Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Carbide, de Funki Porcini (Spotify, YouTube).
Hace unos días reseñé Hieroglyph, una antología con una buena idea de partida pero que no me acabó de convencer. Carbide Tipped Pens, editada por Eric Choi y Ben Bova, es una propuesta similar y con varios puntos en común y que, de hecho, incluye historias que perfectamente podrían haber aparecido en la obra de Finn y Cramer. Esta obra me ha gustado más que Hieroglyph, pero aún así está lejos de ser una antología imprescindible.
En este volumen se apuesta de nuevo por relatos de ciencia ficción dura, pero con un rango mucho más amplio y menos restricciones que en Hieroglyph, lo que ya es un punto a su favor porque aporta una variedad de temáticas que se echaba mucho de menos en esa otro libro. Esta variedad llega al extremo de ofrecer cuentos que, aunque de notable calidad, es difícil calificar como CF hard. Es el caso, por ejemplo, de "The Play's the Thing", de Jack McDevitt, un cuento sobre la posibilidad de reproducir la creatividad de Shakespeare mediante inteligencia artificial que tiene momentos brillantes pero al que le falta un final más contundente.
Tampoco es que sean de enfoque especialmente duro dos relatos sobre la identidad y la memoria: "A Slow Unfurling of Truth", de Aliette de Bodard y "Recollection", de Nancy Fulda. Ambos me han parecido recomendables (especialmente el de la autora franco-vietnamita, ya que encaja perfectamente con sus otras obras cortas recientes), pero se me hace un poco difícil entender por qué han sido seleccionados para una antología de esta temática.
Los dos relatos que más me han gustado, sin embargo, sí son claramente obras de CF hard. Por un lado, "The Circle", de Liu Cixin, que es una reescritura de una de las escenas más famosas de la estupenda The Three-Body Problem y que debería ser de obligada lectura para cualquier estudiante de informática. Por otro, "The Blue Afternoon That Lasted Forever", de Daniel H. Wilson, cuento que abre la antología y que, sencillamente, me ha encantado. El autor consigue reciclar el cliché del científico frío y sin casi sentimientos para ofrecernos una historia tan impactante como tierna. Muy recomendado.
Varios de los relatos de Carbide Tipped Pens que coquetean con la especulación científica lo hacen, a mi modo de ver, con escaso acierto. Tanto "Habilis", de Howard V. Hendrix, como "The Mandelbrot Bet", de Dirk Strasser, optan por introducir ideas que ocultan concepciones pseudo-místicas bajo una terminología de apariencia científica. Esto es especialmente notorio en caso del relato de Strasser que, en mi humilde opinión, no tiene ni pies ni cabeza y, además, no parece emplear muy correctamente conceptos como el del conjunto de Mandelbrot (o, al menos, los describe de manera claramente errónea).
Más afortunados son "Old Timer's Game", una pieza ligera de Ben Bova que explora las posibilidades de las mejoras médicas en un deporte como el baseball, y "Siren of Titan", de David DeGraff, una buena aunque un tanto predecible aproximación a la posibilidad de la aparición espontánea de consciencia en un robot.
El resto de cuentos se mueven entre lo simplemente correcto y lo peligrosamente mediocre y me parecen, en su mayoría, perfectamente prescindibles. Algunos de ellos proponen ideas interesantes, como "She Just Looks That Way", de Eric Choi, "Every Hill Ends With Sky", de Robert Reed o "Skin Deep", de Leah Petersen y Gabrielle Harbowy, pero no acaban de cuajar como historias por falta de una trama más sólida.
En definitiva, Carbide Tipped Pens es una antología con algunos cuentos muy destacables (el de Liu Cixin, por supuesto, pero sobre todo el de Daniel H. Wilson) y muchos otros que se leen con agrado, pero que globalmente no es especialmente memorable, sobre todo porque no acaba de apostar decididamente por esa ciencia ficción dura que prometía. No la descartaría completamente si os llaman la atención los autores incluidos, pero tampoco la situaría en un lugar de especial preferencia dentro de la pila.
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