Es un placer poder ofreceros otra reseña del gran Borja Bilbao, que en esta ocasión nos habla de Dogs of War, la nueva novela del británico Adrian Tchaikovsky. ¡Espero que os guste!
Banda sonora de la reseña: Borja sugiere leer esta reseña escuchando Dogs of War, de AC/DC (YouTube, Google Play Music).
Llevaba mucho tiempo queriendo leer algo de Adrian Tchaikovsky. Fue hace tres años, durante el festival Celsius 232 de Avilés, que puse los ojos por primera vez en este alto y, a simple vista, gruñón autor de origen británico que, sin embargo, en la distancia corta resultó ser un hombre afable, humilde, de amplia sonrisa, que para aquel tiempo ya se había labrado una encomiable carrera como escritor de fantasía. Lamentablemente, en España la sequía de publicaciones bajo su autoría continúa dado que únicamente la premiada Children of Time ha sido anunciada (hace una eternidad) por la editorial Alamut y la espera para llegar a las librerías parece que va a ser muy, pero que muy larga.
Su nueva publicación en inglés, Dogs of War, ha sido, finalmente, el momento de adentrarme en su obra. Esta novela cuenta con dos puntos a favor para quienes, como yo, aún nos ha dado miedo empezar con Tchaikovsky. Por un lado, se trata de una novela independiente. Una historia que nada tiene que ver con su decalogía Shadows of the Apt of o alguna que otra saga a medio escribir, lo que hace que sea un estupendo punto de entrada a su bibliografía. Por otro, y no menos importante, se trata de un libro de poco más de trescientas páginas que, en los tiempos que corren, y más hablando de este escritor, es algo a tener muy en cuenta.
Hecha la introducción, voy al grano diciendo que Dogs of War es una novela de ciencia ficción con gran componente especulativo y moral, pero también ciertas reminiscencias de carácter militar. Al contrario que otros títulos más metafóricos, estos perros de la guerra que dan nombre a la obra son exactamente eso: perros. Pero no solo está el conocido amigo del hombre sino que también veremos osos, abejas, reptiles y un sinfín de animales. Todos ellos han sido creados expresamente en laboratorios con el objetivo de que tengan pensamiento, que puedan expresar sus emociones con voz y palabra y que, lo más importante, lleven equipados armas y habilidades especiales de todo tipo.
De esta manera da inicio la novela. Con un perro llamado Rex (y no, no es “Rex, un policía diferente”, aunque sería curioso saber si el bueno de Adrian se basó en el protagonista de la serie de televisión para este personaje), líder de un grupo de animales que trabajan en la zona del sudeste mejicano de Campeche. El resto del equipo sigue, a veces a rajatabla, a veces a regañadientes, las instrucciones que llegan de Rex, el cual, a su vez, sigue las órdenes de su Maestro. Los veremos participar en algunas operaciones de defensa y ataque así como de ayuda a ciertos grupos. Hasta que algo sale mal. Una operación que termina con un extremadamente sangriento resultado.
La novela se divide en cinco grandes capítulos. Cada uno de ellos plantea, siempre con Rex como protagonista, diferentes dilemas morales sobre este tipo de animales más cercanos en todos los sentidos a los humanos que a los propios animales. Siempre se ha dicho que la principal diferencia entre ambos es la racionalidad de los actos. Pero, ¿qué pasa cuando esa diferencia ya no existe? ¿Y si ellos fueran capaces de pensar y diferenciar actos buenos y malos, no solo luchar por la supervivencia? ¿Deberían tener los mismos derechos que una persona?
Una de las curiosidades de Dogs of War es la selección del perro Rex como uno de los puntos de vista de los acontecimientos, lo que incluye el diálogo con otros de sus compañeros. Resulta llamativo, a la par que lógico, ver como su comprensión así como su capacidad de comunicación va ligeramente mejorando conforme avanza la novela y, por tanto, el tiempo. De esta manera, veremos cómo en los primeros capítulos de la novela Rex habla con frases muy cortas y un vocabulario escaso, mientras que conforme avancen las páginas irá ganando palabras y su locución será algo más compleja. Sin embargo, una vez pasada la curiosidad inicial, son capítulos que me han terminado resultando algo pesados, dado que Rex se pasa dándole vueltas de manera reiterada y hasta la extenuación a si sus acciones son buenas o malas. Si son propias de un buen perro o de un mal perro, o si su Maestro aprobaría o no cada uno de sus pasos.
El resto de puntos de vista van variando a lo largo de la novela según los acontecimientos tienen lugar, siempre aportando cosas interesantes a los mencionados dilemas éticos y morales consecuencia de disponer de animales con raciocinio. Estos puntos de vista tienen gran importancia a la hora de ver cómo la humanidad se toma la existencia de estos seres y cómo los organismos oficiales los tratan a pesar de haber seguido a rajatabla las órdenes de sus superiores humanos.
Como habéis podido leer si habéis llegado a este punto, Dogs of War tiene un poco de todo. Una mezcla de moralidad que se alterna con alguna escena de acción rápidamente solventada. La novela presenta un continuo análisis de los pros y contras de cada una de las acciones y decisiones llevadas a cabo tanto por estas bioformas como por los propios humanos, con un desarrollo de novela que, sin ser pesado, da la sensación de ser en realidad una concatenación de ideas sueltas en la cabeza de Tchaikovsky a las que le ha dado un pequeño nexo común para poder incluirlas todas en un mismo relato.
Dogs of War es, en definitiva, una novela donde lo más interesante es el planteamiento de salida y cómo se enfrentaría a él una posible humanidad de un futuro cercano. La historia principal no deja de ser una disculpa para colocar sobre el tapete de la mesa las distintas cartas que cada elemento de nuestra sociedad podría jugar. Más allá de esto, Dogs of War es una sencilla historia con cierto componente emocional animal que apenas sorprende.