el 99% de la música que uno pueda querer oír esté incluida. Hasta Metallica pasó por el aro recientemente, cosa que parecía totalmente imposible.
Evidentemente, este grandísimo catálogo es uno de los atractivos principales de un sistema como Spotify, no sólo por la música que el usuario quiere encontrar, sino también y muy especialmente por la que uno no sabe ni que está: no hay sorpresa más agradable que descubrir que los doce discos del grupo que te acaban de recomendar por Twitter están ahí, esperándote para escucharlos inmediatamente. Y no hablemos ya de la combinación de ese enorme catálogo con sistemas de recomendación y descubrimiento como Last.fm o las radios personalizadas del propio Spotify.
Spotify es sencillo de usar
Otro aspecto muy destacable de Spotify es que es sencillísimo de utilizar. Te registras, descargas el software, lo instalas y ya. A partir de ahí todo se reduce a buscar la música que te gusta (mediante un interfaz elegante y bonito) y darle al play. Es más, ni siquiera hay un intervalo apreciable entre pulsar el botón y que la música empiece a sonar. Acostumbrado a descargas eternas de archivos mp3, al principio esto me parecía casi magia. Por no hablar de que todos los discos se presentan bien bonitos, con sus carátulas, con la biografía del artista, grupos relacionados, etc.
Por si esto fuera poco, las apps que se pueden añadir al cliente de escritorio permiten aumentar las funcionalidades: descubrir nueva música, ver letras de las canciones, consultar listas de éxitos... y también incluye una parte social tanto propia de Spotify como de integración con Twitter o Facebook.
Además, el sistema funciona en casi cualquier aparato en el que, a día de hoy, esperaríamos poder escuchar música: ordenadores (Windows, Linux y Mac), smartphones, tablets... hasta hay receptores que vienen preparados para usar Spotify.
Spotify es barato
La versión premium de Spotify (que permite escuchar toda la música que quieras, sin publicidad, tanto en la versión de escritorio como en dispositivos móviles) cuesta 10€ al mes. Hace mucho que no compro discos (precisamente desde que soy subscriptor de este sistema) pero yo diría que con ese dinero apenas se puede comprar un álbum en España actualmente. Además, hay algunas promociones (por medio de algunas compañías telefónicas o comprando tarjetas de subscripción para un periodo de varios meses, por ejemplo) que permiten que el coste se reduzca aún más. Y también existe una versión limitada sólo al uso en el escritorio por 5€ al mes, además de la versión gratuita con publicidad (que creo que tiene algún tope en el número de horas durantes las cuales se puede utilizar, si no recuerdo mal).
Sinceramente, por lo que ofrece el servicio, me parece un precio más que ajustado (que, todo hay que decirlo, quizá no sea realista en vista de las dudas sobre su viabilidad que comentaba más arriba).
ENTONCES, ¿ES POSIBLE UN SPOTIFY DE LOS LIBROS?
Por mucho que a mi corazón le gustaría creer que tenemos un fantástico sistema de subscripción de libros digitales a la vuelta de la esquina, la cabeza me dice que es algo mucho más lejano que todo eso, si es que alguna vez llega a ser una realidad. Y no porque piense que una de las características apuntadas arriba sea particularmente insalvable, sino porque me temo que las tres son especialmente difíciles de lograr.
Por un lado, me cuesta imaginar que alguien sea capaz de convencer a las grandes editoriales para embarcarse en un proyecto de este tipo. Si no, basta con acordarse con el lío que se formó con Amazon a causa de la rebaja en los precios de los ebooks. Y sin las grandes editoriales, por desgracia, es imposible tener un gran catálogo. Por ejemplo, el sistema de la noticia que comentaba al inicio de esta entrada parece que se va a centrar únicamente en historias cortas y por entregas lo que, en mi opinión, reduce mucho su interés.
Aún así, cualquier sistema de este tipo necesitaría usar algún tipo de DRM para evitar que las personas que cancelen la subscripción sigan teniendo acceso a las obras. Esto, a día de hoy, pienso que complicaría bastante el uso del sistema o le cerraría la posibilidad de ser usado en lectores de tinta electrónica (es el caso, por ejemplo, de 24 Symbols). Aunque es posible leer en un tablet o incluso en un móvil (yo he leído novelas enteras así), estoy casi seguro de que el potencial usuario de un servicio de este tipo preferirá usar un dispositivo de e-ink para sus lecturas. En cualquier caso, fuera de las filias y fobias particulares de cada uno, lo que está claro es que en cuantos más dispositivos funcione, más clientes podrá alcanzar un sistema así.
