Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando
Contents May Differ del disco
Surface Detail de
Geoff MacDonald (
Spotify).
Si me hubieran preguntado hace sólo unos años, dudo mucho que hubiera incluido a Iain Banks entre mis autores favoritos. Sin embargo, el escritor escocés ha ido escalando poco a poco posiciones en mi lista de preferencias, una tendencia que se inició precisamente con Surface Detail, una de mis novelas favoritas de los últimos tiempos.
El libro se enmarca en la serie de La Cultura (es el noveno en la misma, concretamente), pero constituye un ejemplo un tanto atípico dentro de ella. En primer lugar, la presencia de la sociedad de La Cultura es un algo tangencial. En segundo, y más importante, la trama del libro está mucho más definida y tiene bastante más interés que la mayor parte de los otros libros de la serie, donde las historias llegan a ser meras excusas para explorar distintos aspectos de la sociedad imaginada por Banks y donde los MacGuffins campan por sus respetos.
En ese sentido, la trama de Surface Detail es bastante más clásica y, aunque tiene diversas ramificaciones (como no podría ser de otra forma tratándose de Banks), se centra fundamentalmente en una historia de persecución y venganza. Los capítulos dedicados a esta parte transcurren, en su mayoría, fuera de La Cultura y tienen un carácter más "local" que los demás, que presentan un enfoque bastante más amplio y global, centrado en "grandes cuestiones". Sin embargo, o quizá precisamente por ello, la dinámica entre los personajes que protagonizan esta trama central es la mejor desarrollada de la novela, con bastante diferencia.
Las subtramas auxiliares son también bastante interesantes, especialmente la que transcurre dentro de los "infiernos virtuales", cuya ambientación recuerda en muchos momentos a la obra de Hieronymus Bosch. Algunas escenas de esta parte pueden, por lo explícito, no ser del gusto de todos los lectores, pero están narradas con una maestría admirable. Además, la evolución de cierto personaje que acaba en uno de estos infiernos, pese a no tener demasiada influencia en el resto de la historia, es una auténtica delicia y podría funcionar perfectamente como relato independiente.
Por su lado, la parte en la que participa más directamente La Cultura es quizá la más intrascendente, pero también la más repleta de sentido de la maravilla, con algunas batallas espaciales realmente impactantes. Mi amigo Josep María Oriol decía que algunos de estos capítulos podrían haberse suprimido sin que la historia se resintiese y que llegan a parecer, en ocasiones, incluidos casi exclusivamente para justificar la pertenencia de la novela a la saga. Es muy posible que tenga razón. Sin embargo, como amante de la buena space opera y de las grandes naves, reconozco que disfruté inmensamente con ellos y en ningún momento me pareció que sobraran.
El libro, a simple vista, puede intimidar un poco por sus más de seiscientas páginas, pero no hay nada que temer. No es corto, evidentemente, pero el ritmo es alto y la lectura no se hace pesada (más bien todo lo contrario). La novela atrapa desde el comienzo y el interés nunca decae, llevando al lector, casi sin que se entere, hasta un final muy redondo en el que confluyen de forma satisfactoria (casi) todas las tramas.
No quiero terminar esta reseña sin mencionar un par de detalles metaliterarios. Por un lado, como matemático me encanta el sutil uso del conjunto de Mandelbrot en la portada del libro (que, por lo demás, no es especialmente destacable). Por otro, me ha resultado muy curioso encontrar, mientras buscaba banda sonora para esta entrada, un disco de un tal
Geoff MacDonald (titulado precisamente
Surface Detail) que incluye canciones con nombres
Displacement Activity,
A Momentary Lapse of Sanity o
Pressure Drop que resultarán muy familiares para los seguidores de
Banks. Si alguien tiene curiosidad, se puede escuchar, por ejemplo, en
Spotify.
En resumen,
Surface Detail es una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído en los últimos años y mi favorita (a falta de leer todavía algunas) de la escritas por
Banks junto con
The Hydrogen Sonata. Como todos los libros de La Cultura, se puede leer de forma independiente, por lo que la recomiendo a cualquier aficionado al género, tanto si está familiarizado con la saga como si no. Esperemos que pronto alguien se anime a traducirla al castellano, porque sin duda la obra merece ser disfrutada por el mayor número posible de lectores.
Nota: Esta reseña forma parte del
homenaje a Iain Banks que Leticia Lara coordina desde
Fantástica Ficción.