Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando The Love of Richard Nixon, de Manic Street Preachers (Spotify, YouTube).
Crooked, la nueva novela de Austin Grossman, se puede leer de muchas formas diferentes, algo que queda bien claro desde el principio:
This is the story of the great con game that was the late twentieth century, of American's history worst presidency, of how I learned to lie. It is not history as you know it. Suffice it to say that there are at least three sides to this story, and I'm telling both of mine. I promise you I will show the same contempt for the historical record that it has shown for me.
Por supuesto, el libro se puede leer simplemente como ficción. Una asombrosa mezcla de historia secreta, pastiche lovecraftiano, thriller de espías y autobiografía política. Normalmente, ninguno de esos géneros me interesaría demasiado, pero Grossman hace funcionen al unísono como por encanto (perdón por el mal chiste). Aunque son libros muy diferentes, Crooked me recordó en cierta manera a La conjura contra América, de Philip Roth, y a El sindicato de policía yiddish, de Michael Chabon, por su mezcla de intrigas políticas con una pizca de especulación.
La novela también puede ser leída, sin embargo, como una alegoría, como una metáfora e, incluso, como una sátira. Se ha hablado mucho sobre Richard Nixon como figura histórica, y la mayoría de lo que se ha dicho no es demasiado bueno. Teniendo eso en cuenta, los sucesos sobrenaturales de la novela, que de alguna forma conducen a Nixon por determinada senda, pueden ser interpretados como una forma de más de burla, como otra oscura y macabra broma a costa de la caricatura en la que se ha convertido el protagonista, como él mismo nos recuerda constantemente:
La novela también puede ser leída, sin embargo, como una alegoría, como una metáfora e, incluso, como una sátira. Se ha hablado mucho sobre Richard Nixon como figura histórica, y la mayoría de lo que se ha dicho no es demasiado bueno. Teniendo eso en cuenta, los sucesos sobrenaturales de la novela, que de alguna forma conducen a Nixon por determinada senda, pueden ser interpretados como una forma de más de burla, como otra oscura y macabra broma a costa de la caricatura en la que se ha convertido el protagonista, como él mismo nos recuerda constantemente:
In 1962, I was already a joke, the man who didn't know when to leave the party. Nothing like what came later, obviously. But a joke.
La obsesión de Nixon con el poder político también se refleja en la novela en sus esfuerzos para tener éxito en diferentes e inesperados terrenos. Sus cómicos intentos de convertirse en espía, por ejemplo. Y, sobre todo, su desesperada carrera por dominar los poderes arcanos de Eisenhower, Taft, Washington. Una carrera que prácticamente se convierte en motivo de vergüenza para él y para los que le conocen:
I repeated the oath of office and said the Pledge of Allegiance. Magic wasn't about dignity, I decided. I sang "The Star-Spangled Banner." I sang "God Bless America" and "My Country, 'Tis of Thee,", which has eight verses and is not an enchanting melody, but a small drink between verses improves it. The sun was low in the sky. "Yankee Doodle" has fifteen whole verses and it didn't do a damned thing.
"Dick?" It was Pat, standing in the doorway from the residence. How long had she been there?
"Hello, Pat."
"What are you doing?"
"I wasn't doing anything."
"You were singing."
"I was providing leadership to the free world, which is the thing I do in here every day. Which is why you should knock before coming in."
"I did knock. Someone - apparently not you- was singing 'Yankee Doodle' too loudly to hear me. Have you been drinking? I'm also wondering why you're wearing that flag as a cape." That I had put on around the tenth verse, a matter of thoroughness.
"Everything about this situation is classified."
Finalmente, Crooked se puede leer también como un autoengaño paranoico, una excusa barrocamente elaborada o un perfecto ejemplo de una narración no confiable. No debemos olvidar que la novela es, de hecho, la autobiografía ficticia de Nixon y que en ella explica los "verdaderos" sucesos que le llevaron a comportarse como lo hizo, y que lo retrata no como un fracasado sino, por el contrario, como un héroe, un salvador, un mártir. Pero, ¿por qué deberíamos creer en sus palabras cuando él mismo reconoce que es un mentiroso?
I sweated and sometimes all I could hear was my own inner voice saying, Liar, liar, liar, as I wondered if the next thing to come out of my mouth would sound crazy or not.
En cualquier caso, sea cual sea el modo en que decidáis leer Crooked, es innegable que se trata de una novela excelente en prácticamente todos los aspectos. La trama es intrigante desde la primera página y la tensión sólo crece con cada nuevo acontecimiento. Me encanta la forma en que los sucesos se unen sin fisuras con los elementos fantásticos y he quedado francamente impresionado con el manejo que Grossman hace de la elipsis: muchas veces, lo que queda sin decir, es tan importante como lo que realmente se cuenta. Los personajes son simplemente fascinantes; están estupendamente desarrollados y son totalmente tridimensionales. La voz de Nixon es perfecta, pero los personajes secundarios son igualmente memorables: Eisenhower, Kissinger, Pat Nixon... y, especialmente, los espías rusos: Gregor, Arkady y Tatiana. Y, por si eso fuera poco, la novela rebosa además un maravilloso sentido del humor:
This is a tale of espionage and betrayal and the dark secrets of a decades-long cold war. It is a story of otherworldly horror, of strange nameless forces that lie beneath the reality we know. In other words, it is the story of a marriage.
He disfrutado cada página de Crooked y le doy mi recomendación total. Me ha hecho pensar, me ha hecho reír, me ha hecho abrir los ojos como platos y la boca como un buzón con ciertas sorpresas. Crooked es uno de los libros del año. No os lo perdáis.
(You can also read this review in English/También puedes leer esta reseña en inglés)
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