Y aún nos queda el peliaguado tema del precio. ¿Cuánto debería costar un sistema de estas características? Hay que tener en cuenta que, salvo casos puntuales, los libros que incluso los lectores más apasionados terminamos en un mes se pueden contar con los dedos de una mano. Esto contrasta radicalmente con el caso de la música. Calculo que en un mes normal escucho al menos 60 discos en Spotify, lo que hace que el precio por disco escuchado se quede en unos pocos céntimos. Personas más inteligentes que yo (y con acceso a datos reales, que también es importante) han hecho una estimación para el caso de los libros y parece que las cifras no cuadran. Sobre todo porque el público potencial para este tipo de servicio es muchísimo más reducido que para la música o las películas, por ejemplo.
Una cuestión distinta es que hubiera, como en el caso de Spotify, una versión gratuita sustentada por publicidad. Como lector pienso que podría ser atractivo, puesto que también hay publicidad en periódicos y revistas y estamos acostumbrados a ello. Pero lo que me hace dudar en este caso es si el negocio sería rentable para editoriales y escritores (y para la propia compañía que ofreciera el sistema de subscripción).
La combinación de todos estos factores hace que me resulte muy difícil creer que un Spotify de los libros pueda ser viable a corto o medio plazo.
Curiosamente, un ámbito el que sí que pienso que un sistema de subscripción puede funcionar muy bien es el de los cómics. En ese sentido, creo que son más parecidos a la música que a los libros: público potencial mayor (quizá no tanto como el de la música, pero diría que sí que bastante mayor que el de las novelas); consumo rápido (no soy lector habitual de cómics, pero cuando los leo puedo fácilmente terminar 10 o 15 números en una sesión); precio alto por unidad (lo que hace que un sistema de "tarifa plana" sea muy atractivo); mayor tasa de relectura...
De hecho, ya existe un sistema que podríamos considerar el Spotify de los cómics: Marvel Unlimited. Tiene un catálogo muy grande (prácticamente todos los cómics de Marvel que están digitalizados), un interfaz muy sencillo y disponible en muchas de las principales plataformas y a un precio realmente interesante. Fui subscriptor de Marvel Digital Unlimited durante un año y sólo dejé de serlo porque de aquella aún no había app para iPad y tener que leer los cómics en el ordenador era demasiado incómodo. Ahora me lo estoy planteando otra vez y si el catálogo se ampliara hasta incluir todos los cómics disponibles en Comixology, lo contrataría sin duda alguna.
¿Qué alternativa nos queda, entonces? ¿Podremos los lectores algún día disfrutar de un sistema que nos permita leer todo lo que queramos, cuando queramos por el precio de una subscripción mensual? Pienso que una posibilidad muy interesante, seguramente más que la de copiar el modelo de Spotify, sería el desarrollo de un sistema de alquiler de ebooks. No sé cuál será el caso de otros lectores, pero yo apenas releo. Así que cada vez que me compro un ebook, estoy realmente pagando, casi con el cien por cien de certeza, por una sola lectura. Como los libros electrónicos, de momento, no se pueden revender, cambiar ni prestar (o, al menos, no en todos los casos o con la facilidad de los libros de papel), para mí sería mucho más atractivo pagar un precio menor por el derecho a leer el ebook durante un tiempo limitado.
Amazon ha iniciado algo en este sentido, tanto con el programa Amazon Prime (el de USA, no el de aquí, que no incluye esa funcionalidad) como con el alquiler de libros de texto. En el primer caso, los subscriptores pueden tomar prestado un libro distinto cada mes. Sin embargo, tanto el catálogo sobre el que se puede elegir como la limitación a un título mensual se me antojan muy reducidos.
En cuanto a los alquileres, el modelo es muy interesante: se paga una cuota de entrada que da derecho a tener el libro durante 30 días y el precio se va incrementando si se desea conservar el título durante más tiempo. Además, se tiene la posibilidad de adquirir el libro en cualquier momento, deduciendo de su precio total lo ya pagado por el alquiler. La pega es que, por lo que yo sé, por el momento sólo se aplica a libros de texto.
Sinceramente, un sistema de alquiler de ese tipo me parecería adecuado para el caso de los libros que un sistema de subscripción. Quién sabe, quizá lo veamos implementado a no mucho tardar. O quizá la industria nos sorprenda con algo totalmente distinto.
En cualquier caso, me parece que cualquier aspirante a "Spotify de los libros" tiene aún largo camino que recorrer antes de alcanzar las tres características que destacaba más arriba. Es más, ni siquiera estoy seguro de que los lectores queramos o necesitemos un sistema de ese tipo. Los libros son un producto muy distinto de la música (y de los cómics, y de las películas...) y, a su vez, los ebooks tienen particularidades que los distinguen de sus análogos en papel. Quizá lo que se necesita es un sistema radicalmente nuevo o, simplemente, precios más ajustados y mayores posibilidades para vender, cambiar o regalar los ebooks que ya no queremos conservar.
Aún así, cualquier sistema de este tipo necesitaría usar algún tipo de DRM para evitar que las personas que cancelen la subscripción sigan teniendo acceso a las obras. Esto, a día de hoy, pienso que complicaría bastante el uso del sistema o le cerraría la posibilidad de ser usado en lectores de tinta electrónica (es el caso, por ejemplo, de 24 Symbols). Aunque es posible leer en un tablet o incluso en un móvil (yo he leído novelas enteras así), estoy casi seguro de que el potencial usuario de un servicio de este tipo preferirá usar un dispositivo de e-ink para sus lecturas. En cualquier caso, fuera de las filias y fobias particulares de cada uno, lo que está claro es que en cuantos más dispositivos funcione, más clientes podrá alcanzar un sistema así.
Y aún nos queda el peliaguado tema del precio. ¿Cuánto debería costar un sistema de estas características? Hay que tener en cuenta que, salvo casos puntuales, los libros que incluso los lectores más apasionados terminamos en un mes se pueden contar con los dedos de una mano. Esto contrasta radicalmente con el caso de la música. Calculo que en un mes normal escucho al menos 60 discos en Spotify, lo que hace que el precio por disco escuchado se quede en unos pocos céntimos. Personas más inteligentes que yo (y con acceso a datos reales, que también es importante) han hecho una estimación para el caso de los libros y parece que las cifras no cuadran. Sobre todo porque el público potencial para este tipo de servicio es muchísimo más reducido que para la música o las películas, por ejemplo.
Una cuestión distinta es que hubiera, como en el caso de Spotify, una versión gratuita sustentada por publicidad. Como lector pienso que podría ser atractivo, puesto que también hay publicidad en periódicos y revistas y estamos acostumbrados a ello. Pero lo que me hace dudar en este caso es si el negocio sería rentable para editoriales y escritores (y para la propia compañía que ofreciera el sistema de subscripción).
La combinación de todos estos factores hace que me resulte muy difícil creer que un Spotify de los libros pueda ser viable a corto o medio plazo.
UN MUNDO SIMILAR PERO DISTINTO: LOS CÓMICS
Curiosamente, un ámbito el que sí que pienso que un sistema de subscripción puede funcionar muy bien es el de los cómics. En ese sentido, creo que son más parecidos a la música que a los libros: público potencial mayor (quizá no tanto como el de la música, pero diría que sí que bastante mayor que el de las novelas); consumo rápido (no soy lector habitual de cómics, pero cuando los leo puedo fácilmente terminar 10 o 15 números en una sesión); precio alto por unidad (lo que hace que un sistema de "tarifa plana" sea muy atractivo); mayor tasa de relectura...
De hecho, ya existe un sistema que podríamos considerar el Spotify de los cómics: Marvel Unlimited. Tiene un catálogo muy grande (prácticamente todos los cómics de Marvel que están digitalizados), un interfaz muy sencillo y disponible en muchas de las principales plataformas y a un precio realmente interesante. Fui subscriptor de Marvel Digital Unlimited durante un año y sólo dejé de serlo porque de aquella aún no había app para iPad y tener que leer los cómics en el ordenador era demasiado incómodo. Ahora me lo estoy planteando otra vez y si el catálogo se ampliara hasta incluir todos los cómics disponibles en Comixology, lo contrataría sin duda alguna.
UNA ALTERNATIVA: EL ALQUILER
¿Qué alternativa nos queda, entonces? ¿Podremos los lectores algún día disfrutar de un sistema que nos permita leer todo lo que queramos, cuando queramos por el precio de una subscripción mensual? Pienso que una posibilidad muy interesante, seguramente más que la de copiar el modelo de Spotify, sería el desarrollo de un sistema de alquiler de ebooks. No sé cuál será el caso de otros lectores, pero yo apenas releo. Así que cada vez que me compro un ebook, estoy realmente pagando, casi con el cien por cien de certeza, por una sola lectura. Como los libros electrónicos, de momento, no se pueden revender, cambiar ni prestar (o, al menos, no en todos los casos o con la facilidad de los libros de papel), para mí sería mucho más atractivo pagar un precio menor por el derecho a leer el ebook durante un tiempo limitado.
Amazon ha iniciado algo en este sentido, tanto con el programa Amazon Prime (el de USA, no el de aquí, que no incluye esa funcionalidad) como con el alquiler de libros de texto. En el primer caso, los subscriptores pueden tomar prestado un libro distinto cada mes. Sin embargo, tanto el catálogo sobre el que se puede elegir como la limitación a un título mensual se me antojan muy reducidos.
En cuanto a los alquileres, el modelo es muy interesante: se paga una cuota de entrada que da derecho a tener el libro durante 30 días y el precio se va incrementando si se desea conservar el título durante más tiempo. Además, se tiene la posibilidad de adquirir el libro en cualquier momento, deduciendo de su precio total lo ya pagado por el alquiler. La pega es que, por lo que yo sé, por el momento sólo se aplica a libros de texto.
Sinceramente, un sistema de alquiler de ese tipo me parecería adecuado para el caso de los libros que un sistema de subscripción. Quién sabe, quizá lo veamos implementado a no mucho tardar. O quizá la industria nos sorprenda con algo totalmente distinto.
En cualquier caso, me parece que cualquier aspirante a "Spotify de los libros" tiene aún largo camino que recorrer antes de alcanzar las tres características que destacaba más arriba. Es más, ni siquiera estoy seguro de que los lectores queramos o necesitemos un sistema de ese tipo. Los libros son un producto muy distinto de la música (y de los cómics, y de las películas...) y, a su vez, los ebooks tienen particularidades que los distinguen de sus análogos en papel. Quizá lo que se necesita es un sistema radicalmente nuevo o, simplemente, precios más ajustados y mayores posibilidades para vender, cambiar o regalar los ebooks que ya no queremos conservar.
Yo no veo claro el "alquiler" de libros, la música tiene su "reusabilidad", los cómics se leen en un pispás... pero para "alquilar" un libro, ¿no vas a la biblioteca? Lo que me deja otra duda, ¿hay bibliotecas de ebooks?
ResponderEliminarComo dice anabelee más abajo, sí hay bibliotecas de ebooks en algunos países, por ejemplo en USA. Pero las editoriales tampoco lo ven con buenos ojos. Hace unos meses se montó una bastante gorda porque una de las "seis grandes" (no recuerdo cuál) limitaba los préstamos de ebooks en bibliotecas a sólo 26 veces. Después de ese número de lecturas, obligaban a la biblioteca a comprar otro ejemplar del ebook. De nuevo imponiendo limitaciones artificiales a los ebooks para evitar la competencia con el libro de papel.
EliminarPero, evidentemente, de existir bibliotecas de ebooks sin esas restricciones serían, para mí, la alternativa perfecta no sólo al alquiler, sino al Spotify, a la compra de ebooks o a lo que quieras. Me temo que no lo llegaremos a ver, al menos en España :(
Supongo que también depende de cuántos libros leas al mes, más o menos. En mis viejos tiempos leía 1 ó 2 por semana. Así claro que me compensaría una "tarifa plana" pero ahora no. Y al final el truco siempre debe ser ponerlo fácil, además de relativamente barato. Yo vería bien pagar qué te digo, 8 o 10 euros al mes. Preferiría pagárselos a un sistema de bibliotecas aunque sea de libros que no sean novedades. Pensando por ejemplo, un año de exclusividad antes de que pase al préstamo porque ya no se considere novedad.
EliminarA mí a 10€ no sé si me compensaría. Los ebooks que compro suelen andar alrededor de los 5€ y puedo leer cuatro o cinco al mes, como mucho. De esos cuatro o cinco, un par son para hacer informe de lectura con lo que nos los compro yo (evidentemente) y siempre cae alguno como copia para reseñar o alguno que ya tengo comprado. Vamos, que me subscribiría, pero igual palmaba dinero y todo.
EliminarA mí sí me compensaría, aunque los ebooks que compro suelen ser económicos (ventajas de leer en inglés) leo más de dos a la semana... Estoy planteándome seriamente la suscripción a una de las americanas, por este motivo. Pero es cierto que las tarifas planas sólo ayudan a los que "abusamos" del sistema, por decirlo de algún modo.
Eliminar@Lara, sí, hay bibliotecas que te prestan ebooks, la mayor parte en el mundo anglosajón. Hasta hace poco, la biblioteca pública de Singapur admitía lectores de todo el mundo. Ahora la han limitado a sus usuarios de allí, pero quedan otras opciones. Al igual que con los libros en papel, te los prestan durante 15-20 días y luego te los bloquean en el lector.
ResponderEliminarEfectivamente, aunque no están libres de polémicas (como menciono más arriba).
EliminarEl futuro de los libros es un tema recurrente en muchos foros, y hay muchas opiniones al respecto, pero solo una común, que el modelo actual esta agotado.
ResponderEliminarEs que hay muchas restricciones artificiales (DRM, limitación geográfica, limitación de número de dispositivos, imposibilidad de revender, cambiar o regalar tus ebooks...) que se imponen de forma artificial para mantener a toda costa el modelo actual de distribución. Yo creo que es señal de que la industria editorial va a tener que transformarse radicalmente de aquí a unos años sí o sí.
EliminarPues mira: http://www.lecturalia.com/blog/2013/02/25/nubico-nuevo-sistema-de-suscripcion-literaria/
ResponderEliminarGracias, Alfredo. Me suena haber leído la noticia en su día. Y, en realidad, ese sistema me plantea más o menos las mismas dudas que pongo en el artículo. Vale que está Planeta detrás, pero aún así no tengo claro que el catálogo sea suficientemente grande. ¿Se podrá leer en mi Kindle? Lo dudo, y eso ya es un "deal breaker" para mí. Y los 10€ al mes no sé yo cuánta gente los llegaría a amortizar.
EliminarPero vamos, son pegas que yo creo va a tener casi cualquier sistema de este tipo a no ser que veamos algo totalmente revolucionario.
Muy buen artículo Odo. Puro Sense of Wonder xD
ResponderEliminarSe me ocurre que hecho Amazon tiene otro campo de pruebas para experiencias de suscripción en Audible, su tienda de audiolibros (aunque no empezó perteneciendo a Amazon. Hay diferentes tarifas, pero en esencia tu pagas una cantidad determinada de euros al mes (yo me dí de baja porque ya no daba a basto para escuchar, pero creo que mi tarifa era de 14 euros) y con eso compras créditos que son acumulables y tienen una vigencia determinada (diría que de un año). Los audiolibros valen más o menos créditos en función de una serie de criterios (extensión, novedad, etc), aunque en la práctica casi todos valen 1 crédito y, una vez comprados, te pertenecen. A Audible le debe suponer una fuente de ingresos fija que les permite rebajar mucho el precio de los audiolibros (que comprados sin suscripción se van fácilmente a los 30$, redondeando, frente a los 7$ que cuesta a través del sistema de créditos). Me parece un sistema fácilmente exportable a los libros, aunque está claro que la rebaja no sería tan espectacular como en el caso de los audiolibros.
Un sistema de alquiler podría funcionar y ser rentable si se limitara, o priorizara de alguna manera, el catálogo de fondo de las editoriales. En eso también sería diferente que la música, en la que mi impresión es que el valor de la novedad es mayor. ¿No os gustaría un sistema en el que pudieras leer los libros anteriores a la novedad de China Miéville, por decir algo, a 2€? Aunque el nuevo valiera los 11 o 12€ de rigor. Es algo que podría ser combinable con el sistema de créditos que mencionaba antes. Sí me parece, y Pedro lo apuntaba, que para que un sistema de suscripción/prestamo le parezca atractivo a las editoriales tiene que servirles para explotar su catálogo de fondo.
Y finalmente, un valor añadido para el lector (y posiblemente para editoriales) podría ser la posibilidad de hacer prestamos, aunque sea una cantidad limitada de los mismos, a otros lectores. Haz que eso solo sea posible entre lectores suscritos al mismo servicio y ya tienes el motor de tu maravillosa red social de libros. Permite uno o dos préstamos a gente de fuera del servicio y tienes un anzuelo para captar clientes. Juega con qué títulos son o no prestables y puedes promocionar lo que a tí te interese. Etc, etc
Mmmmm... tema interesante, pardiez.
Gracias, Miquel.
EliminarA Audible también estuve suscrito, pero yo lo veo más con un "club del libro" (al estilo de Círculo de Lectores, por ejemplo) que como un sistema tipo "Spotify". En realidad es algo que te obliga a comprar libros cada cierto tiempo a cambio de una rebaja en el precio. Se podría adaptar a los ebooks fácilmente, pero no sería un Spotify (no sería "tarifa plana").
En cuanto al fondo de catálogo, creo que es algo que irán explotando cada vez más la editoriales... o los propios autores que vayan recuperando sus derechos. En realidad esa es una de las fortalezas de los ebooks frente al libro en papel: no tienes que mantener stock físico con lo que no tienes que descatalogar y la vida comercial del libro se extiende mucho más. Pero una condición importante, en mi opinión, sería la rebaja de precios. No tiene sentido tener que pagar 10€ (o incluso 6€) por un libro de fondo de catálogo que está en cualquier biblioteca o que puedes conseguir de segunda mano por 1€.
Y lo de los préstamos yo lo veo fundamental, pero creo que a las editoriales y las propias librerías les da miedo. Amazon, en su día, intentó tumbar sistemas como Lendle, que ponen en contacto a usuarios para optimizar el préstamo legal de ebooks. No sé, ojalá que lo veamos, pero no soy optimista.
Un apunte: el sistema de bibliotecas públicas de Roma también ha incorporado recientemente el préstamo de e-books en la lista de servicios que ofrecen. Eso sí, ignoro las condiciones del préstamo.
ResponderEliminarEs una posibilidad muy interesante. A ver si llega a España y en qué condiciones. Yo sé que aquí se hicieron pruebas con préstamo de ebooks en bibliotecas... pero lo que te prestaban era un lector con un montón de libros de dominio público O_o.
EliminarUna buena entrada, muy pensada y de la que espero que registres las ideas o un día te reconcomerás pensando "eso lo dije yo el 23 de Abril de 2013".
ResponderEliminarUn aspecto a pensar es quién es el público objetivo de un servicio así. ¿A quién iría dirigido? Spotify está claramente dirigido a adolescentes seguidores del falsísimo soul producido por hiphoperos cantado por chicas de culo respingón. Los que clicarán en los anuncios. A ese público no le importa tener la música dando vueltas todo el día aunque no les diga nada.
Pero... ¿en un libro? Lo único similar en formato impreso sería el superpop, y eso no para hacer una edición mensual.
La pregunta que se deberían hacer -y seguro que se hacen, de hecho- es ¿cuántos libros tiene que leer un miembro para que le/nos salga rentable? Y si es así, ¿saldrá rentable? La respuesta depende mucho de la realidad: poca gente lee, e incluso la que lee, no lee muchísimo. La media en USA -la cuna del mercado- es 9. Más interesante es que hasta llegar a los grandes lectores (más de 20 libros al año)la cantidad de libros leídos depende mucho de la situación económica. En todo caso, allí el 70% de la población lee más de dos libros al año y el 33% diez o más. Son cifras a las que ni nos acercamos en España.
Así que si no es con ayuda de los muy bibliófilos hispanoamericanos, me parece que este servicio en castellano no tendrá mucho futuro. Me gustaría mucho equivocarme.
Le daré un apto, caballero. Pero no se duerma en los laureles.
Sí, está claro que hay muy poca gente que "necesite" una tarifa plana de libros. Y, así, el mercado potencial es reducido con lo que no pienso que sea un servicio que se implemente en breve. Ojalá me equivoque, pero me temo que no.
EliminarY gracias por las alabanzas :) Recordaré el 23 de abril de 2013 como el día que me diste un apto.